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Análisis

Opel Karl Rocks, discreción

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Crazy little thing called love, (Queen Crazy little thing called love, 1979)

Me has convencido a venir a este concierto. Y lo odio. La música está demasiado alta. Me golpea el pecho. Sin embargo te sonrío, tengo una sonrisa estúpida, no hace falta que me lo diga nadie, soy consciente de su estupidez pero no puedo hacer nada, se dibuja ella sola en mi cara enseñando los dientes. Otro interminable solo de guitarra, ¿cuántas canciones llevamos? ¿veinte? ¿cien? Ya he mirado el reloj unas doce veces. Tengo que dejar de mirarlo porque empiezas a sospechar algo. Me miras porque he hecho el gesto sin darme cuenta. Así que tengo que volver a sonreir.

Ahora que miras al escenario puedo cerrar los ojos e imaginarme en otro sitio. Tengo un coche pequeño pero me lleva a todos lados y me veo cruzando el río y deteniéndome al otro lado del puente para mirar cómo baja el agua. Tiro del freno de mano y me recuesto. Un micrófono se acopla y salgo de mi ensoñación. Lástima. Estaba muy a gusto al otro lado del puente. Sonrío otra vez antes de abrir los ojos. Pero no estás. Están desmontando el escenario ¿cuánto tiempo ha pasado? Estoy de pie, rodeado de vasos de plástico y olor a cerveza. Me ha vuelto a pasar. No creo que te vuelva a ver. Pero si me coges el teléfono esta vez no me dejo engañar. Te llevaré al puente en mi coche pequeño.

Ser urbano no es tarea fácil y a veces es el resultado de complejas hibridaciones para conseguir la mezcla genética ideal. Para moverse por las ciudades precisamos un coche pequeño, pero que tenga espacio interior para personas y compras semanales, que gaste poco y que tenga un aspeco moderno para no desentonar en la jungla del asfalto.

Ficha técnica

El Opel Karl Rocks es el resultado de una de estas hibridaciones: un utilitario pequeño ascendido a monovolumen al que se le han añadido genes de SUV para hacer que sea más vistoso y dotarle de mayor espacio interior. La mayor altura al suelo no es probable que lleguemos a aprovecharla para emprender aventuras fuera de los espacios controlados de las calles pero sí que nos permitirá más comodidad para subir al coche y cargar el maletero al tiempo que le da ese toque todocamino heredado genéticamente.

Aires de todoterreno

Estas pinceladas de tododerreno también se encarnan en las molduras de plástico que rodean a la carrocería en lugares estratégicos como los bajos y los parachoques y que añaden una defensa natural contra los enemigos naturales del vehículo urbano como bolardos, aparcamientos estrechos, atascos… El aspecto del Karl Rocks es moderno, con unos (relativamente) grandes faros que junto con la silueta de la carrocería le dan un aspecto de «Mini Zafira» y en cualquier caso un indudable aire de familia Opel.

Las barras en el techo y las llantas de 15 pulgadas dan un toque al conjunto que emana una mezcla entre campero y urbano muy interesante que llama bastante la atención en un coche de tamaño tan contenido. De hecho se mueve con la misma soltura que cualquier compacto pequeño pero con el aspecto de un coche más grande que éstos.

La parte trasera del Karl Rocks cae más en vertical aprovechando cada centímetro de chásis disponible para envolverlo en acogedora carrocería. Dispone de un paragolpes amplio que será muy útil para proteger en maniobras a la hora de dar marcha atrás así como será de mucha ayuda la amplia superficie acristalada de la luna posterior que proporciona una excelente visibilidad.

Más de lo que parece

En el interior de este pequeño Opel la verticalidad prima sobre todas las cosas: el acceso a las plazas anteriores y posteriores es cómodo y la altura del coche es buena para acoger ocupantes de cierta estatura sin problemas y sin perder visibilidad. En esta edición el Rocks incluye un sistema de información y entretenimiento completo con el sistema Intellilink compatible con Apple Car Play y Android Auto que es una buena incorporación a un coche moderno.

El acabado del interior de este urbano es algo espartano, con plásticos duros y rugosos en casi todos lados pero la verdad es que la calidad de construcción y acoplamiento es bastante buena. Dispone de bastantes huecos para objetos aunque obviamente el reducido tamaño los limita bastante para colocar objetos voluminosos. El espacio más grande está bajo la consola, encontramos espacio en las puertas e incluso un pequeño espacio con tapa encima de la guantera.

A pesar del tamaño no se viaja mal tampoco en la parte trasera aunque evidentemente solamente dos personas, aunque haya posibilidad de acomodar una tercera no sería precisamente de forma cómoda… En cuanto a espacio para las piernas y altura el espacio es suficiente, incluso mayor que alternativas con una carrocería más alargada.

No cabe todo

El maletero no es demasiado grande y el espacio es más bien vertical por lo que si necesitamos transportar un objeto alargado horizontalmente no tendremos más remedio que abatir los asientos. El volumen es de 216 litros, bastante alineado con otros utilitarios con la misma configuración que podemos encontrar en el mercado.

Al volante

En lo que respecta al comportamiento dinámico la verdad es que el modesto motor de 1.0 de 75 caballos con caja de cambios de cinco velocidades no parece que fuera a darnos demasiadas alegrías. En lo que respecta al sonido y vibraciones lo cierto es que se trata de un motor bastante silencioso a menos que forcemos la aguja del cuentarrevoluciones cerca del límite. Tampoco transmite demasiadas vibraciones a la caja de cambios.

De hecho una de las cualidades más sobresalientes y apreciables para un coche de ciudad más práctico que brillante, es la suavidad de funcionamiento del motor, tanto a bajas como a altas revoluciones. Quizás para completar esta suavidad sería recomendable un cambio automático que permita una conducción más relajada.

No se trata de un coche con una aceleración fulmínea, roza los 14 segundos para alcanzar los 100 kilómetros por hora, pero una vez aclimatados a su respuesta es bastante eficaz para las situaciones que podamos encontrar en entornos urbanos. Eso sí, jugar con el cambio se vuelve fundamental en carretera ya que nos podemos quedar sin fuelle en ocasiones que nos obligarán a revolucionarlo.

Llevar el Karl al límite en carreteras viradas no es tan fácil como podría hacer pensar su carrocería elevada, se mantiene bastante estable en curva. Eso sí, la dirección es muy urbana y si afrontamos terrenos con curvas la conducción requiere más atención que con un coche con una dirección más directa.

Conclusiones

Dentro de los imponderables lo primero es decir que a pesar de las limitaciones del motor y del cambio nos hemos divertido con el Opel Kar Rocks. Es un coche con una estética simpática, muy ágil en ciudad y que en carretera aunque no nos arranque sonrisas por su respuesta y comportamiento nos permite realizar trayectos largos sin dificultades.

Nos han gustado detalles como la habitabilidad y los huecos portaobjetos que suplen en parte la capacidad algo justa del maletero. No se trata de un utilitario chic como los que se estilan en la actualidad, la estética es vistosa pero los acabados son algo espartanos, con una filosofía más práctica que deslumbrante.

Valoración final
6.4 NOTA
NOS GUSTA
Tamaño compacto
Diseño vistoso
Buena habitabilidad
A MEJORAR
Algo justo de potencia
RESUMEN
Un coche con un diseño urbano y vistoso con buena habitabilidad para su tamaño. Con un motor algo más potente sería más versátil.
Prestaciones4.5
Diseño7.5
Consumo6.5
Confort6.5
Sistema de infoentretenimiento7

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