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Conoce los sistemas de ficheros más usados en Windows

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sistemas de ficheros de Windows: NTFS, FAT32 y exFAT

Windows ha sido tradicionalmente un sistema muy conservador, por lo que en muchos frentes no ha tendido a introducir cambios revolucionarios con el paso de las décadas. Una de las facetas que no ha cambiado mucho es el soporte para los sistemas de ficheros, el cual no se puede decir que haya tenido muchas variaciones desde el lanzamiento de Windows 2000, sobre todo si hablamos de la instalación en local de una edición para escritorio del sistema operativo, donde NTFS lleva más de dos décadas siendo el rey y no parece que ReFS vaya a desplazarlo en un futuro próximo.

De cara a los usuarios domésticos, los principales sistemas de ficheros de Windows son NTFS, FAT, FAT32 y exFAT. El primero es empleado principalmente para el sistema operativo y en discos duros externos; FAT, que hace referencia a FAT16, es un formato que en realidad ha caído en desuso debido a que se ha quedado obsoleto para cubrir las necesidades actuales; FAT32 es un veterano que, pese a sus limitaciones, sigue siendo muy utilizado por su alta compatibilidad; mientras que exFAT fue creado con el fin de acabar con algunas de las limitaciones más prominentes de las versiones anteriores del sistema de ficheros.

En este artículo voy a exponer un poco sobre los principales sistemas de ficheros empelados por los usuarios domésticos Windows, ya que FAT16 es muy extraño que sea utilizado en nuestros días. También mencionaré por encima la compatibilidad teórica que tienen con Linux y macOS, dos sistemas operativos que están obligados a convivir con el de Microsoft.

FAT32

Empezamos con el que posiblemente siga siendo el rey de las unidades externas, aunque perdiendo mucho terreno en los últimos años debido a la enorme capacidad que tienen en la actualidad hasta los pendrives más baratos.

La principal virtud de FAT32 es su alta compatibilidad al estar soportado por prácticamente cualquier sistema operativo que haya logrado un mínimo de difusión y relevancia, entre ellos Linux, macOS y Android. Aquí también hay que sumar la gran cantidad de dispositivos que son capaces de al menos leerlo, por lo que, si se quiere tener la garantía de que un pendrive pueda ser reconocido por dispositivos como consolas de videojuegos o fotocopiadoras, se perfila como la opción más segura.

Sin embargo, y a pesar de su alta compatibilidad, FAT32 es un sistema de ficheros muy antiguo y por eso arrastra limitaciones como el no soportar particiones de más de 8 terabytes y es incapaz de almacenar ficheros de más de 4 gigabytes. Otra cosa que los usuarios se pueden encontrar es que da problemas cuando se utilizan muchos niveles de subcarpetas, así que en caso de querer almacenar algo como el CMS Moodle, lo suyo sería introducirlo antes en un fichero comprimido.

Continuando con los pendrives, FAT32 no es muy recomendable en unidades que tengan 16 gigabytes o más de capacidad de almacenamiento. La razón no está en nada técnico, sino en la incapacidad del propio sistema de ficheros de almacenar archivos de más de 4GB. Si se usa un pendrive de 16GB o más, es muy posible que sea conveniente formatearlo en exFAT, si es que no viene en ese formato de manera predeterminada.

Desde hace dos décadas es difícil encontrar una instalación de un Windows moderno (a partir de la versión 2000) que utilice FAT32 como sistema de ficheros para soportar el propio sistema operativo. Y para los despistados, carece de algunas características de seguridad que sí están presentes en NTFS y otros sistemas de ficheros más modernos, aunque sigue siendo usado para la partición de arranque en sistemas UEFI.

Formatear un pendrive en FAT32

NTFS

New Technology File System (NTFS) no requiere de ninguna presentación a estas alturas, ya que es el sistema de ficheros que Windows emplea por defecto desde la versión 2000. Sí, sé que esa versión estuvo dirigida principalmente a empresas y que para los entornos domésticos oficialmente se debería empezar a contar a partir de XP, pero la alta estabilidad que proporcionaba la versión 2000 hizo que muchos decidieran utilizarlo en sus ordenadores personales.

NTFS representó y sigue representando una evolución importante frente a FAT gracias a la inclusión de permisos, el registro transaccional (journal) para la garantizar la integridad del sistema de ficheros, instantáneas, cifrado, cuotas de espacio en disco por usuarios, enlace duros y otras muchas cosas. Pese a que es todo un veterano en nuestros tiempos, se trata de un sistema de ficheros que responde correctamente a las demandas y necesidades de los usuarios actuales, si bien aquí también hay que tener en cuenta su propia evolución.

