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Antes de cambiar de tarjeta gráfica lee estos cinco consejos

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Lo has pensado mucho ya lo tienes claro, vas a cambiar de tarjeta gráfica. Si estás a punto de dar este importante paso es probable que ya tengas en mente algún modelo en concreto que te gustaría comprar, y francamente me parece estupendo, pero antes de que te lances me gustaría compartir contigo cinco consejos que, al final, te ayudarán a tomar la decisión correcta.

Comprar una tarjeta gráfica es complicado porque tenemos muchas opciones entre las que elegir, y porque los precios no solo varían mucho, sino que además siguen inflados. Cuando hablamos de cambiar de tarjeta gráfica la cosa se complica aún más por tres razones que debemos tener claras desde el principio:

  1. Tenemos un PC con una configuración base a nivel de fuente de alimentación, espacio en el chasis, CPU y RAM, y esto puede limitar notablemente las gamas y modelos que serían recomendables para nuestra configuración.
  2. Ya contamos con una tarjeta gráfica que queremos cambiar, y con un monitor determinado, así que tenemos que elegir modelos que estén por encima de ella y que sean capaces de compensar nuestra inversión adaptándose, además, a la resolución que utilizamos.
  3. Los estándares que soporta nuestra placa base también pueden limitarnos considerablemente. Así, por ejemplo, si cuentas con una placa base limitada a PCIe Gen3 no sería buena idea comprar una tarjeta gráfica que trabaja en modo PCIe Gen4 x4.

Ese punto de partida influye enormemente en la decisión que deberemos tomar, e introduce una serie de variables que deberemos tener en cuenta antes de lanzarnos a cambiar de tarjeta gráfica. Partiendo de todo lo que acabamos de ver podemos dar forma a esos cinco consejos que os indiqué al principio del artículo, y que vamos a entrar a ver sin más dilación.

Tened en cuenta que, para acertar de verdad al cambiar de tarjeta gráfica, es importante que apliquéis los cinco consejos de forma simultánea, ya que en caso contrario es probable que os acabéis equivocando. Si tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios y os ayudaremos a resolverla.

1.-Piensa si realmente necesitas cambiar de tarjeta gráfica

Porque es probable que no sea así. He vivido muchos casos en los que me han pedido consejo para cambiar de tarjeta gráfica personas que, al final, no necesitaban hacerlo, o que en caso de que dieran el paso iban a notar una mejora tan mínima con una inversión tan grande que realmente no merecía la pena hacer ese gasto.

Determinar si realmente necesitas cambiar tu tarjeta gráfica no es tan difícil como parece. Tienes que valorar los componentes que tiene tu equipo, la resolución de pantalla a la que juegas, tus propias aspiraciones, el rendimiento que ofrece tu tarjeta gráfica actual y tus aspiraciones. No te agobies, es más fácil de lo que parece, y voy a ponerte un par de ejemplos para ayudarte a entenderlo.

Imagina que tienes una GeForce GTX 1070 de 8 GB y que juegas en 1080p. Tu equipo tiene un procesador Intel Core i7-4770 y dispones de un monitor modesto con una tasa de refresco de 60 Hz. No vas a cambiar de monitor y tu presupuesto es de 150 euros.

En este caso no necesitas cambiar de tarjeta gráfica porque tu GeForce GTX 1070 sigue siendo capaz mover juegos con todas las garantías en 1080p, y porque con 150 euros no vas a encontrar nada mejor, y en el mercado de segunda mano tampoco conseguirás nada que la supere de forma considerable. A lo anterior debemos añadir que el procesador hará un cuello de botella importante en 1080p con cualquier tarjeta gráfica de mayor potencia.

Vamos con un caso opuesto al anterior. Piensa en un usuario que tiene una GeForce GTX 1080, un Core i7-8700 y un monitor con resolución 4K y 60 Hz. Quiere cambiar de tarjeta gráfica y tiene un presupuesto de 350 euros. En este caso sí tendría sentido comprar una nueva tarjeta gráfica, porque la que tiene se queda corta en 4K, y porque tiene un procesador que todavía es muy competente. En este caso lo ideal sería comprar una Radeon RX 6700 de 10 GB.

2.-Elige un modelo superior para que te compense el cambio

Esta es una cuestión muy importante. Debemos tener claro que cambiar de tarjeta gráfica supone una inversión considerable, y que esta debe compensarnos de una manera adecuada. Determinar qué es adecuado y qué no lo es puede parecer algo subjetivo y difícil de determinar, pero en realidad es más sencillo de lo que parece.

