Baikal-S: un chip «made in Russia»

Aunque su nombre, Baikal-S, ya nos invita a pensarlo, seguramente muchas personas se sorprenderán al saber de los trabajos de Baikal Electronics, una empresa rusa dedicada desde hace ya años al diseño de integrados. Es más, hace ya más de cinco años te hablamos de un dispositivo, el Tavolga Terminal TB-T22BT, que contaba con una CPU Baikal-T1, un chip de 32 bits, fabricado en 28 nanómetros y que contaba con dos núcleos P5600 a 1,2 gigahercios.

Baikal-T1 era, evidentemente, un integrado de nivel básico, para dispositivo de nivel de entrada que, no obstante, destacaba por tener un TDP de tan solo 5 vatios. Desde entonces la compañía rusa ha seguido trabajando y ahora, cinco años después, podemos ver que ha dado un salto de gigante con su nuevo diseño, el Baikal-S. Según podemos ver en su propia web, estas son las especificaciones del tope de gama de los chips Baikal-S:

• 48 núcleos Arm Cortex-A75 a 2 gigahercios.
• 12 core clusters (4 cores y 2 MB L3 cache por clúster).
• 64 kilobytes de instruction caché L1, 64 kilobytes de data cache L1 y 512 KB de caché por núcleo.
• 32 megabytes de caché L4.
• Seis canales de memoria compatibles con DDR4-3200 con ECC.
• Hasta 768 gigabytes por socket (128 gigas por canal).
• TDP: 120 vatios.
• Litografía de 16 nanómetros (TSMC).

Como puedes comprobar, este Baikal-S no tiene absolutamente nada que ver con lo que vimos hace ya algún tiempo, lo que nos demuestra que el interés de Rusia por avanzar en este campo son bastante altos, al punto de que no pocas voces apuntan a que los trabajos de Baikal Electronics son financiados por las instituciones públicas del país.

Sea como fuere, la propia compañía compara el Baikal BE-S1000X, que es el tope de gama de la familia Baikal-S, con dos pesos pesados como son el Intel Xeon Gold 6148 (20 núcleos y 40 hilos) y el AMD EPYC 7351 (16 núcleos y 32 hilos), es decir, dos procesadores a estaciones de trabajo y servidores. También afirma superar en un 15% el rendimiento del Huawei Kunpeng 920 de 48 núcleos.

Así, los Baikal-S son una prueba más de que, en poco tiempo, el diseño de los chips cobrará mucha más importancia en el ámbito geopolítico. Desde hace ya algunos años existen sospechas de si el diseño de los integrados puede estar, de alguna manera, intervenido por los estados en los que estos se diseñan y, por lo tanto, si podrían ser empleados como herramienta de espionaje. Un tipo de sospechas que ha crecido como la espuma desde las acciones adoptadas por Estados Unidos contra Huawei.

Así, podemos ver la llegada de estos Baikal-S como una innovación tecnológica, desde luego, pero no podemos perder de vista que, seguramente, estos chips serán recibidos con cierto recelo por parte de otros países, que seguramente sospecharán precisamente de lo mismo de lo que sospecha  Rusia, y por lo que el estado habría apoyado los trabajos de Baikal Technologies. Sin duda, una muestra más de la importancia estratégica de la tecnología en la actualidad.