La IA hará peligrar el 60% de los puestos de trabajo: mayor desigualdad y tensiones

Al final no ha sido la realidad virtual, y tampoco la conducción autónoma. La IA se ha convertido en la gran revolución tecnológica de esta década, y todo parece indicar que su importancia a nivel internacional no va a hacer más que crecer. Es curioso, porque lo que empezó como una aventura extraña y de riesgo por la que solo se atrevieron a apostar «cuatro gatos» al final ha explotado de una manera simplemente impresionante, y tiene un enorme potencial.

En esta ocasión no quiero hablar de todo lo bueno que puede hacer por nosotros la IA, quiero centrarme en el plano negativo, es decir, en las cosas malas que podrían derivar de su crecimiento y de su adopción a gran escala. Según el Fondo Monetario Internacional alrededor de un 60% de los puestos de trabajo presentes en los países con economías avanzadas se verán afectados, de una forma u otra, por el empuje de esta tecnología.

Para poner esto en contexto, y que entendáis mejor lo que podría suponer, os pongo un ejemplo concreto. Durante el tercer trimestre de 2023 teníamos en España una población activa de más de 21 millones de personas. Si se confirma la información que ha dado el Fondo Monetario Internacional en nuestro país peligrarían los puestos de trabajo de más de 12,6 millones de personas. Si nos pusiéramos a hacer cuentas a nivel internacional la cifra sería espeluznante, y probablemente superaríamos los 300 millones de personas afectadas.

En países emergentes el impacto será menor, al menos en teoría, pero el porcentaje seguirá siendo alto ya que en teoría la IA afectaría a un 40% de sus puestos de trabajo, mientras que en países con bajos ingresos la cifra rondaría el 30%. La media mundial de trabajos altamente afectados por la IA se sitúa cerca del 40%, como podemos ver en la gráfica adjunta, que recoge todos los valores que ha dado el Fondo Monetario Internacional.

Esta es una mala noticia porque un impacto de este calibre generaría una enorme desigualdad, y porque afectaría incluso a trabajos altamente cualificados que podrían acabar quedando totalmente automatizados. Obvia decir que si cientos de millones de personas se quedan sin trabajo y en una situación de vulnerabilidad este podría generar grandes tensiones sociales de consecuencias totalmente impredecibles.

Ya estamos viendo que solo para entrenar modelos de IA se están utilizando prácticas más que cuestionables, y es muy probable que conforme aumente la complejidad de los modelos y el potencial de estos esa mala praxis vaya yendo cada vez a más. Obvia decir que es imprescindible empezar a tomarse más en serio el tema de la IA y su regulación, no solo por su capacidad de transformar el mundo que conocemos, sino también por el impacto que ya está teniendo en la vida y en las posibilidades de numerosas personas, pequeños profesionales y empresas.