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Cómo hacer que Windows 10 funcione más rápido
Quieres hacer que Windows 10 funcione más rápido, pero no tienes claro por dónde debes empezar, y tampoco puedes permitirte gastar dinero para actualizar tu PC. Si te encuentras en esta situación no te preocupes, en este artículo te vamos a dar una serie de consejos que te ayudarán a mejorar el rendimiento sin tener que invertir un solo céntimo.
Antes de empezar, es importante recordar que, aunque siempre podemos hacer que Windows 10 funcione más rápido si sabemos qué y dónde «tocar», también es verdad que existen una serie de limitaciones y de barreras insalvables que al final vendrán determinadas por el hardware de nuestro equipo. Por ejemplo, si tenemos un PC con un hardware muy básico, como un chip Intel Celeron o una APU de AMD de la etapa Bulldozer, y este encima cuenta con poca RAM (uno o dos gigabytes), nuestra experiencia de uso con dicho sistema operativo nunca llegará a ser realmente buena.
Con todo, entiendo que para muchos de nuestros lectores actualizar un PC, o comprar un nuevo portátil, es una decisión que no se puede tomar a la ligera, y que en muchas ocasiones nos vemos obligados a «estirar la vida útil» de nuestro equipo hasta que podamos ampliarlo o renovarlo. Yo mismo tuve que pasar por este tipo de situaciones, y por eso me gusta compartir con vosotros artículos de este tipo, porque entiendo perfectamente lo complicado que resulta lidiar día a día con un equipo que rinde por debajo de tus necesidades.
Para mejorar el rendimiento y hacer que Windows 10 funcione más rápido, os recomiendo seguir, uno a uno, todos los consejos que os vamos a dar en este artículo. No siguen ningún tipo de orden jerárquico, así que podéis ponerlos en práctica en el orden que más cómodo y fácil os resulte, e incluso empezar a aplicarlos de forma gradual e ir comprobando cómo van afectando al rendimiento.
Consejos para hacer que Windows 10 funcione más rápido
1.-Reduce los efectos gráficos y visuales
Los efectos gráficos y las animaciones de Windows 10 consumen recursos y requieren, por tanto, de un nivel de hardware mínimo para funcionar con cierta fluidez. Si tienes un equipo con una configuración de hardware muy modesta, este debería ser el primer ajuste a realizar para hacer que Windows 10 funcione más rápido.
Reducir los efectos gráficos y visuales de Windows 10 es muy fácil, totalmente seguro y se puede revertir en cualquier momento en cuestión de segundos, así que no te preocupes, si en algún momento actualizas tu PC podrás volver a utilizar la configuración de calidad gráfica alta. Estos son los pasos que debes seguir para realizar este cambio.
- En tu teclado, pulsa al mismo tiempo «Windows + R», esto abrirá la ventana «Ejecutar».
- Dentro de dicha ventana escribimos «sysdm.cpl».
- En la ventaja que se nos abre, entramos en «Propiedades del Sistema» y seguimos la ruta «Opciones Avanzadas > Rendimiento> Configuración».
- Aquí podemos elegir entre una serie de ajustes predeterminados, como «Ajustar para Obtener el Mejor Rendimiento», y también podemos activar y desactivar diferentes opciones para crear una configuración personalizada, marcando para ello la opción «Personalizar». La manera más sencilla y rápida de hacer el ajuste a favor del rendimiento es elegir la primera opción que hemos indicado, la de mejor rendimiento.
2.-Utiliza el plan de energía de alto rendimiento
Los planes de energía influyen en el rendimiento del equipo, de sus componentes, y por ello pueden hacer que Windows 10 funcione más rápido, o más lento. Por ejemplo, los modos de bajo consumo reducen significativamente el consumo energético del equipo, pero a costa de un menor rendimiento, mientras que el modo equilibrado busca un punto intermedio. Por contra, el modo de alto rendimiento prioriza el desempeño a costa del consumo.
Si utilizamos un PC de escritorio con un hardware potente, el modo equilibrado puede cubrir de sobra nuestras necesidades en la mayoría de los casos, y en equipos portátiles, donde la autonomía juegan un papel importante, también es una excelente opción. Sin embargo, si los componentes de nuestro PC ofrecen un desempeño muy limitado, el plan de energía de alto rendimiento puede marcar una diferencia importante.
