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Cinco errores al comprar memorias USB que no debes cometer

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Memorias USB

Las memorias USB, también conocidas popularmente como pendrives, llevan años haciéndonos la vida más fácil. Estas nos permiten almacenar archivos y datos utilizando el clásico método de pinchar y arrastrar, y podemos utilizarlas tanto para hacer copias de seguridad como para mover archivos y datos de un PC a otro sin complicaciones.

Su tamaño pequeño y compacto las convierten también en un periférico muy útil y fácil de transportar, y su precio ha bajado tanto en los últimos años que hoy en día están al alcance de cualquier bolsillo. No exagero, desde poco más de 4 euros podemos conseguir memorias USB con una capacidad de 64 GB de almacenamiento, una cifra considerable que ofrece un valor interesante, sobre todo si nuestro objetivo es mover archivos y datos relativamente pequeños.

En general la evolución que han vivido las memorias USB ha sido positiva. Como os dije en el párrafo anterior sus precios han bajado mucho y su capacidad ha aumentado significativamente, lo que ha facilitado su democratización y ha permitido que incluso los usuarios con presupuestos más ajustados puedan acceder a este tipo de soluciones de almacenamiento.

Sin embargo hay un problema importante, y es que muchos usuarios tienden a pensar que todas las memorias USB son iguales, y que les basta con comprar la opción más barata para poder cubrir sus necesidades. Esto no es así, este tipo de unidades presentan diferencias importantes entre sí, y si no las conocemos acabaremos cometiendo errores que se traducirán en una mala compra.

Cinco errores comunes al comprar memorias USB

1.-No diferenciar entre conectividad USB 2.0, USB 3.0 y USB Type-C

rendimiento pendrive

El tipo de conectividad que utilizan las memorias USB es muy importante porque es el que determinará la velocidad de transferencia máxima que puede alcanzar, y afectará  por tanto al rendimiento que es capaz de ofrecer. La mayoría de las opciones económicas están limitadas a USB 2.0, y por ello solo pueden trabajar como máximo a 28 MB/s en lectura secuencial, y la mayoría de modelos solo alcanza 6,5 MB/s en velocidad de escritura.

Por contra, las memorias USB económicas compatibles con USB 3.0 pueden alcanzar velocidades de lectura de 60 MB/s y velocidades de escritura de 20 MB/s. Estas velocidades son orientativas, porque hay unidades USB con precios más altos que son capaces de ofrecer velocidades mucho más elevadas. Por ejemplo, la SanDisk Extreme Go es compatible con el estándar USB 3.2 Gen 1 y puede alcanzar velocidades de lectura de hasta 395 MB/s y velocidades de escritura de hasta 100 MB/s.

Como podemos ver la diferencia es enorme, pero esta se hace todavía más grande cuando hablamos de unidades con conectividad USB Type-C. Gracias a este estándar podemos encontrar unidades como la Kingston DataTraveler Max, que es compatible con USB 3.2 Gen 2 Type-C y ofrece una velocidad de 1.000 MB/s en lectura y 900 MB/s en escritura. Esta multiplica en más de 2,5 veces la velocidad de lectura y multiplica por nueve veces la velocidad de escritura.

No obstante, esto no quiere decir que debamos comprar siempre la memoria USB más rápida y cara. Lo que tenemos que hacer es elegir aquella que se ajuste a nuestras necesidades. Si solo vamos a utilizarla para mover archivos de unos pocos megabytes una unidad USB 2.0 puede ser suficiente, pero teniendo en cuenta que la diferencia de precio entre estas y las unidades USB 3.0 suele ser pequeña o incluso nula directamente no valen la pena, y es mejor ir siempre a por una unidad USB 3.0 como mínimo.

2.-Ir directamente a por el modelo más barato para ahorrar

memorias USB

Tampoco debemos caer en este error porque, al final, las memorias USB más baratas no solo suelen ser más lentas sino que también ofrecen una capacidad de almacenamiento más baja, suelen utilizar componentes y materiales de baja calidad, lo que afecta a su vida útil, y son más susceptibles a sufrir errores y problemas.

Siendo justos hay que reconocer que también podemos encontrarnos con algunas excepciones, pero por regla general las memorias USB muy baratas tienden a dar más problemas, rinden peor y dejan de funcionar mucho antes. Cuando hablo de unidades USB baratas me refiero sobre todo a esos modelos de marca blanca que se comercializan a través de webs chinas con precios desde un euro, o incluso por unos céntimos.

Comprar una unidad USB muy barata no nos servirá para ahorrar si esta empieza a dar problemas o falla al poco de empezar a utilizarla, sobre todo si por cualquier motivo no nos cubre la garantía o si tramitarla a China nos acaba costando más dinero que comprar una nueva de mayor calidad. Lo barato puede salirnos muy caro, y por ello os recomiendo que siempre intentéis buscar precios equilibrados y razonables.

