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Adele contra el modo aleatorio de Spotify

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Adele contra el modo aleatorio de Spotify

Que Spotify es una de las principales plataformas para escuchar música hoy en día es algo evidente. Que Adele es una de las grandes estrellas de la música hoy en día, es igualmente evidente. Y que por norma general artista y servicio se benefician mutuamente de lo que aporta la otra parte a la relación es, por norma general, una realidad. Pero eso no quita que, en ocasiones, surjan desavenencias. Y resulta sorprendente cuando, como ha ocurrido en este caso, se resuelven con tanta celeridad.

Durante la presentación de su nuevo disco, 30, y junto a las preguntas más que imaginables en un evento de este tipo, surgió un inesperado debate sobre las plataformas como Spotify y, en el mismo, la artista criticó que, en la reproducción de los discos de artistas en el servicio, este priorizara la reproducción aleatoria, en vez de hacerlo con la secuencial, que es la que los creadores han decidido que es la adecuada, o la ideal, para la escucha de sus obras.

Evidentemente, esto tiene más aplicación en unos discos que en otros. Por ejemplo, El Mal Querer de Rosalía es una obra (maestra, en mi opinión) concebida como un todo, en el que cada canción tiene una posición concreta por una razón específica. Otros discos, sin embargo, no son más que una recopilación de singles, cuyo orden podría haber sido decidido con una macro de Excel que genera números aleatorios. Y sin embargo, sea como fuere, Spotify priorizaba el modo aleatorio al establecido en los discos.

En dicha conversación, Adele se mostró crítica con ello, alegando precisamente eso, que en sus discos el orden de las canciones tiene una razón de ser, y que no entiende que Spotify no respetara ese planteamiento. Y lo cierto es que puedo entenderlo. Si lo trasladamos, por ejemplo, a la literatura, salvo contadas genialidades como Rayuela, de Cortázar, no tiene mucho sentido leer los capítulos del mismo de manera aleatoria.

La respuesta de Spotify ha sido expeditiva, y es que según podemos leer en un tweet citado por la propia Adele, la plataforma ha respondido de inmediato, y de manera específica a las palabras de la artista, haciendo que la función de reproducción aleatoria deje de ser prioritaria, al eliminarla de la parte superior de la visualización de cada disco. El modo aleatorio sigue estando disponible, no obstante, en la parte inferior, por lo que los usuarios que lo prefieren no tienen de qué preocuparse.

El debate sobre cómo se debe escuchar un disco no es algo nuevo. La llegada primero de la tiendas como iTunes, y posteriormente de los servicios de streaming como Spotify ha dado lugar a un debate que ya dura más de una década. Y es que no muchos lo recordarán pero, por ejemplo, el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se granjeó la antipatía de no pocos músicos al criticar, a principios del año 2010, un modelo de distribución musical que consideraba caduco, una rémora analógica en los tiempos de la sociedad digital.

Planteaba el ya retirado político en una tribuna de opinión de el diario El País, que si quería adquirir la canción Tiramisú de limón, del disco Vinagre y rosas de Joaquín Sabina, en el mundo analógico no tenía manera de hacerlo, salvo adquirir todo el disco, pese a que él solo quería esa canción. Entre las críticas, Sabina le respondió (no lo cito literalmente, pues hablo de memoria y han pasado mucho año) que Tiramisú de limón era parte de un todo (Vinagre y rosas), que había sido concebido de manera integral. Algo semejante a lo que planteaba Adele a Spotify.

La función de reproducción aleatoria por defecto sí que se seguirá mostrando en las listas de Spotify, tanto la creadas por el propio usuario como aquellas a las que nos hayamos suscrito. Y esto tiene bastante sentido, pues es precisamente en ese contexto en el que la organización de la canciones suele ser casual, y el modo aleatorio permite reproducirlas muchas veces y llevarnos siempre alguna sorpresa al escuchar las primeras notas de sus canciones.

En cualquier caso, la queja de Adele me parece totalmente legítima, y la respuesta dada por Spotify, que no se ha limitado a una declaración de intenciones, sino a satisfacer la petición de la artista, me hace quitarme el sombrero. Aquí tenemos un ejemplo perfecto de resolución de problemas por la vía rápida, sin aspavientos y con las dos partes satisfechas y agradecidas entre sí. Ya podría cundir el ejemplo.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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