Cambiar el plan de energía en Windows 10 es muy fácil, solo tenemos que seguir estos pasos:
- En el teclado, pulsamos la tecla Windows y escribimos «Editar Plan de Energía».
- Ahora entramos en el primer resultado y elegimos la opción «Cambiar la Configuración Avanzada de Energía».
- Aquí tendremos la posibilidad de elegir uno de los planes predeterminados, pero también podremos crear un plan personalizado si queremos adaptarlo al máximo a nuestras necesidades.
- Podemos volver a cambiar el plan de energía en cualquier momento repitiendo este mismo proceso.
3.-Haz un arranque limpio del sistema
En aquellos equipos que tienen recursos muy limitados (y especialmente poca memoria RAM), hacer un arranque limpio puede ayudarnos a iniciar el sistema con más recursos disponibles. Esto puede marcar, en muchos casos, una diferencia notable, aunque es especialmente útil PCs y portátiles que tienen entre 1 GB y 2 GB de memoria RAM.
Al hacer un arranque limpio del sistema conseguiremos que Windows 10 funcione más rápido, reduciendo el número de aplicaciones y de procesos que cargan de inicio y que quedan en segundo plano, consumiendo recursos tanto a nivel de RAM como de CPU (en algunos casos). La cantidad de RAM que podemos liberar puede variar considerablemente, pero en algunos casos puede llegar al gigabyte.
Estos son los pasos que debemos seguir para hacer un arranque limpio del sistema:
- Pulsamos la tecla de Windows y escribimos «msconfig». Una vez hecho, elegimos el resultado «Configuración del Sistema».
- Entramos en la pestaña «Servicios» del cuadro de diálogo «Configuración del Sistema», y activamos la opción «Ocultar todos los servicios de Microsoft». Por último hacemos clic en «Deshabilitar Todo».
- Bien, ahora nos vamos a la pestaña «Inicio» del cuadro de diálogo «Configuración del Sistema» y hacemos clic en «Abrir el Administrador de Tareas».
- Nos vamos a la pestaña «Inicio» del «Administrador de Tareas», seleccionamos todos los elementos de inicio y hacemos clic en «Desactivar».
- Cerramos el «Administrador de Tareas» y volvemos a la pestaña «Inicio» del cuadro de diálogo «Configuración del Sistema», hacemos clic en «Aceptar» y reiniciamos el equipo. Notaremos una gran diferencia en los tiempos de encendido y de apagado.
4.-Acaba con las aplicaciones innecesarias que consumen recursos
Con el uso diario del equipo es normal instalar numerosas aplicaciones y herramientas que pueden sernos muy útiles en un primer momento, pero que no siempre mantienen esa utilidad ni esa funcionalidad.
Lo ideal sería que, en el momento en el que esas aplicaciones dejan de sernos útiles, las eliminásemos del sistema para liberar recursos y destinarlos a otras aplicaciones nuevas que nos serán de mayor utilidad. Sin embargo, no solemos hacerlo, tenemos la mala costumbre de dejar esas aplicaciones inútiles instaladas, y estas en muchos casos no solo consumen espacio de almacenamiento, sino que cargan de inicio y consumen memoria RAM al quedar en segundo plano.
Para hacer que Windows 10 funcione más rápido es fundamental acabar con esas aplicaciones innecesarias. Puedes hacerlo de dos formas:
Cierre de aplicaciones en segundo plano y desactivación de aplicaciones que cargan de inicio
- Pulsa la tecla Windows y escribe «Administrador de Tareas».
- En la pestaña «Procesos» encontrarás un listado de las aplicaciones en ejecución. Haciendo clic derecho en cualquiera de ellas podrás seleccionar la opción «Finalizar tarea».
- Si quieres hacer que dejen de cargar de inicio, entra en la pestaña «Inicio» y haz clic derecho de ratón en los programas que quieras deshabilitar. Puedes volver a habilitarlos en cualquier momento repitiendo este proceso.
- Ten en cuenta que las aplicaciones que cargan de inicio pueden tener un impacto bajo, medio o alto en el tiempo de arranque, y algunos pueden aparecer como «no medido».
