Guías
Cinco mitos sobre las tarjetas gráficas que debemos superar de una vez
El mercado de las tarjetas gráficas se ha convertido en uno de los más complicados que existen ahora mismo. NVIDIA y AMD comercializan una gran variedad de modelos basados en diferentes arquitecturas que ofrecen prestaciones dispares, y tienen precios muy distintos.
Esto complica, y mucho, la elección de una nueva tarjeta gráfica cuando sentimos que ha llegado el momento de renovar, una cuestión que hemos tocado recientemente en este artículo, donde hicimos un análisis a fondo sobre cuándo es buena idea cambiar nuestra tarjeta gráfica, y os dejamos una serie de recomendaciones concretas a modo de ejemplos tipo.
Pero esto no es todo, la enorme oferta que podemos encontrar por parte de NVIDIA y AMD no es lo único que complica el mercado de las tarjetas gráficas. La subsistencia de numerosos mitos y verdades a medias hacer que todavía muchos usuarios estén llenos de prejuicios, y esto los lleva, en muchas ocasiones, a hacer una mala compra.
Somos conscientes del problema que esto supone, y por eso hemos decidido dar forma a esta guía en la que vamos a desmentir cinco grandes mitos que todavía se mantienen en el sector de las tarjetas gráficas, y que debemos olvidar de una vez por todas.
Como de costumbre tenéis a vuestra disposición los comentarios, y podéis dejar cualquier duda que tengáis en ellos. Os ayudaremos a resolverla. Dicho esto, empezamos, poneos cómodos, que hay mucho que leer.
1.-Las tarjetas gráficas más potentes siempre tienen más memoria gráfica
Es totalmente falso, y también es uno de los mitos más extendidos. Pensar que una tarjeta gráfica es mejor solo porque tiene más memoria gráfica es un error muy grave que puede acabar llevándonos a hacer una mala compra.
Piensa, por ejemplo, en una GeForce GTX 1050 Ti de 4 GB y en la GTX 1060 de 3 GB. Si nos dejamos llevar por ese mito pensaremos que la primera es mejor que la segunda, pero la realidad es totalmente distinta, ya que esta última es casi un 50% más potente que aquella.
¿Esto quiere decir que más memoria gráfica no implica mayor rendimiento? No, tampoco nos podemos ir a ese extremo. Las tarjetas gráficas con mayor cantidad de memoria gráfica pueden ofrecer un mayor rendimiento que otras con menos memoria, pero esto dependerá de muchas otras cosas, como por ejemplo el núcleo gráfico de la tarjeta y su arquitectura. Más memoria gráfica no siempre es sinónimo de mejor.
Lo entenderemos mejor con un par de ejemplos. La Radeon RX 580 de 4 GB ofrece un rendimiento muy parecido a la Radeon RX 580 de 8 GB, pero esta última rinde mejor en algunos juegos concretos. Esto se debe a que ambas tarjetas gráficas tienen el mismo núcleo gráfico y las mismas especificaciones. Sin embargo, la Radeon R9 Fury X ofrece un rendimiento medio mucho mayor que aquella a pesar de contar con solo 4 GB de memoria gráfica.
La conclusión que debemos sacar de esto es clara y simple. Más memoria no siempre implica mayor rendimiento, hay cosas más importantes a tener en cuenta a la hora de elegir una tarjeta gráfica. Recuerda, además, que existen diferentes tipos de memoria gráfica y que su rendimiento puede variar sustancialmente en función de su frecuencia de trabajo y del bus de memoria que la acompañe.
De nuevo vamos con un ejemplo para entenderlo. La memoria GDDR5 puede trabajar de forma óptima a 8 GHz, si la acompañamos de un bus de 256 bits alcanzará un ancho de banda de 256 GB/s. Por contra, la memoria GDDR6 puede funcionar sin problemas a 12 GHz, 14 GHz y 16 GHz. Si acompañamos una memoria GDDR6 a 14 GHz con un bus de 192 bits tendremos un ancho de banda de 336 GB/s.
