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Intel quiere que nos olvidemos de los benchmarks y que valoremos los procesadores como plataformas

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El CEO de Intel, Bob Swan, ha lanzado un interesante mensaje en su comparecencia virtual en el Computex, donde aboga a favor de que nos centremos más en el valor que ofrecen los procesadores como plataforma que en los clásicos benchmarks de rendimiento, un enfoque que, curiosamente, fue defendido por AMD cuando se encontraba en su peor momento, es decir, en la etapa anterior a Zen (generación FX basada en Bulldozer).

Con esto no quiero decir que Intel se encuentre en un mal momento, nada más lejos de la realidad. El gigante del chip bate récords de ingresos y ha registrado unos resultados que ya quisiera cualquier tecnológica para sí misma, pero es cierto que no está siendo capaz de seguir el ritmo de AMD. La arquitectura Comet Lake-S tiene el mismo IPC que Coffee Lake Refresh, apenas ha podido elevar el conteo de núcleos e hilos a 10 y 20, respectivamente, y presenta un consumo elevado y unas temperaturas de trabajo muy altas.

Por contra, los procesadores Ryzen 3000, basados en Zen 2, vienen fabricados en una arquitectura totalmente nueva, han llegado a los 16 núcleos y 32 hilos y tienen unas temperaturas y un consumo perfectamente equilibrados, tanto que el Ryzen 9 3950X, que cuenta con esa configuración de 16 núcleos y 32 hilos, consume menos y es más fresco que el Core i9 10900K, que tiene 10 núcleos y 20 hilos.

¿Por qué quiere Intel que nos olvidemos de los benchmarks?

Podríamos pensar que el CEO de Intel quiere que veamos el valor que ofrece un procesador en conjunto, es decir, valorando más aspectos además del rendimiento bruto, pero en realidad está claro que el gigante del chip quiere olvidarse de los benchmarks porque ya no le benefician, al contrario, ponen cada vez más evidencia que no están siendo capaces de seguir el ritmo, que el proceso de 14 nm está agotado, y que necesitan completar la transición a los 10 nm cuanto antes.

Valorar un procesador como plataforma tiene importantes implicaciones, pero lo cierto es que Intel tampoco saldría tan bien parada como cree. AMD ha dado el salto a tecnologías avanzadas, como el estándar PCIE Gen4, por ejemplo, comercializa soluciones con gráficas integradas muy potentes y consumos muy contenidos, y tiene en el mercado procesadores con un excelente valor precio-prestaciones.

Es cierto que Intel lleva ventaja en algunos frentes. Por ejemplo, los procesadores Cascade Lake XE y los que están basados en la arquitectura Ice Lake cuentan con AVX-512 y DL-Boost, pero sus ventajas se limitan al sector profesional, concretamente a las redes neuronales y al aprendizaje profundo. Si enfocamos el sector desde una perspectiva tradicional centrada en los valores de precio, consumo, temperaturas y rendimiento AMD es el vencedor actualmente, sin ningún género de dudas.

Antes de terminar quiero aprovechar para recordaros que, según las últimas informaciones, Intel lanzará a finales de año los procesadores Core de undécima generación basados en Rocket Lake-S, una arquitectura de transición que estará basada en el proceso de 14 nm+++ y que supondrá la adaptación de los núcleos Willow Cove a dicho proceso. Tras Willow Cove llegará Golden Cove, y finalmente Ocean Cove, que aumentará el IPC hasta en un 80% frente a Skylake.

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