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Su sonado «Caranchoa» le cuesta 20.000 euros al exyoutuber MrGranBomba

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Su sonado "Caranchoa" le cuesta 20.000 euros al exyoutuber MrGranBomba

El término «caranchoa» se coló súbitamente en nuestras vidas a finales de 2016. Ocurrió, seguramente lo recordarás, cuando el entonces youtuber MrGranBomba subió a su canal de YouTube un vídeo en el que denunciaba la agresión que había sufrido por parte de un repartidor, que le dio una sonora (y con toda probabilidad bastante dolorosa) bofetada tras ser interpelado por el youtuber con la que, de repente, se convirtió en la palabra de moda.

Más allá de ese suceso puntual, lo más interesante es que se abrió un debate sobre los límites a la hora de crear contenidos. En parte por influencia de otros youtubers anglosajones, se empezaron a popularizar los canales y los vídeos dedicados a faltar al respeto, a intimidar y a ridiculizar a particulares que tenían la mala suerte de cruzarse con alguno de estos youtubers en su camino. El de MrGranBomba fue probablemente el caso más sonado, pero se produjeron algunos casos mucho peores, como el del youtuber que provocó una intoxicación a un indigente tras darle unas galletas que previamente había rellenado con pasta de dientes.

El caso de MrGranBomba con su sonado caranchoa llegó a ser bastante polémico, pues frente a quienes defendían la actuación del repartidor al verse violentado e insultado por un desconocido, otros argumentaban que tan solo era una broma y que la reacción del repartidor, al agredirle, había sido desproporcionada. Sin embargo, algo que eludían los defensores de esta postura en sus argumentos, era la exposición pública a la que había sometido al repartidor.

Tras los sucesos, el repartidor intentó que se llevara a cabo un acto de conciliación antes de denunciar los hechos, y posteriormente intentó dirimir el conflicto mediante una mediación, pero ambos intentos fueron rechazados por la defensa del youtuber. Y no parece que fuera una buena idea ya que, según podemos leer en Información, la grabación y publicación del vídeo «caranchoa» le ha costado una indemnización de 20.000 euros al repartidor por daños morales. Curiosamente, esta es la misma cantidad de la multa impuesta al youtuber que intoxicó al indigente, un suceso que se produjo alrededor de un mes antes que el que nos ocupa en esta noticia.

Su sonado "Caranchoa" le cuesta 20.000 euros al exyoutuber MrGranBomba

Con esta sentencia de la Audiencia de Alicante, que es firme, junto con la aparente falta de intención de MrGranBomba de apelar en una instancia superior, se cierra un proceso legal que se ha prolongado durante años, y que en todas sus fases ha ido dando la razón al repartidor, dado que todas las instancias han coincido en valorar que existió intromisión ilegítima en el honor y en la propia imagen, algo que se incrementa debido a un segundo vídeo publicado posteriormente por el youtuber, en el que calificaba al repartidor como «amargado, chulito, desequilibrado mental, prepotente, estúpido y delincuente».

Afortunadamente, y seguramente tras la llegada de las primeras sentencias judiciales que castigaban este tipo de comportamiento, los vídeos basados en este tipo de comportamientos ya no son tan frecuentes como lo eran en aquel momento, aunque todavía se producen algunos casos, como el del youtuber que se negó a pagar una empanadilla en un local de Vigo, Galicia, alegando que con su vídeo daba visibilidad al negocio, y afirmando que en tal caso él mismo pasaría una factura al local por la promoción. Esta acción le costó el cierre de su canal en YouTube, que también se muestra bastante más concienciada frente a este tipo de acciones que cuando ocurrió el incidente de «caranchoa».

Con respecto a MrGranBomba, tras comprobar que (probablemente en contra de lo que esperaba), las reacciones sociales se alinearon, mayoritariamente, del lado del repartidor, e incluso de que el golpe que recibió se convirtiera en un meme de Internet, optó por abandonar la actividad pública y vendió el canal a una empresa por 15.000 euros.

Sin entrar en si la reacción del repartidor tras ser llamado caranchoa por parte del youtuber fue excesiva o no, lo que resulta indudable es que la exposición pública, sumada a los insultos que le dedicó en el vídeo posterior, no son acciones aceptables ni bajo la premisa de la libertad de expresión. Generar ingresos con contenidos basados en vejar a particulares desafortunados (por cruzarse en el camino de los graciosetes) no parece aceptable bajo ningún prisma y, para quienes se planteen hacerlo en el presente o en el futuro, sentencias como ésta son un buen recordatorio de aquello a lo que se exponen si lo hacen.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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