2.-Una tarjeta gráfica de nueva generación siempre será mejor que otra anterior
Se trata de una práctica habitual que siguen algunos vendedores, y lamentablemente es uno de los peores mitos que existen por el daño que puede hacer al cliente. Es cierto que con el lanzamiento de sus nuevas generaciones de tarjetas gráficas tanto NVIDIA como AMD introducen mejoras a nivel de arquitectura que se traducen en un mayor rendimiento, pero esto no quiere decir que sean superiores en todos los casos posibles.
Imagina la escena, llegas a la tienda y le dices al vendedor que tienes una GTX 1060 de 6 GB y que quieres cambiarla por una tarjeta gráfica superior. Este te recomienda una GTX 1660 y te dice que es mucho mejor porque es de última generación, pero la realidad es muy distinta, la mejora de rendimiento que notarás no llegará al 18% en la mayoría de los casos.
Cuando se produjo la llegada de las GeForce RTX serie 20 de NVIDIA vimos que no se cumplieron los saltos de rendimiento que cabía esperar por los precedentes que marcaron las generaciones anteriores. Vamos con ejemplos, la GTX 970 logró superar el rendimiento de la GTX 780 Ti y ha envejecido mucho mejor que aquella, y lo mismo ocurrió con la GTX 980 Ti y la GTX 1070, pero esa situación no se repitió con la GTX 1080 Ti y la RTX 2070, la primera está más cerca de la RTX 2080.
Lo mismo aplica a otros modelos de gamas inferiores. Dar por hecho que las tarjetas gráficas de nueva generación son mejores que todos, o casi todos, los modelos de la generación anterior es un error muy grave, un mito que debemos sacar de nuestra cabeza desde ya. Como hemos dicho en el párrafo anterior la GTX 1080 Ti es superior a la RTX 2070, y otros modelos basados en Pascal (GTX 10) también son superiores a ciertos modelos basados en Turing (RTX 20 y GTX 16).
Sé que este tema es bastante complicado, así que os recuerdo que si tenéis dudas podéis consultar nuestra guía de equivalencias de tarjetas gráficas de NVIDIA y AMD. En ella encontraréis toda la información que necesitáis para determinar con qué modelos podemos comparar las soluciones gráficas de diferentes generaciones.
Antes de cerrar este punto quiero comentar una cuestión importante que sí es cierta, y es que las tarjetas gráficas de nueva generación pueden no superar a sus rivales directos (por equivalencia) durante su etapa de lanzamiento, pero con el paso del tiempo y las mejoras que reciben a nivel de drivers cabe la posibilidad de que esa situación cambie y de que los superen por completo. La RTX 2060 de 6 GB es un buen ejemplo, ya que ha logrado, gracias a los drivers, quedar casi al mismo nivel que la GTX 1080.
3.-Las construcciones y diseños más avanzados marcan una gran diferencia
En este caso tenemos un mito que las propias ensambladoras y algunos medios han contribuido a potenciar, y se ha convertido en algo muy problemático, tanto que he podido ver algunas tarjetas gráficas en oferta a precios realmente buenos y no han tenido el éxito esperado por venir de una ensambladora que no está de moda, o por contar con un diseño o una construcción «sencilla».
Uno de los casos más flagrantes fue el de las tarjetas gráficas RTX serie 20 de KFA2 que salieron en oferta hace unas semanas. Dicha marca es utilizada por la ensambladora Galax, anteriormente conocida como Galaxy, una veterana del sector que empezó a montar tarjetas gráficas antes de que llegasen a tocar un teclado muchos de los que hoy cuestionan la calidad de sus productos. Sí, obvia decir que estos tampoco han tenido una tarjeta gráfica de dicha marca.