En líneas generales el nivel mínimo de mejora que debemos conseguir al cambiar de tarjeta gráfica, para que nos compense la inversión, está en un 30% más de rendimiento, es decir, el nuevo modelo debe rendir un 30% más que la anterior trabajando con la misma resolución y el mismo nivel de calidad gráfica. No tendría sentido cambiar una tarjeta gráfica por otra que rinde un 35% más pero con una resolución inferior o con menor calidad gráfica, eso es evidente.

De nuevo, os pongo un par de ejemplos para entender mejor este punto. Si actualizas desde una GeForce RTX 2060 a una GeForce RTX 3060 habrás tomado una decisión poco acertada, porque esta última solo rinde un 16% más de media que la anterior. En este caso lo ideal habría sido dar el salto a una GeForce RTX 2080 Super, GeForce RTX 3060 Ti o Radeon RX 6700.

Por contra, si pasas de una Radeon RX 580 de 8 GB a una Radeon RX 6800 el nivel de mejora habrá sido totalmente óptimo, ya que esta es, de media, un 66% más potente que la anterior. También habría sido un salto adecuado pasar a una Radeon RX 6600 XT, que rinde casi un 50% más de media que la Radeon RX 580.

Está claro que este punto dependerá en gran medida de tu presupuesto, y que si no puedes permitirte comprar una tarjeta gráfica mucho más potente que la que ya tienes no será buena idea cambiarla. En ese caso lo mejor sería esperar, ya que de lo contrario acabarás gastando bastante dinero para conseguir una mejora mínima. Así, por ejemplo, pasar de una GeForce RTX 2060 a una Radeon RX 6600 no tendría ningún sentido.

Para que os sirva como referencia, a la hora de cambiar de tarjeta gráfica lo ideal es seguir estas dos pautas:

  • Si vamos a cambiarla por una dentro de la misma generación debemos irnos a por un modelo que la supere como mínimo en dos niveles. Por ejemplo, si tenemos una GeForce RTX 2060 deberíamos ir a por una GeForce RXT 2080 como mínimo, y si tenemos una Radeon RX 6600 tendríamos que irnos a por una Radeon RX 6700 como mínimo.
  • En caso de que vayamos a cambiarla por un modelo dentro de una generación superior debemos elegir como mínimo a por un modelo que la supere en un nivel. Por ejemplo, si tenemos una GeForce RTX 2060 deberíamos cambiarla como mínimo por una GeForce RTX 3060 Ti, y si tenemos una Radeon RX 5600 XT el mínimo recomendado sería una Radeon RX 6700.

3.-Asegúrate de que tienes espacio en tu PC

espacio en el chasis

Es uno de los problemas más frecuentes a la hora de cambiar de tarjeta gráfica. El tamaño de este componente se ha ido incrementando con el paso del tiempo, y esto ha hecho que cada vez ocupen más ranuras de expansión, y que sean cada vez más largas. En el caso de las GeForce RTX 30 y GeForce RTX 40 el aumento de tamaño en los modelos más potentes ha sido especialmente grande, y por ello debemos tener mucho cuidado.

Antes de cambiar de tarjeta gráfica ten claras dos medidas, la longitud máxima que admite la caja de tu PC y las ranuras de expansión que tienes disponibles. Esto es muy importante si utilizas otras tarjetas PCIe, como una tarjeta de sonido por ejemplo, ya que al ocupar varias ranuras de expansión puede que una tarjeta gráfica muy grande te acabe dejando sin espacio para seguir utilizando dicha tarjeta de sonido.

Para conocer esas medidas solo tienes que consultar el manual de tu chasis. Si no lo tienes, puedes entrar en la web del fabricante y consultar sus especificaciones. En la mayoría de los casos los chasis para PC estándar de tipo semitorre admite tarjetas gráficas de más de 30 centímetros, pero ten cuidado también con el espacio en tu placa base, sobre todo si utilizas un modelo relativamente antiguo, ya que en algunos casos la tarjeta gráfica podría acabar tapando todas las ranuras de expansión PCIe.

Si no tienes espacio para esa tarjeta gráfica que querías comprar no te preocupes, en la mayoría de los casos podrás optar por modelos con diseños más modestos y un tamaño más pequeño. Con todo, recuerda que el tamaño influye en la capacidad del sistema de refrigeración, y que comprar tarjetas gráficas con consumos elevados y tamaños muy compactos implicará, casi siempre, que estas alcanzarán unas temperaturas de trabajo más elevados.

4.-Valora los problemas de un posible cuello de botella

cuello te botella cpu

Cambiar de tarjeta gráfica es una manera de dar a un PC una segunda vida, pero siempre y cuando este tenga potencia suficiente para mover ese nuevo componente, y no me refiero únicamente al procesador, también estoy hablando de la placa base y de la fuente de alimentación. Esos son, sin duda, los tres componentes que más problemas pueden darte con tu nueva tarjeta gráfica.

