Wi-Fi e Internet: mentiras y verdades que debes conocer

La tecnología WI-Fi se ha convertido en una parte imprescindible de nuestra sociedad, una realidad que no admite discusión, y que está profundamente unida a la enorme evolución que ha vivido el sector de los dispositivos móviles.

Sí, muchas personas todavía mantienen el PC como su equipo principal para conectarse y para navegar por Internet, y en muchos casos continúan utilizando conexiones cableadas, pero el auge de los smartphones ha disparado la popularidad del Wi-Fi a un nivel tan alto que, hoy por hoy, se mantiene como el tipo de conexión a Internet más utilizado del mundo.

Su popularidad es incuestionable, pero a pesar de ello todavía está rodeada de mitos que se han transformado en mentiras que, todavía hoy, tienen un gran calado en nuestra sociedad. Somos conscientes de lo problemático que puede ser esto, sobre todo para los usuarios con menos experiencia, y por ello hemos querido dar forma a este artículo, donde vamos a desgranar cinco mentiras sobre el Wi-Fi, que irán acompañadas de cinco verdades.

1-El Wi-Fi no ofrece un buen rendimiento

Muchas personas todavía creen que el Wi-Fi está bien para navegar por Internet de forma básica, y poco más. Piensan que su rendimiento no es lo bastante bueno como para realizar tareas más complicadas, y que siguen siendo mucho más lentas que las conexiones cableadas.

Hubo un tiempo en el que esto era cierto, pero ya no tiene ningún sentido. La llegada del estándar Wi-Fi 5 impulsó la velocidad de las conexiones inalámbricas por encima de la barrera de 1 Gbps, y ahora mismo podemos disfrutar de una experiencia perfecta reproduciendo contenidos 4K en streaming con una conexión Wi-Fi.

Es cierto que las conexiones Wi-Fi se ven afectadas por la distancia, y también por las interferencias y los obstáculos que encuentren a su alrededor, pero la verdad es que en condiciones normales pueden ofrecer un rendimiento fantástico.

2.-El Wi-Fi es una tecnología muy limitada 

Otra mentira, de hecho ocurre todo lo contrario. El Wi-Fi ha vivido una enorme evolución desde su concepción en el año 1997. Su velocidad de transferencia ha crecido exponencialmente, y ha derribado barreras que, en su momento, no nos habríamos podido imaginar.

Pero esto no es todo, el estándar también ha evolucionado para ser más seguro, más eficiente, y para funcionar mejor en entornos con diferentes tipos de dispositivos.

Al tratarse de una tecnología que utiliza ondas de radio es obvio que presenta limitaciones en cuestiones importantes, como el alcance, pero la verdad es que esto no es suficiente para considerarla como una tecnología limitada, ya que es segura, rápida y puede trabajar con muchos dispositivos de forma simultánea sin problema.

3.-El Wi-Fi es perjudicial y puede afectar a la salud

Todavía hay gente que se cree esta historia, y la verdad es que resulta muy triste. Como anticipamos, el Wi-Fi lleva entre nosotros muchos años, y durante todos esos años no se han encontrado evidencias reales que prueben que el Wi-Fi puede hacer daño a nuestra salud.

Es cierto que existen estudios de dudosa fiabilidad que dicen lo contrario, pero estos han perdido todo su sentido al ser enfrentados por otros mucho más fiables que confirmaron que el Wi-Fi es inocuo para el ser humano.

La verdad es esa, el Wi-Fi no es malo para salud. Estudios de entes tan importantes como el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencia y Salud (CCARS) así lo han confirmado.

4.-Todos los obstáculos afectan por igual al Wi-Fi

Hemos hablado mucho sobre este tema, pero sigue generado dudas y malentendidos. No es cierto, de hecho ocurre todo lo contrario, cada tipo de material afecta de forma distinta a la señal Wi-Fi.

Por ejemplo, los espejos, las grandes masas de agua y el pladur son los elementos que más afectan a la señal, tanto que pueden destruirla casi al instante.

Por contra, otros materiales como la madera, por ejemplo, tienen un impacto mucho menor, ya que dejan pasar la mayor parte de la señal a través de ellos.

5.-El Wi-Fi no es seguro

Sin duda una de las mentiras más extendidas. Muchas personas todavía creen que vulnerar una conexión Wi-Fi es algo muy fácil, pero la verdad es que ocurre todo lo contrario, siempre que se cumplan unas condiciones mínimas.

Esta tecnología, al ser una conexión inalámbrica que puede estar expuesta de forma pública, tiene un mayor riesgo que una conexión cableada, pero si utilizamos contraseñas fuertes y ocultamos el nombre de red (SSID) su nivel de seguridad será tan alto que resultará prácticamente imposible que acabemos sufriendo una intrusión.

Algo tan simple como una contraseña fuerte puede marcar la diferencia entre una red segura o insegura, así que tenlo en cuenta.

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