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Madurez y videojuegos, cosas para las que igual ya estamos algo mayores

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Los videojuegos se han convertido hoy en una de las industrias más importantes dentro del mundo del entretenimiento se han extendido a niveles que antes no nos habríamos atrevido a imaginar, sobre todo por los prejuicios que en los 80 90 no dejaban de encasillarlos como algo para «frikis», «inmaduros» o «niñatos».

El caso es que el tiempo ha pasado y el sector ha callado muchas bocas, pero los que hemos vivido esa evolución desde su edad más temprana también hemos cambiado, y mucho.

En la mayoría de los casos la edad nos ha traído nuevas responsabilidades y obligaciones que han acabado limitando nuestro tiempo libre de tal forma que hay cosas que ya no podemos o simplemente no queremos hacer, especialmente cuando queremos por ejemplo repartir nuestro tiempo libre entre varios juegos.

Basándome en mi experiencia personal y poniéndola en relación con la de otros compañeros y amigos de la infancia he querido realizar este pequeño artículo de opinión, donde resumiré cinco cosas para las que muchos «jovencitos de treintaitantos» ya estamos un poco «mayores».

Con todo lo importante aquí es vuestra opinión, de hecho esa es la gran meta del artículo, animaros a que compartáis vuestra opinión con nosotros y nos contéis para qué cosas, elementos o aspectos de los videojuegos os sentís un poquito «mayores».

Aquí van nuestros cinco:

  1. Conseguir todos los logros: es uno de los que más unanimidad presenta. Por lo general cuando tenemos el tiempo limitado pasamos de ir a por todos los logros, nos limitamos a pasarnos el juego consiguiendo las cosas que nos gustan y poco más.
  2. Formar parte de un clan o grupo: puede sonar raro pero la falta de tiempo también nos vuelve un poco menos sociales, al menos en el sentido de adquirir las obligaciones habituales de un clan o grupo. Al tener poco tiempo tendemos a intentar aprovecharlo para nuestras cosas y a evitar esperas, retrasos o pérdidas de tiempo.
  3. Seguir jugando a títulos que no nos enganchan: en más de una ocasión hemos comprado un juego que al final no nos ha conseguido enganchar del todo, pero hemos seguido dedicándole tiempo para ver si mejoraba la cosa. Con la edad las cosas cambian, y normalmente los dejamos aparcados.
  4. Entrar en pugnas entre consolas y PC: todos los aficionados al videojuego hemos tenido algún favorito en nuestra vida, aunque con el paso del tiempo y la inevitable (casi para todos) madurez hemos dejado de preocuparnos por esa cuestión y hemos comprado sistemas por su rendimiento y sus juegos.
  5. Apurar los juegos al máximo y volver a jugarlos: era algo que hacíamos muchas veces, aunque más por cuestión de presupuesto que por otra cosa. Antes por ejemplo un cartucho de Super Nintendo podría costar hasta 20.000 pesetas (120 euros), así que había que apurarlo al máximo ya que con suerte pillábamos uno o dos al año.

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