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¿Qué dura más, un disco duro o una SSD?

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resistencia de SSD

La resistencia de SSD fue una cuestión debatida cuando esta tecnología llegó al mercado. Algunos modelos de la primera generación tuvieron problemas de uso, no dieron la talla en durabilidad y comenzó a dudarse que pudieran convertirse en la gran alternativa a los discos duros como prometían.

Las siguientes generaciones mejoraron la situación y los test de resistencia que se hicieron confirmaron el aumento de fiabilidad, lo que junto a las múltiples ventajas de este formato frente a los discos duros (rendimiento, consumo, ruido o emisión calorífica) han terminado por convertirlo en el gran estándar para almacenamiento interno de consumo y su introducción masiva en servidores y centros de datos solo es cuestión de tiempo.

Conviene aclarar aquí el diseño y funcionamiento básico de las unidades de estado sólido. Están basadas en memorias flash NAND y no tienen ninguna parte móvil, lo que ya le aporta una ventaja sustancial frente a los mecanismos de los discos duros, pero las sucesivas escrituras van erosionando las células de memoria individuales tanto en capacidad como en rendimiento, algo inherente a este tipo de almacenamiento flash.

Los fabricantes instalan células adicionales para cuando vayan fallando las primeras reponerlas. Además, ofrecen cifras de durabilidad conservadoras en escritura de Tbytes. Pero nada dura para siempre y como cualquier producto eléctrico / electrónico terminará por agotarse o fallas. ¿Cuánto? ¿Más o menos que los discos duros?

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Resistencia de SSD

BackBlaze es una compañía de servicios de almacenamiento cloud y publica desde hace años un informe sobre fiabilidad de las unidades de almacenamiento. El estudio estadístico se realiza sobre la base de la tasa de errores de su propia infraestructura, ya que una compañía como esta maneja decenas de miles de unidades en su centro de datos, trabajando a destajo (24/7) y sumando miles de millones de horas de actividad individual.

Por ello es un buen barómetro para comprobar la fiabilidad, si bien conviene aclarar que la tasa de fallos registrados en sus informes no solo incluyen un fallo directo de las unidades, sino que también se suman fallos de sincronización a las matrices RAID o valores de funcionamiento por encima de un sistema de estadísticas inteligentes que usa.

Los últimos dos años ha sumado unidades de estado sólido a su arsenal de discos duros y la conclusión principal es que la resistencia de SSD es más elevada que la de los discos duros. La tasa de fallos de estas unidades se ha comparado con otro grupo de HDD que, según Backblaze, han estado realizando «las mismas funciones en el mismo entorno» a lo largo del tiempo.

Lo único a tener en cuenta es que no ha pasado el tiempo suficiente en antigüedad de los discos, lo que puede sesgar los datos un poco a favor de los SSD y fue la razón por la que el proveedor no los desglosó por modelos individuales. Además, no se han citado si las unidades usadas son del tipo MLC o las más nuevas, baratas y densas, pero menos resistentes, TLC y QLC de triple y cuádruple celda. También sería interesante comprobar si el informe cifra la tasa de errores de unidades SATA o las PCIe NVMe. Suponemos que estos datos los publicará en el futuro. 

En todo caso son buenas noticias para los consumidores. La resistencia de SSD debe mejorar la propia de los discos duros y el nivel de resistencia de escrituras de Tbytes que ofrecen los fabricantes no suelen ser alcanzados en equipos de consumo, salvo actividades muy  particulares como el minado con Chia que puede destrozarlos. Por último, citar la ampliación a cinco años que la mayoría de fabricantes están ofreciendo como garantía para las SSDs de consumo.

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