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Análisis

Alfa Giulia, en cuerpo y espíritu

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No te acerques a la luz, apártate de ella, ¡ni siquiera la mires! Dianne, Poltergeist 1982

Acero, plástico, ingeniosas aleaciones y un corazón de aluminio. Espera sin paciencia, conoce cada minuto de cada noche y agazapada sueña con otro lugar. Escucha las olas, huele la arena y el salitre, nota cada curva bajo el calor del sol, el asfalto deslizándose bajo sus ruedas. Un repecho, los cilindros toman respiración durante un momento para empujar trepando la colina hacia el sol de poniente. El aire silba, se tropieza en los retrovisores, se arremolina y huye arañando por un segundo la luna trasera, el spoiler y luego nada, el sólo aire, todo en un suspiro.

De repente nota cómo una fina lluvia se desliza sobre los faros. Más virajes, metiendo el hombro decidida en cada giro preciso del volante mientras los pneumáticos bajo ella quieren chillar pero callan. El horizonte aparece bruscamente cuando la colina se inclina hacia abajo para ofrecer la vista del mar y entonces por un momento, justo antes de comenzar el descenso, parece que va a levantar el vuelo. Pero el asfalto sigue pegado a sus ruedas y los frenos empiezan a trabajar duro mientras el ritmo aumenta.

Soñando espera que en cualquier momento llegue un ligero sonido metálico, una presión en el mando imperceptible y sus faros alineándose e iluminando la pared mientras los seguros se abren y el escudo de la cruz y la serpiente ilumina la pantalla. La presión en el asiento y el ruido de la puerta al cerrarse y ese instante en el que el tiempo parece detenerse hasta que pulsa el botón de encendido en el volante y todo vuelve a empezar. Soñando escucha a las gaviotas y entonces se da cuenta. El sonido metálico, la pared iluminada, el sonido de la puerta… ya sucedió. Y esto no es un sueño.

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Ficha técnica

¿Por dónde empezamos?

Hay muchas formas de empezar a hablar de la nueva Alfa Giulia. La primera es remontarse a los años sesenta para mencionar al modelo homónimo lanzado por entonces, a la tradición deportiva de la marca, de su fama (muchas veces injustificada) de mecánicas poco fiables, de su recate por parte de Fiat, de que se trata de un modelo diseñado para conquistar América. Podríamos repasar la historia de Alfa Romeo y de ese espíritu que tanto juego da a sus campañas de márketing pero por otro lado es indudable que existe.

La otra forma es dejar a un lado todo eso y centrarnos en el coche que tenemos delante. Y es difícil resistirse a ello. El diseño del Alfa Giulia no pasa ni mucho menos desapercibido y tiene todos los elementos marca de la casa como el inconfundible morro con la forma triangular (que obliga a la colocación de la habitual matrícula pequeña), la forma de los faros, la silueta sutilmente deportiva… Y es que con este modelo Alfa tampoco ha sido especialmente rompedora en las líneas, quizás menos atrevidas incluso que las de su Giulietta o el Mito.

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Lo que no hay duda es que se trata de lo que se viene a denominar una berlina deportiva, una categoría en la que desde hace ya muchos años Alfa Romeo lucha por competir de igual a igual con las marcas alemanas más emblemáticas. Y las líneas, aunque no especialmente agresivas como comentábamos, no dejan lugar a dudas y la presencia del escudo en la parte frontal siempre añade su porcentaje de «cuore sportivo». Sin alardes pero es un coche que llama la atención (comentario real de alguien que no pensaba que tenía la ventanilla bajada: «vaya Alfa más guapo»).

Detalles Ferrari

En el interior lo primero que saltan a la vista son los detalles heredados de la marca hermana Ferrari. El primero el diseño del volante incluido el botón de arranque insertado en el mismo junto al escudo de Alfa Romeo en el centro siguiendo con  los pespuntes en todas las inserciones de cuero y en los asientos. Algunos detalles como los acabados del techo, el recubrimiento de las puertas y el tacto de algunos plásticos más escondidos tienen una calidad algo justa, pero nuevamente hay que recordar que no estamos frente a una berlina de lujo sino deportiva.

