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¿Se puede overclockear una SSD? ¿Debemos hacerlo?

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overclockear una SSD

La capacidad de ‘subir de vueltas’ los componentes electrónicos, aumentando su frecuencia de trabajo por encima del valor con el que salen de fábrica, es una técnica bien conocida en CPUs, GPUs o memoria RAM, pero también se puede usar para overclockear una SSD. Otra cosa es que debamos hacerlo.

Ya sabes que las unidades de estado sólido se han convertido en el gran (y único) estándar del almacenamiento en PCs y ofrecen enormes beneficios frente a los discos duros. Teniendo en cuenta que su función principal es guardar nuestros preciados datos, aquí los parámetros de fiabilidad, resistencia y estabilidad deben primar por encima de cualquier otra cuestión, aunque, como en cualquier otro componente electrónico, sean importantes su precio o su rendimiento.

Overclockear una SSD

Un entusiasta que trabaja en Techpowerup ha querido comprobar si es posible realizar overclocking sobre estas unidades y hasta dónde se puede llegar. Hace tiempo que se conoce que puede hacerse, aunque realmente no es un componente que se use para estas técnicas. Para ello ha utilizado una SSD de 2,5 pulgadas conectada a la interfaz SATA. Son unidades que han sido superadas en rendimiento por las M.2 con interfaz PCI-Express, pero todavía hay una enorme base instalada y siguen siendo las más baratas en precio por GB.

La unidad a prueba fue una RZX Pro con memorias BiCS FLASH 4 de Kioxia y un controlador de Silicon Motion. No cuenta con memoria caché para acelerar el acceso a los datos más usados ni admite bufer de memoria del host. La frecuencia de trabajo del controlador fue aumentada desde 400 a 500 MHz (un 17%), mientras que la velocidad de la memoria NAND flash se duplicó desde 193 a 400 MHz.

overclockear una SSD

¿Los resultados?

La latencia se redujo al igual que la velocidad de lectura secuencial, pero muy ligeramente. Donde sí se notó bastante fue en la velocidad de escritura, especialmente la aleatoria.

También en algunos benchmark globales como 3D Mark, sensibles al aumento de ancho de banda.

El mayor problema, como sucede en todas las técnicas de overclocking, vino del aumento de temperaturas, desde los 40 grados estables de los valores de fábrica a superar los 45 grados.

¿Debemos overclockear una SSD?

La respuesta es clara: NO. Simplemente no podemos arriesgarnos a perder los datos personales y profesionales que contiene un componente dedicado al almacenamiento masivo. Además, el aumento de frecuencias (y de temperaturas) reducirá la vida útil de la unidad y la cantidad de operaciones de lectura/escritura máximas que podrá realizar. Además, estas técnicas anulan la garantía del fabricante. Demasiados puntos en contra para unos beneficios de rendimiento menores que seguramente no notemos en el uso diario.

Sin embargo, si tienes por casa alguna unidad SATA antigua que ya no utilices y quieres experimentar, adelante con ello. Gabriel Ferraz, que así se llama el ingeniero informático que lo ha realizado, ha publicado un vídeo de todo el proceso.

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