La fuente de alimentación es la que se encarga de suministrar a los componentes la potencia que necesitas. Si tu modelo actual no es capaz de cubrir de forma óptima los requisitos de tu nueva tarjeta gráfica es probable que te encuentres con problemas de rendimiento y de estabilidad, y que en última instancia la fuente acabe muriendo. Si eso ocurre, hay un cierto riesgo de que se lleve consigo a la tarjeta gráfica, y a otros componentes.

El procesador también puede provocar un gran cuello de botella, especialmente cuando jugamos en resoluciones inferiores a 4K. La tarjeta gráfica necesita que el procesador le suministre datos e instrucciones con los que trabajar, y si este no es capaz de seguirle el ritmo aquella tendrá que ir esperando al procesador, con la consecuente pérdida de rendimiento que ello supone. Este tema es complicado, pero también muy importante, y por ello os invito a leer la guía que publicamos recientemente donde os explicamos qué procesador necesitamos para cada tarjeta gráfica.

Por último tenemos la placa base, que puede ejercer también un importante cuello de botella si decides cambiar de tarjeta gráfica. Las placas base actuales pueden ser compatibles con tres tipos de estándares PCIe diferentes: PCIe Gen3, PCIe Gen4 y PCIe Gen5. Cada estándar duplica el ancho de banda por línea del anterior, así que una tarjeta gráfica que trabaje en PCIe Gen3 x8 (ocho líneas) utilizará el mismo ancho de banda que una que trabaje en PCIe Gen4 x4.

Si tenemos una placa base limitada a PCIe Gen3 y compramos una tarjeta gráfica como la Radeon RX 6500 XT, que trabaja en modo PCIe Gen4 x4, estaremos creando un cuello de botella porque esta trabajará en modo PCIe Gen3 x4, y tendrá un ancho de banda de solo 4 GB/s. Si la utilizáramos en una placa base compatible con PCIe Gen4 tendría acceso a un ancho de banda de 8 GB/s.

Antes de cambiar tu tarjeta gráfica comprueba qué estándar PCIe soporta y con cuántas líneas puede trabajar, y luego valora si esta podrá rendir de forma óptima con tu placa base o si se verá limitada porque esta no es compatible con el estándar de esa tarjeta gráfica. En líneas generales, a partir de PCIe Gen3 x16 o PCIe Gen4 x8 ya no hay cuello de botella.

5.-Compra el modelo que mejor se adapte a tus necesidades

cambiar de tarjeta gráfica

Sé que puede sonar parecido al punto dos, pero en realidad es muy distinto. Aquí no estamos hablando de cambiar de tarjeta gráfica eligiendo un modelo que compense tu inversión, sino de que además este debe ajustarse de forma adecuada a tus necesidades reales. Vamos a verlo de nuevo con un par de ejemplos, ya que es la manera más sencilla de entenderlo.

Imagina que quieres disfrutar de tus juegos favoritos con trazado de rayos, y que esta tecnología es muy importante para ti. En este caso deberías tener claro que las tarjetas gráficas GeForce RTX de NVIDIA rinden mejor con trazado de rayos que las de AMD, y que por eso deberían convertirse en tu opción principal. Como es un tema complicado te invito a repasar la guía de equivalencias de rendimiento en trazado de rayos de las GeForce RTX 20 y 30 y Radeon RX 6000 que publicamos hace un tiempo. Tenemos pendiente actualizarla, pero sigue siendo perfectamente válida en líneas generales.

En el caso anterior, comprar una GeForce RTX 3070 sería mejor opción que comprar una Radeon RX 6800, aunque la segunda sea más potente en rasterización, puesto que rinde mejor con trazado de rayos activado. También sería una elección más acertada comprar una GeForce RTX 4070 Ti que adquirir una Radeon RX 7900 XTX porque la primera es mucho más potente en trazado de rayos.

Vamos con el segundo ejemplo. Imagina que quieres cambiar tu tarjeta gráfica por una que te permita trabajar con programas y aplicaciones de renderizado y creación de contenidos, y que también te ofrezca un buen rendimiento en juegos. En este caso NVIDIA lleva la delantera gracias a los drivers Studio, que ofrecen un soporte excelente las aplicaciones y herramientas más populares del sector, y sus tarjetas gráficas ofrecen además acceso a funciones exclusivas que pueden mejorar considerablemente el rendimiento, como el DLSS y la computación de IA y trazado de rayos aceleradas por hardware con una integración plena.

No te limites a cambiar de tarjeta gráfica dejándote llevar por el rendimiento en bruto, valora qué es lo que realmente necesitas, qué características de las Radeon de AMD y de las GeForce RTX de NVDIA se adaptan mejor a ti y elige en consecuencia. Si haces esto te asegurarás de que has acertado con el cambio que has hecho.

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