Obviamente, NTFS se encarga de subir muchísimo el techo en lo que a capacidad de almacenamiento se refiere, tanto de la propia partición como el tamaño máximo del fichero que puede almacenar. NTFS5, la versión mayor más reciente, puede almacenar un fichero de hasta 16 exabytes, mientras que la versión anterior es capaz de soportar un archivo de hasta 16 terabytes. En un entorno doméstico y en el contexto tecnológico actual, para el usuario es de facto infinito.

Además de soportar una instalación de Windows, NTFS sigue siendo muy utilizado en la actualidad en discos duros externos, más si estos tienen algunos años y gracias a que “elimina” las limitaciones presentes en FAT32. En los últimos años debería de haberse extendido el uso de exFAT, pero los discos duros externos son posiblemente las unidades de almacenamiento que menos se formatean, incluso menos que las particiones empleadas para instalar sistemas operativos y los pendrives.

Sin embargo, no todas son buenas noticias en torno a NTFS debido a que su soporte por parte de otros sistemas operativos está un tanto limitado, sobre todo en lo que respecta a macOS. El sistema operativo de Apple solo es capaz de leer particiones NTFS de manera predeterminada, así que para el soporte de escritura lo que se recomienda es recurrir a algún software de terceros, como Paragon NTFS, OSXFuse o Tuxera NTFS for Mac.

En Linux la situación es mejor, pero sin soporte para poder instalar ahí el sistema operativo. Pese a ese inconveniente, Linux sí puede utilizar NTFS como partición de datos, pudiendo tanto leer como escribir de manera predeterminada. De hecho, este soporte es bastante utilizado en las típicas operaciones de rescate de datos de Windows a través de una sesión en vivo de Linux.

NTFS siendo usado para soportar Windows 10

exFAT

exFAT fue presentado en el año 2006 e introducido en un principio en Windows XP y Vista. Su nombre hace referencia a Extended File Allocation Table, lo que ya deja entrever que su propósito es “extender” las capacidades de FAT o más bien eliminar algunas de sus limitaciones más evidentes, pero sin introducir muchas de las mejores que sí están presentes en NTFS.

De cara a los usuarios comunes, la limitación más destacada de FAT32 es el tamaño de fichero máximo de 4GB. exFAT se encarga de ampliar dicho límite para establecerlo en los 16 exabytes, lo cual en un entorno doméstico y con la tecnología actual es de facto infinito. Además, soporta un volumen máximo de 128 petabytes, por lo que resulta ideal en un principio para los discos duros externos y pendrives de gran capacidad.

Como vemos, exFAT se encarga de pulverizar las principales limitaciones de FAT32 a la vez que mantiene características como las altas velocidades de lectura y escritura, sin embargo, el tema de la compatibilidad puede que no esté del todo bien resuelto en todos los frentes. Windows y macOS cuentan con soporte total si uno no introduce el cifrado en la coctelera, mientras que en Linux se supone que esta situación fue subsanada hace pocos años mediante la publicación por parte de Microsoft de las especificaciones del sistema de ficheros. En caso extremo, la instalación de los paquetes exfat-fuse y exfatprogs en Ubuntu debería de cubrir este frente.

ReFS

Resilient File System (ReFS) es el último sistema de ficheros desarrollado por Microsoft para su archiconocido sistema operativo: Windows. Pero once años después de su presentación oficial, parece que no se ha prodigado en exceso más allá de las ediciones orientadas a servidores.

Ciñéndome a la documentación oficial, ReFS ha sido diseñado con el fin de maximizar la disponibilidad de los datos, escalar de manera eficiente conjuntos de datos de gran tamaño a través de diversas cargas de trabajo y proporcionar integridad de los datos mediante resiliencia frente a la corrupción. Dicha resiliencia es ofrecida a través de secuencias de integridad, integración de espacios de almacenamiento, recuperación de datos y corrección proactiva de errores.

ReFS posee características que no están en NTFS, como la clonación de bloques, el VDL disperso, la paridad acelerada por reflejo y las instantáneas de ficheros, pero en contraste carece de bastantes posibilidades que sí están en NTFS, entre ellas la compresión del sistema de ficheros, el cifrado del sistema de ficheros (aunque ambos soportan cifrado con BitLocker), las transacciones y el hecho de que pueda ser arrancado, entre otras cosas.

Ya sea por sus limitaciones frente a NTFS o su aparente orientación a servidores, ReFS no es hoy en día una tecnología que tenga presencia en los entornos domésticos y sigue siendo una desconocida para la mayoría. Su soporte en Linux debe cubrirse con software de terceros como el desarrollado por Paragon.

Conclusión

Y estos son los sistemas de ficheros con más peso en Windows, aunque uno de ellos es un gran desconocido en el escritorio de cara a las masas. A día de hoy, y dependiendo de los sistemas operativos utilizados en PC (si es que usa alguno además de Windows), los más prominentes son NTFS, FAT32 y exFAT por razones que ya han sido expuestas.

Apasionado del software en general y de Linux en particular. El Open Source, la multiplataforma y la seguridad son mis especialidades.

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