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Y eso se nota y mucho en el diseño del puesto de conducción: un asiento cómodo que sujeta firmemente colocado muy bajo y que por su posición permite estirar las piernas con excelente colocación tanto del volante como de la palanca de cambios. Como es ya tradición en Alfa Romeo los indicadores están orientados al conductor que es en todo momento el protagonista dentro del coche. El asiento del acompañante también es muy cómodo y deja un gran espacio para las piernas.

En la parte central del salpicadero encontramos la excelente pantalla de 8,8 pulgadas con una buena visibilidad (sobre todo de noche) y una buena calidad de imagen. Gracias a su diseño parece como si desapareciera en el salpicadero cuando está apagada. En el tunel central (de gran anchura por ser tracción trasera) se ha colocado el sistema de control del mismo, que a veces nos ha resultado engorroso de utilizar al encontrarse retrasado y centrado con respecto a la palanca de cambios pero que tras cierta adaptación se maneja sin problemas. Cerca de éste encontraremos el interruptor DNA para seleccionar el comportamiento del coche.

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Atrás algo más justos

En la parte trasera la vida no es tan idílica como para los ocupantes de las plazas anteriores. El acceso a los asientos es más estrecho y el voluminoso túnel central perjudica la habitabilidad de las plazas. Sin embargo el diseño de los asientos es excelente y las dos grandes boquetas de aireación proporcionan una muy buena climatización en la parte de atrás. También disponen de un conector USB de carga que por otro lado queda algo desangelado pues es simplemente un hueco en el plástico negro.

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Lo cierto es que una vez dentro dos personas incluso de cierta altura viajan con comodidad, pero una tercera lo tiene más complicado por el espacio robado a las piernas por el túnel de transmisión. Aquí no hay más remedio que volver a retomar el discurso de la filosofía de este coche: no está pensado como una berlina de lujo o una berlina práctica sino que es un esfuerzo de Alfa por encontrar un compromiso entre deportividad, lujo y practicidad. A pesar de eso el espacio del maletero es bastante grande con 480 litros, aunque el espacio no es muy regular está totalmente tapizado.

Pero cuando uno entra realmente en contacto con la filosofía del coche es cuando pulsa el botón «Start». Aunque en nuestro caso disponíamos de una motorización «racional» (180 caballos diésel) el ruido del motor es agradable. No se trata de un coche silencioso pero no es lo que se busca (no volveremos a repetir el argumento de la filosofía de este coche). Los detalles del escudo de Alfa que ilumina la pantalla mientras el coche parece que cobra vida forman parte de una experiencia muy bien calculada.

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Experiencia

Pero para experiencia… la que nos espera. Tras un recorrido plácido por las calles de la ciudad y un trayecto con algún que otro atasco por las vías de circunvalación conseguimos llegar a nuestro destino: una carretera con suficientes virajes como para poder sentir si el espíritu Alfa ha poseído al Giulia. En carretera y en autopista con el selector en posición N (conducción Normal) el Giulia se comporta como una berlina cómoda, algo ruidosa, pero eficaz e incluso poco gastona, con una amortiguación no demasiado sincera que permite viajar con un elevado confort.

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Pero al alcanzar el territorio extraurbano la mano se nos va incoscientemente al selector DNA. Al elegir la posición D (Dinámica) en la pantalla del sistema multimedia veremos cómo el dibujo del coche que muestra pasa de color verde a rojo. El Giulia parece tensarse antes de que pisemos de forma decidida el acelerador. Entonces es cuando el diésel de 180 caballos compensa cualquier pero que pongamos al exceso de ruido con una excelente aceleración y una sensación de potencia supuerior a su caballaje sobre el papel.

Tras las primeras curvas el coche transmite enseguida que no está de broma, que cualquier movimiento del volante será seguido por el morro sin titubeos, y eso requiere mantener la atención en las maniobras. No es un coche difícil o traicionero pero si queremos ir con cierto ritmo (legal, claro…) hay que ser cuidadoso con las manos y tener en cuenta la rapidez de reacciones. El chásis y la amortiguación son perfectas, no se aprecia el mínimo balanceo o cabeceo.

