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Los juegos que requieren 100 GB o más de espacio se están convirtiendo en algo normal
Han pasado más de seis años desde que compartí con vosotros un artículo explicando por qué los juegos ocupaban cada vez más espacio. Dicho artículo ha envejecido bastante bien, aunque debemos añadir otro detalle importante, y es el uso de assets duplicados para reducir el impacto que tienen los discos duros en los tiempos de acceso y de carga, un lastre que todavía venimos arrastrando a día de hoy.
Lo que genéricamente conocemos como assets no son más que los archivos y datos del juego que se instalan en la unidad de almacenamiento, y que son necesarios para su funcionamiento. Una unidad de almacenamiento HDD puede tener que acceder a datos y archivos que están ubicados en diferentes lugares de un mismo plato, o incluso pueden acabar separados en platos diferentes, lo que hace que al final los tiempos búsqueda sean extremadamente largos, y que los tiempos de carga sean muy pesados.
Al duplicar esos assets en varias zonas del disco se ayuda a este tipo de unidades a acelerar el proceso de búsqueda y acceso, pero obviamente esto hace que al final tengamos que ocupar más espacio con datos y archivos que en realidad son innecesarios. Las unidades SSD no tienen este problema, pero como sabemos estas coexisten con los discos duros, y al final las consolas de la anterior generación siguen teniendo una base enorme de usuarios, por lo que siguen siendo la base de numerosos desarrollos de juegos.
El caso es que en 2017 empezamos a quedar sorprendidos cuando vimos que algunos juegos ya superaban la barrera de los 70 GB, y la evolución que hemos vivido ha sido clara. Podemos decir que se ha normalizado el consumo de entre 90 y 130 GB de espacio en juegos, y algunos como Call of Duty Modern Warfare llegaron a superar la barrera de los 200 GB, una auténtica locura que hizo que más de un fan de la franquicia tuviera que actualizar su equipo y añadir una nueva unidad de almacenamiento.
Si miramos los últimos lanzamientos triple A nos daremos cuenta de que existe una tendencia muy clara a superar los 100 GB. Por ejemplo, Star Wars Jedi: Survivor necesita 155 GB de espacio libre en PC, mientras que Forspoken consume 150 GB, y tanto RedFall como The Last of Us Part I necesitan 100 GB de espacio libre. Diablo IV no se queda muy atrás, puesto que para mover lo nuevo de Blizzard necesitaremos 90 GB de espacio libre, y otro de los juegos más esperados, Baldur’s Gate 3, podría llegar a consumir hasta 150 GB de espacio.
A la hora de afrontar esta tendencia está claro que, si tenemos una unidad de almacenamiento muy pequeña, no nos quedará más remedio que comprar una de mayor capacidad. Por suerte los precios han bajado mucho, y podemos comprar unidades de almacenamiento SSD de 1 TB desde solo 50,99 euros.
No obstante, también podemos recurrir al juego en la nube, ya que este nos permitirá jugar a títulos de nueva generación sin tener que instalarlos en nuestro PC, y existen modalidades totalmente gratuitas que funcionan bastante bien. Eliminar juegos para liberar espacio y no tener instalados títulos a los que ya no vayamos a jugar es otra solución, pero debemos tener cuidado con los ciclos de lectura y escritura, ya que estos al final pueden reducir de forma notable la vida útil de una unidad SSD si son muy elevados y se producen en espacios de tiempo muy cortos.
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