Eliminación de aplicaciones innecesarias
- En el teclado, pulsa la tecla Windows y escribe «Agregar o Quitar Programas».
- Selecciona el primer resultado y elije, de la lista, las aplicaciones que quieras desinstalar haciendo clic en ellas.
5.-Libera espacio y optimiza tus unidades de almacenamiento
El espacio de almacenamiento es un recurso muy valioso, pero también muy limitado. Si nos quedamos sin espacio no podremos instalar nuevas aplicaciones y programas, y puede que algunas de las que tengamos instaladas dejen de funcionar correctamente, o que sean fuertemente limitadas. Esto también puede afectar al rendimiento del sistema operativo.
Liberar espacio de almacenamiento, y optimizar nuestras unidades, puede ayudarnos a conseguir que Windows 10 funcione más rápido. Es efectivo, sencillo y rápido, ya que solo tenemos que seguir estos pasos para hacer ambas tareas:
- Para liberar espacio podemos eliminar aplicaciones siguiendo los pasos anteriores. También podemos utilizar el «Liberador de Espacio en Disco» de Windows 10. Para acceder a él, pulsamos la tecla Windows y escribimos su nombre.
- Entramos en el primer resultado, elegimos la unidad en la que queremos liberar espacio y seleccionamos las casillas correspondientes a los contenidos y archivos que queramos eliminar para liberar espacio.
- También podemos recuperar espacio con la función «Liberar Espacio Ahora». Para llegar a esa opción, solo tenemos que pulsar la tecla de Windows y escribir «Configuración de Almacenamiento».
- Para optimizar la unidad de almacenamiento pulsamos la tecla de Windows y escribimos «Desfragmentar y Optimizar Unidades». Entramos en el primer resultado, elegimos la unidad que queramos optimizar y listo.
6.-Desactiva el inicio rápido de Windows 10
Sé que puede parecer contradictorio, pero el inicio rápido de Windows 10 es una función que, por las particularidades que presenta su funcionamiento, puede acabar dando problemas importantes y hacer que el equipo arranque mucho más lento de lo que debería.
Cuando se activa, se desconectan todas las sesiones del equipo y este entra en un modo de hibernación donde, previamente, se realiza la configuración del volcado de memoria del sistema, un proceso que puede acabar generando esos errores a los que hicimos referencia. Con eso en mente, es fácil entender por qué desactivar esta característica puede hacer que Windows 10 funcione más rápido.
Para desactivar el inicio rápido solo tenemos que:
- Pulsamos la tecla de Windows y escribimos «Panel de Control».
- Entramos en el primer resultado, y nos dirigimos a la ruta « Hardware y Sonido > Opciones de Energía > Cambiar las acciones de los Botones de Inicio y Apagado».
- Una vez ahí, desactivamos la opción «Activar Inicio Rápido».
- Podemos revertir el proceso en cualquier momento repitiendo estos pasos y marcando de nuevo la casilla de activación.
7.-Cuida la seguridad del equipo
La seguridad es un aspecto fundamental de cualquier sistema informático, no solo por todo lo que supone para la protección del mismo, y de los datos y archivos del usuario, sino también porque puede tener un enorme impacto en el rendimiento del equipo
En este sentido, recuerdo especialmente el caso de un familiar que, hace muchos años, me llamó desesperado porque había sufrido una infección de malware que le impedía acceder a Internet, y que consumía tantos recursos que hacía que el sistema funcionase con extrema lentitud. Aquel caso tuvo lugar con Windows 7, pero lo he vuelto a ver en Windows 10.
Cuidar la seguridad del PC y mantenerlo protegido nos ayudará a hacer que Windows 10 funcione más rápido, y durante más tiempo. Para conseguirlo, os recomiendo:
- Tener cuidado al navegar por Internet, evitando sitios y enlaces de dudosa fiabilidad.
- No abrir archivos ni hacer clic en enlaces recibidos por correo electrónico que vengan de contactos desconocidos, o que no estemos totalmente seguros de que tienen su origen en fuentes de confianza.
- Realizar análisis de seguridad con un antivirus fiable con cierta frecuencia, y utilizar las funciones de bloqueo de intrusiones y de infecciones en tiempo real.