A modo de referencia una memoria USB de 64 GB compatible con USB 3.0 que cumpla con unos mínimos de fiabilidad y rendimiento suele costar, de media, entre 5 y 7 euros. Por ejemplo, la Kioxia TransMemory U301 es una opción muy buena por 5,19 euros. Este modelo ya sería suficiente para cubrir las necesidades básicas de la mayoría de perfiles de usuario medio.

3.-No dar valor a la marca de las memorias USB

La marca es importante porque al final esta suele influir en la calidad y la fiabilidad de la memoria. Las soluciones de marcas blancas, o de marcas desconocidas, que se comercializan a través de la importación desde China no solo pueden dar problemas de rendimiento y fiabilidad, sino que además pueden tener una menor vida útil e incluso puede cabe la posibilidad de que no sean lo que dicen ser.

Este tema es más importante de lo que parece, porque se han confirmado varios casos de usuarios que han comprado memorias USB de marcas desconocidas y al final se han encontrado con que estas no cumplían con lo anunciado. Por ejemplo, tuve un caso cercano de un amigo que se lanzó a comprar varias unidades USB de 256 GB porque tenían un precio excelente, y porque podían alcanzar los 60 MB/s y 20 MB/s en lectura y escritura, según el vendedor.

Cuando recibió esas unidades todo parecía correcto. Las cajas indicaban los valores que indicaba el vendedor, pero cuando se puso a pasar pruebas de rendimiento descubrió que en realidad eran unidades de 32 GB con una velocidad de lectura y escritura bajísima, tanto que caían incluso por debajo de los valores medios normales en unidades USB 2.0. Acabó regalando esas unidades a sus conocidos, y está claro que hizo una mala compra.

Por otro lado, muchas marcas ofrecen diferentes periodos de garantía en sus unidades USB, así que esto también es un detalle a tener en cuenta a la hora de elegir. Lo normal en España son tres años de garantía, pero hay fabricantes que ofrecen cinco años de garantía, como Samsung y Kioxia, por poner dos ejemplos conocidos.

4.-Pensar que el tamaño y la capacidad influye en su calidad

memorias USB

Aunque os parezca increíble hay gente que cree que las memorias USB más grandes o más pequeñas son mejores por el mero hecho de tener un tamaño u otro. También hay gente que piensa que la capacidad de la memoria USB determina su rendimiento y su calidad, pero en realidad nada de esto es cierto.

No podemos determinar la calidad ni el rendimiento de una memoria USB por su tamaño ni por su capacidad de almacenamiento. Ambos valores son independientes, y deben valorarse como tales. Una unidad USB pequeña puede ser mejor que otra más grande y a la inversa, y una unidad con menor capacidad de almacenamiento también puede ser muy superior a otra con mayor capacidad de almacenamiento.

Para determinar la calidad de una memoria USB debes tener en cuenta muchas cosas: la marca, la garantía que ofrece el fabricante, su velocidad de lectura y escritura, los materiales y componentes utilizados, si es posible, y otras características que puedan representar un valor añadido, como por ejemplo contar con software que incluya funciones de utilidad.

5.-Menospreciar los modelos reforzados y con seguridad mejorada

Esto es algo que suele ocurrir con cierta frecuencia. Las memorias USB reforzadas tiene un precio más alto que las soluciones convencionales, eso es cierto, y la diferencia es tan grande que puede echar para atrás a muchos usuarios, pero esto no quiere decir que no ofrezcan un valor interesante. Gracias a su acabado reforzado pueden soportar caídas, golpes y numerosos accidentes que acabarían directamente con una memoria USB estándar.

Para usuarios que están casi siempre en movimiento una memoria USB reforzada le dará una mayor seguridad y protegerá mejor sus datos y archivos. Sobre este tema siempre me viene a la cabeza el caso de un conocido que es comercial y viaja con frecuencia, y que descubrió que necesitaba una unidad USB reforzada «por las malas».

Cuando estaba caminando a una reunión con un cliente se le cayó la memoria USB donde tenía la presentación y datos importantes, y acabó pisándola por las prisas. No pudo utilizar esa memoria USB y las cosas no le salieron bien en la reunión, pero nada más terminar se fue a comprar una unidad reforzada que, dos años después, todavía utiliza.

También debemos valorar si los datos que vamos a llevar en la memoria USB son dignos de protección especial. En caso de que así sea lo ideal es optar por soluciones que integren cifrado y protección a través de contraseña, ya que en caso de pérdida o robo de la memoria todos los datos y archivos contenidos en esa memoria estarán protegidos y no se podrá acceder a ellos.

Nota: Esta selección contiene algunos enlaces de nuestros afiliados, pero ninguno de los productos incluidos han sido propuestos o recomendados por ellos o sus fabricantes, sino elegidos según nuestro propio criterio.

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