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¿Qué procesador y qué fuente de alimentación necesito para mover una RTX 3080?

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RTX 3080

La RTX 3080 es una tarjeta gráfica de nueva generación que está llamada a convertirse en una de las mejores opciones dentro de su gama, debido a su excelente relación precio-rendimiento. Estamos trabajando en un análisis a fondo que esperamos poder compartir con vosotros dentro de unos días, pero mientras tanto queremos ayudaros a resolver un par de dudas que he visto que se han convertido en una constante entre muchos usuarios: qué CPU y qué fuente de alimentación necesitamos para mover dicha tarjeta gráfica.

Durante los últimos días he leído bastantes disparates sobre este tema. Por ejemplo, algunos creen que para mover una RTX 3080 necesitarán una fuente de alimentación de 850 vatios, y también hay algunos mitos sobre la interfaz PCIE Gen4 y sobre el procesador que debemos montar para poder aprovecharla de forma óptima. Vamos a poner un poco de orden en todo ese caos.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la RTX 3080 es una tarjeta gráfica muy potente. Supera de largo a la RTX 2080, y también saca una gran ventaja a la RTX 2080 Ti. Sin embargo, la mayoría de los juegos actuales no utilizan de forma óptima más de cuatro núcleos y ocho hilos, lo que significa que no vamos a necesitar un procesador con una elevada capacidad multihilo para conseguir una buena experiencia.

Con la transición que experimentarán los desarrollos de videojuegos tras la llegada de las consolas de nueva generación se producirá un salto importante en términos de aprovechamiento de CPUs multihilo, pero la GPU seguirá siendo el componente más importante, sobre todo en resoluciones elevadas (1440p y superiores).

RTX 3080

Desgranando la importancia de la resolución que vamos a utilizar

En segundo lugar, también hay que tener presente el papel que juega la resolución utilizada en la carga de trabajo que asume la GPU, y en la distribución de un posible cuello de botella. Si ejecutamos un juego en 1080p la RTX 3080 mostrará una mayor dependencia del procesador, y conforme vayamos subiendo la resolución esa dependencia se irá reduciendo hasta desaparecer casi por completo cuando lleguemos a 4K.

Ya os expliqué en su momento esta cuestión hace un par de años cuando hablamos de los cuellos de botella. A bajas resoluciones, la tarjeta gráfica va mucho más suelta, completa ciclos de trabajo en menos tiempo y necesita que el procesador sea capaz de trabajar a toda máquina para que no le falten datos. Cuando trabaja con resoluciones altas ocurre justo lo contrario, la GPU tiene que lidiar con un trabajo mucho más pesado, debido al mayor conteo de píxeles, y es menos exigente con la CPU.

Es muy fácil de entender. Imagina que tienes que mover unos paquetes de un lado a otro, y que tienes a un compañero que te lleva nuevos paquetes cada cierto tiempo. Si esos paquetes pesan poco y son pequeños, podrás moverlos a mayor velocidad, y si tu compañero no te trae nuevos paquetes lo bastante rápido acabarás quedándote parado. Este ejemplo es una analogía de lo que ocurre con la RTX 3080 y la CPU en 1080p, la primera serías tú llevando los paquetes, y el segundo el compañero que te los trae cada cierto tiempo.

Subir la resolución a 4K cambiaría ese ejemplo de la siguiente manera: los paquetes pesarían más y serían más grandes, por lo que tardarías más en llevarlos, y tu compañero no tendría que traerte nuevos paquetes con rapidez para que no te quedes parado. Él iría más tranquilo, pero tú no.

Qué procesador necesito para mover una RTX 3080

Pues depende de la resolución, como habréis podido intuir. Ahora mismo los procesadores Intel Core de décima generación tienen la ventaja de ofrecer un mayor rendimiento monohilo, lo que los convierte en la mejor opción, en términos de rendimiento bruto, para jugar, sobre todo si nos movemos en resoluciones con una alta dependencia de la CPU, como 1080p.