8.-Mantén el sistema, y los drivers, actualizados
Sé que las actualizaciones han sido, y siguen siendo, un tema polémico cuando hablamos de Windows 10, pero en el fondo son un pilar central que determinan la experiencia de uso y el soporte de dicho sistema operativo. Sí, son muy necesarias, y olvidarnos de ellas puede acabar dándonos problemas.
Los controladores también son muy importantes, porque actúan como nexo de unión entre el hardware y el software, y pueden tener un enorme impacto en el rendimiento. Para que Windows 10 funcione más rápido, sin comprometer su estabilidad, lo ideal es que sigáis siempre estas recomendaciones:
- Actualizar los drivers con frecuencia, pero utilizando solo aquellos que se encuentran en su versión final (nada de betas), y que proceden de la web oficial del fabricante (olvidaos de las webs de terceros).
- Es importante asegurarnos de que son compatibles con nuestro hardware, de que hemos elegido las opciones correctas, y de que son la versión adecuada para nuestro sistema operativo.
- En el caso de las actualizaciones de Windows 10, lo mejor es no ser los primeros en instalar las actualizaciones. Esperar nos permitirá ver si estas están dando problemas, y evitaremos actuar como «beta testers».
9.-Aumenta la memoria virtual disponible
Con este ajuste podremos hacer que Windows 10 funcione más rápido en aquellos equipos que tienen poca memoria RAM disponible. Es especialmente útil en sistemas que cuentan con entre uno y dos gigabytes de memoria RAM, aunque también puede ayudar en configuraciones con entre tres y cuatro gigabytes.
La memoria virtual trabaja de una manera clara y sencilla, cuando no tenemos más memoria RAM libre, el sistema consume una porción del almacenamiento de la unidad HDD o SSD y la utiliza como memoria virtual. Aumentar la memoria virtual disponible hará que el sistema consuma una porción mayor de almacenamiento, y podrá utilizarla como RAM virtual.
Normalmente, se gestiona de forma automática por Windows 10, pero podemos ajustarla de forma manual y establecer un valor mínimo igual al total de RAM que tengamos instalada, y un máximo del triple. Así, por ejemplo, si tienes 2 GB de RAM el mínimo de memoria virtual serán 2 GB y el máximo 6 GB. Para modificarla, solo tenemos que seguir estos pasos:
- Pulsamos la tecla Windows y escribimos «Sistema».
- Seguimos la ruta «Configuración Avanzada del Sistema > Rendimiento > Configuración > Opciones Avanzadas».
- Ahora entramos en «Cambiar» y desmarcamos la opción de administrar automáticamente.
- Seleccionamos qué unidad queremos utilizar y qué valores queremos utilizar (en megabytes). Aceptamos y listo.
10.-Haz un mantenimiento del equipo
Los mantenimientos periódicos son una parte fundamental de cualquier ordenador, no solo porque pueden afectar a su rendimiento, sino porque también tienen un impacto notable en su vida útil. Un PC que nunca se ha limpiado por dentro, y al que nunca se le ha cambiado la pasta térmica está condenado a envejecer muy mal, y podría fallar de forma prematura.
El polvo y la suciedad pueden bloquear las ranuras de ventilación, reducir la capacidad de refrigeración de los ventiladores y generar un escenario perfecto para que las temperaturas sean cada vez mayores. Esto podría derivar en un exceso de calor que reduzca el rendimiento, y la vida útil, de ciertos componentes.
Por otro lado, la pasta térmica, que actúa como elemento para acelerar la transferencia de calor entre la CPU, la GPU y sus sistemas de refrigeración, se degrada y se seca con el tiempo, lo que hace que pierda propiedades y que el calor se acabe acumulando con mayor intensidad en dichos componentes.
Para cuidar de tu equipo, y mantenerlo en buen estado, basta con que sigas estos pasos:
- Limpia tu equipo a fondo al menos una vez al año.
- Cambia la pasta térmica de la CPU al menos una vez cada dos años.
- En el caso de la GPU, no todas necesitan mantenimientos con la misma frecuencia. Controla las temperaturas a partir del segundo año tras su compra, y si ves que suben las temperaturas de trabajo, prepárate para hacer un cambio de pasta térmica.