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Gran aceleración

Lo cierto es que los 7,2 segundos que necesita el Giulia de 180 caballos para alcanzar los 100 Km/h son de lo mejor de la categoría, incluso en motores de mayor potencia. Y todo esto con un motor que tampoco es excesivamente gastón. En nuestras pruebas en carretera hechas sin muchas precauciones ahorradoras pudimos mantener el consumo algo por encima de los seis litros a los 100, muy destacable para un coche con vocación deportiva (y que la demuestra).

Alfa ha conseguido con este coche algunos hitos, como el ser 50 y hasta 100 kilos más ligero que modelos similares de la competencia o un reparto de peso entre ejes prácticamente del 50-50. Eso se nota y mucho bajo las manos, no hay problemas de adherencia, no se perciben apuros si se entra demasiado alegre en la curva y los frenos cumplen sin problemas en cualquier situación. Pero por encima de todo está el conjunto, la sensación de control, la respuesta no solamente de la dirección sino del acelerador y el freno, el buen tacto del cambio de marchas…

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Está claro que en la factoría italiana han trabajado mucho y se ha puesto el máximo cuidado en el aspecto deportivo por encima de muchos de sus rivales del mismo nivel de precio y el resultado no se puede definir de otro modo que no sea con la palabra antusiasmante. Y eso que no tuvimos la ocasión de probar la costosa pero impresionante versión Cuadrifoglio Verde de la casa italiana con 500 caballos, versión que por cierto ha dado origen al resto de la gama por lo que la esencia de la deportividad (con menos prestaciones) se extiende por el resto de la gama.

Infotainment

Cuesta soltar las manos del volante y los ojos de la carretera, pero si lo hacemos podemos descubrimos un sistema multimedia con la mencionada pantalla de 8,8 pulgadas. El manejo es mejorable ya que a veces tarda en responder a las acciones que realizamos sobre el dial junto a la palanca de cambios y tal y como dijimos la postura no es de las mejores, pero aquí una vez más ha primado la comodidad y rapidez para realizar los cambios de marcha que la pura ergonomía.

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El sistema permite las opciones más modernas de conexión de smartphones y llaves USB para la reproducción multimedia así como la conexión de audio auxiliar. El sistema de sonido es excelente, lástima que la insonorización no sea perfecta para hacerle más justicia. Nos ha gustado mucho la gráfica del navegador y también su funcionamiento, que no nos dejó tirados ni siquiera en los túneles de la madrileña M30, normalmente una dura prueba para los sistemas de GPS.

Los menús son bastante intuitivos y la verdad es que la falta de pantalla táctil no supone un problema para acceder a las funciones más utilizadas. El detalle de la imagen del coche en la que la transmisión  y las suspensiones cambian de color según el modo que hayamos elegido en el selector DNA es parte de los detalles estéticos que nos han parecido muy acertados. En cualquier caso un funcionamienot superior al de otros modelos del grupo FCA que hemos tenido la ocasión de probar.

Conclusiones

Los coches son vehículos, pero no solamente eso. Hay ocasiones en los que trascienden su mero cometido de llevarnos de forma eficaz y cómoda de un punto A a un punto B para regalarnos emociones, para transmitir en esos viajes algo más, sensaciones que solamente un puñado de marcas son capaces de transmitir. Y con este modelo Alfa ha querido volver por sus fueros y reclamar uno de esos puestos como marca capaz de arrancarnos una sonrisa cuando nos manden a por pan (con un pequeño desvío por la sierra en la medida de lo posible…)

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No nos encontramos frente a la berlina más cómoda, ni la más confortable ni la más eficiente, pero desde luego está dentro de las que con más razones merece el título de berlina deportiva de todas las que podemos encontrar en el mercado. Estable, noble en curva, con un motor potente y dispuesto y todo lo que necesita un conductor para sentir que cada cosa está totalmente bajo control y que puede buscar las cosquillas a los límites.

Desde luego que la compra de un Giulia es una decisión más emocional que racional, pero en este caso a diferencia de otros tampoco estamos renunciando totalmente a espacio para pasajeros, unos buenos acabados, confort de marcha o un maletero racional. Todo eso está, pero está claro que no es la prioridad número uno. La prioridad es esa sonrisa que mencionábamos antes, y Giulia las regala a puñados…

 

 

Notas finales

8Nota

Prestaciones8

Diseño9

Consumo8

Confort7

Sistema de Infoentretenimiento7

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