En el fondo esto no es nada nuevo, es uno de los problemas que ha generado el exceso de información en Internet y el poder de esta para dar voz a todo el mundo, que la información correcta y las opiniones fundadas y útiles colisionan con aquellas que carecen de valor y de fundamento.
Existen casos concretos de ensambladores muy conocidos que han montado tarjetas gráficas con un diseño y un acabado impresionante, pero que han cometido errores graves y han llegado al mercado ofreciendo un rendimiento térmico nada recomendable, y otras que, a pesar de contar con un diseño sencillo y con un acabado mucho más modesto para reducir el precio, funcionan de maravilla.
La XFX RX 5700 XT THICC II Ultra es uno de los mejores ejemplos. Su diseño es excelente y derrocha calidad a simple vista, pero el sistema de refrigeración no está bien integrado y el rendimiento que ofrece no es el esperado. Esto hace que la memoria GDDR6 alcance temperaturas demasiado altas, y en su lanzamiento daba problemas a nivel de firmware que afectaban a cosas tan básicas como la gestión de los perfiles asociados a los ventiladores.
Pero esto no es todo, debemos tener en cuenta que pagar un extra por un acabado de mayor calidad no siempre compensa, y que en muchos casos puede acabar siendo un derroche. ¿Dónde está el nivel óptimo? En general creo que merece la pena pagar entre 20 y 50 euros más por una calidad de construcción superior, pero no debemos pasar de ahí, ya que las mejoras que disfrutaremos no compensarán la inversión realizada.
4.-Tener dos tarjetas gráficas doblará el rendimiento
Las configuraciones SLI y CrossFire tuvieron momentos en los que gozaron de gran popularidad, pero los desarrollos actuales centrados en consolas han hecho que pierdan casi todo su sentido. Cada vez son menos los juegos que soportan configuraciones con más de una tarjeta gráfica, y se pueden contar con los dedos de una mano aquellos que hacen un aprovechamiento óptimo de dos o más GPUs.
Esto quiere decir que montar dos tarjetas gráficas no solo no doblará el rendimiento, sino que en algunos casos puede incluso reducirlo. Por ejemplo, Assassin´s Creed Origins pierde rendimiento si utilizamos dos tarjetas gráficas, y lo mismo ocurre con otros juegos como Battlefield 1 y Call of Duty: WWII. También hay casos en los que el rendimiento mejora, pero no hasta el punto de doblarlo, lo más habitual suele ser un aumento de entre un 10% y un 35%.
El rendimiento de una configuración con dos o más tarjetas gráficas puede variar en función del juego que utilicemos, pero también de la resolución y de la CPU. El cuello de botella que produce el procesador al montar dos tarjetas gráficas RTX 2080 Ti y jugar en resoluciones inferiores a 4K es enorme, incluso aunque montemos un chip de gama alta, y en los casos en los que el juego no tiene perfil SLI o CrossFire la segunda tarjeta gráfica directamente no funciona.
Si tienes una tarjeta gráfica que ya no cumple con tus expectativas y crees que comprar una segunda unidad para montar un SLI o un CrossFire es una buena opción olvídalo, en realidad es la peor decisión que podrías tomar. ¿No te lo crees? Pues piensa que tanto NVIDIA como AMD han confirmado que las configuraciones multiGPU ya no son una «prioridad», una forma sutil de decir que han quedado «abandonadas».
Lo mejor que puedes hacer si necesitas cambiar tu tarjeta gráfica es valorar a qué resolución y en qué condiciones quieres jugar, qué componentes tienes (procesador, memoria RAM y fuente de alimentación), cuánto te puedes gastar y hacerte con una tarjeta gráfica nueva. Si vendes tu tarjeta gráfica en el mercado de segunda mano podrás ampliar un poco más tu presupuesto.
5.-Las tarjetas gráficas con overclock siempre merecen la pena
Esta es una verdad a medias que ha generado una cierta confusión debido al funcionamiento del modo turbo que incorporan las tarjetas gráficas de última generación de NVIDIA y de AMD, y que ciertamente me recuerda bastante al tema del modo turbo y el overclock en los procesadores Ryzen 3000.