Sé lo que estáis pensando, ¿para qué quiero una RTX 3080 si voy a jugar en 1080p? Pues es muy sencillo, porque es una tarjeta gráfica fantástica para aprovechar monitores de más de 144 Hz o más. Su rendimiento en juegos actuales en 1080p es tremendo, como descubriréis en nuestro próximo análisis, pero debemos acompañarla de una CPU potente para que pueda desplegar todo su potencial en dicha resolución.

Si vamos a jugar en 1080p con la RTX 3080 la opción más equilibrada en relación precio-prestaciones sería montar un procesador Intel Core i5 10600K, ya que suma 6 núcleos y 12 hilos y ofrece un excelente rendimiento monohilo, lo que nos permitirá conseguir una tasa de FPS mucho más elevada que con las soluciones equivalentes de AMD, como el Ryzen 5 3600X, por ejemplo. Sí, un Ryzen 5 3600X también nos permitirá aprovechar una RTX 3080, pero en 1080p tendremos una tasa menor de FPS, por eso recomendamos el chip de Intel.

Al subir la resolución a 1440p la dependencia de la CPU se reduce considerablemente, y en 2160p prácticamente desaparece, tanto que la diferencia entre los procesadores Intel Core serie 10 y los Ryzen 3000 de AMD es casi inexistente, incluso al utilizar modelos económicos como el Ryzen 3 3300X, por ejemplo. Esto se debe a lo que ya os hemos explicado, a que la GPU pasa a asumir una enorme carga de trabajo, y no necesita, por tanto, que la CPU trabaje al mismo ritmo que en resoluciones inferiores. La conclusión que podemos sacar es muy sencilla, no necesitas un procesador de gama alta para aprovechar de forma óptima una RTX 3080.

RTX 3080: fuente de alimentación e interfaz

La RTX 3080 necesita, según la web oficial de NVIDIA, una fuente de alimentación de 750 vatios, y utiliza un conector de alimentación adicional de 12 pines. Si nuestra fuente no cuenta con dicho conector no pasa nada, podemos utilizar el adaptador de 12 pines incluido con la RTX 3080 Founders Edition, que se conecta a dos cables de 8 pines.

Los consumos que registra la RTX 3080 rondan entre los 320 y los 370 vatios. A eso deberíamos añadir el consumo del resto de componentes de nuestro PC, que obviamente variará en función de la configuración del mismo. Un PC para gaming medio equipado con la RTX 3080 debería registrar un consumo aproximado de entre 500 y 580 vatios, lo que significa que en realidad tendríamos suficiente con una fuente de alimentación de calidad que sea capaz de ofrecer una potencia de 650 vatios.

Como ya he dicho, es importante que tengáis en cuenta tanto la calidad de la fuente como el consumo real de vuestro equipo. Obviamente no es lo mismo una fuente genérica de 750 vatios que una fuente de calidad con certificación 80 Plus Gold y una potencia de 650 vatios, aunque los números apunten en otra dirección la segunda es mucho mejor.

No quiero terminar este artículo sin hablar de otro tema importante, la interfaz PCIE Gen4. Como sabrán nuestros lectores habituales las RTX 30 de NVIDIA basadas en la arquitectura Ampere son compatibles con dicho estándar, pero si vuestra placa base está limitada a PCIE Gen3 no tenéis nada de lo que preocuparos, podréis sacarle todo el partido sin problema, siempre y cuando la montéis en una ranura x16 (con 16 líneas PCIE).

Espero que con todo lo que hemos visto en este artículo tengáis más claro todo lo que necesitáis para montar una RTX 3080. Si tenéis dudas sobre las medidas de la tarjeta gráfica echad un visto a la última imagen, en ella podréis ver claramente que ocupa dos ranuras de expansión, y que su longitud es de 285 milímetros, es decir, 28,5 cm.

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