Dudas en Apple por su «next big thing»

A medida que se acerca la WWDC 2023 de Apple, crecen exponencialmente los rumores, filtraciones y predicciones de que el protagonismo del evento recaerá, principalmente, en la esperada presentación del visor de realidad aumentada de los de Cupertino. Y no es para menos, porque lo cierto es que ya llevamos unos cuantos años escuchando hablar de los planes de la compañía para dar el salto a la realidad virtual y la realidad aumentada.

Además, durante las últimas semanas se han popularizado informaciones que indican que este es un proyecto especialmente personal para Tim Cook, CEO de la compañía, que ve en este dispositivo la oportunidad de dejar un legado en la marca, además de volver a sorprender con la presentación de un dispositivo totalmente nuevo, algo que no ocurre desde que la compañía presentara el Apple Watch en septiembre de 2014, hace ya casi nueve años, e iniciara su distribución unos meses después, en abril de 2015 (aunque en España se retrasó hasta junio del mismo año).

Esta teoría tiene bastante sentido por los dos puntos mencionados. Aunque Cook ya era el CEO de Apple cuando se presentó el reloj inteligente de la compañía, este era un proyecto que se había iniciado varios años antes, por lo que de algún modo tenía la firma de Steve Jobs, algo muy honroso para el dispositivo, pero que no permitiría a Cook anotarlo en su propio marcador. Debe ser difícil, muy difícil, ser la persona que sustituye a Jobs, y la presión debe empujar a intentar dejar una huella que, aunque no sea tan grande como la del fundador, sí que resulte razonablemente indeleble o, como mínimo, perdurable.

Ahora bien, a medida que se acerca el esperado anuncio, afloran algunas voces (de momento anónimas) dentro de la compañía que no terminan de verlo claro. Según podemos leer en The New York Times, ocho ejecutivos y empleados (algunos todavía activos en la compañía) se han producido varios abandonos en el equipo dedicado al proyecto del visor de realidad aumentada. Algunas personas han sido despedidas, pero otras han optado por abandonarlo voluntariamente por albergar serias dudas sobre su potencial real.

Otros ejecutivos de la compañía confían en que el interés en los auriculares de realidad mixta crezca a medida que salgan más versiones del mismo, y ponen gran parte de su fé en un futuro modelo «barato». Recordemos que se espera que el precio de salida del visor de Apple sea de alrededor de 3.000 dólares, mientras que la versión económica, en la que la compañía ya estaría trabajando, apunta a tener un precio de alrededor de 1.500 dólares, aunque no llegaría al mercado hasta dos años después del debut del primer modelo.

La realidad virtual, y de su mano también la aumentada, son dos mercados que pese a múltiples tentativas nunca han terminado de despegar. Es cierto que su adopción crece, pero lo hace poco a poco, y solo en ecosistemas en los que la oferta de software compensa el coste de adquisición de los visores. Y en algunos casos ni así, y como ejemplo cercano podemos fijarnos en la reducción de precio de las Meta Quest Pro. Apple cuenta con su imagen de marca, que juega a su favor, pero la gran duda es si esto será suficiente.