Os pongo en situación. Las nuevas tarjetas gráficas de ambas compañías tienen una frecuencia base, que es la velocidad a la que trabaja la GPU de manera estándar, un modo turbo, que es la velocidad a la que puede subir en condiciones normales cuando se ejecutan aplicaciones relativamente exigentes, y un tercer modo turbo que aplica cuando concurren circunstancias concretas y que permite apurar al máximo el escalado de frecuencias.
Por ejemplo, mi GIGABYTE RTX 2080 Super OC alcanza los 1.845 MHz en modo turbo. La versión de referencia alcanza los 1.815 MHz, pero no tocan techo ahí, el modo GPU Boost 4.0 de NVIDIA escala de forma inteligente las frecuencias de trabajo cuando la alimentación y las temperaturas de trabajo son adecuadas, y puede subir sin problema hasta los 1.980 MHz.
Bien, con esto quiero decir que estas nuevas tarjetas gráficas vienen ya con unas frecuencias de trabajo bastante altas, y que gracias al modo turbo «que no vemos» alcanzan niveles muy elevados y apuran casi al máximo las posibilidades de cada chip, lo que hace que no siempre sea rentable pagar un extra por un poco de overclock.
La diferencia de rendimiento entre una tarjeta gráfica con un poco de overclock de serie y otra a las frecuencias de referencia puede ser de entre un 2% y un 6% de media. Si por ello debemos pagar 30, 40 o 50 euros más la conclusión es clara, no vale la pena.
Notas finales: sensatez y equilibrio
Más no siempre es mejor, esa es, a grandes rasgos, la conclusión más importante que podemos sacar de este artículo. Un modelo concreto puede estar representado por diferentes tarjetas gráficas, y es fácil pensar que las versiones más caras serán mejores, pero esto es algo que casi nunca se cumple.
En general el mejor valor en relación calidad-precio lo encontraremos en las tarjetas gráficas que posicionan en un nivel intermedio. Por ejemplo, la Radeon RX 5700 XT ROG Strix tiene un diseño y una calidad de construcción que, a priori, es muy buena, pero su precio ronda los 516 euros, es decir, cuesta 80 euros más que otros modelos y no ofrece nada que justifique esa enorme diferencia de precio, sino que además algunos modelos están dando problemas de temperaturas.
Como bien indican desde el canal de Youtube Hardware Unboxed todo se debe a un importante (y grave) error durante el proceso de diseño que se trasladó a la cadena de montaje. El sistema de refrigeración que monta la Radeon RX 5700 XT ROG Strix es tan voluminoso y pesado que los tornillos que lo retienen no son capaces de aplicar la presión suficiente para que haga contacto con zonas clave de la tarjeta gráfica, como el VRM y los chips de memoria. Al no haber contacto no hay transferencia de calor, y por tanto no hay disipación.
Por contra otros modelos más sencillos y más económicos de ensambladoras como PowerColor o Sapphire funcionan a la perfección y son una opción mucho más interesante.
Quiero que tengáis claro que las ideas preconcebidas, tanto negativas como positivas, no deben servirnos como criterio a la hora de tomar decisiones. Cada generación gráfica es un mundo, y cada producto tiene que afrontar desafíos concretos que hacen que lo que fue cierto en una solución anterior no se vuelva a cumplir en la nueva.
Si queremos acertar en la compra de nuestra nueva tarjeta gráfica debemos informarnos correctamente y formar una base adecuada sobre la que empezar a ver diferentes opciones. Cuando hayáis adquirido vuestra nueva tarjeta gráfica os recomiendo que le hagáis pruebas de rendimiento y de temperaturas para verificar que todo está en orden, y en caso de que no sea así no lo dudéis ni un momento, haced uso de la garantía.
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