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DOOM para Nintendo Switch, análisis

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Tengo que reconocer que cuando, a mediados de septiembre, adelantamos el lanzamiento de DOOM para Nintendo Switch no las tenía todas conmigo. Tenía muy claro que si alguien era capaz de llevar un juego tan exigente desde el punto de vista técnico a una máquina como Switch era id Software pero ¿a cambio de qué?. Hemos probado a fondo DOOM para Switch y estas son nuestras impresiones.

Cualquier estudio de programación que se enfrente a un port se encuentra ante un reto de suma exigencia; no se trata únicamente de competir con el catálogo de la propia máquina, sino que las comparaciones respecto a otras plataformas son automáticas y, en muchas ocasiones, injustas.

Por ello, antes de profundizar en el análisis conviene tener claro qué podemos esperar; simplificando, Nintendo Switch tiene el mismo hardware que el de cualquier tablet de gama media de hace un par de años. A la hora de comparar, tiene mucho más sentido mirar hacia los juegos que encontramos en la Apple Store (o la tienda de Google) y la generación anterior de consolas que hacia arriba, donde tenemos dos grandes máquinas que carecen del gran plus de Switch: la movilidad.

A nivel de contenidos, DOOM para Nintendo Switch es un port 1:1, incluyendo tanto el contenido original como el que se entregó bajo formato DLC. Tenemos la fabulosa campaña (sí, por fin un FPS donde no es un mero trámite para el multijugador), el modo arcade (donde no hay que preocuparse de objetivos y tenemos una experiencia mucho más frenética) y el modo multijugador, que debemos descargar por separado. Este juego es que los 32 Gbytes de serie de la consola se quedan cortas y la compra de una tarjeta microSD para Switch es obligatoria.

El modo campaña de DOOM sigue siendo tan bueno como recordábamos. No os dejéis llevar por la duración oficial (unas 11-12 horas en función de vuestro nivel de habilidad) porque es muy rejugable. Con un gunplay tan exquisito (solo recuerdo sensaciones similares con Destiny o, más recientemente, con Wolfenstein 2), es un placer volver a recorrer esos angostos pasillos en busca de secretos y coleccionables, por no hablar de un modo arcade que siempre invita a «un intento más».

El multi contiene tantos los mapas originales como los de los DLC, junto a todos los modos de juego originales. Encontramos un nuevo modo llamado Práctica, donde podemos enfrentarnos a bots, y a cambio perdemos el modo SnapMap, que permitía crear y compartir mapas para jugar online.

En términos de control conviene ser sinceros; nuestras primeras partidas han resultado ser un completo desastre, especialmente en modo dock. Os costará un buen rato ganar precisión con los sticks y, de hecho, el juego incluye un sistema de autoapuntado opcional que os ayudará a morir menos, al menos hasta ir ganando práctica.

DOOM es un FPS especialmente exigente con el control y aunque la respuesta es buena, no se pueden hacer milagros. La diferencia de jugar en modo portátil a hacerlo en el televisor con un mando Pro es abismal, por muy bien que nos adaptemos al sistema de control nativo. El único soporte especial para Switch es la posibilidad de agitar el control para realizar un ataque cuerpo a cuerpo, pero una vez probado os garantizamos que vais a preferir pulsar el joystick derecho para realizar la misma acción.

DOOM o un milagro técnico por obra de id Software

Desde el punto de vista técnico, DOOM nos deja un sentimiento agridulce. Los programadores no solo han tenido que sacrificar resolución y tasa de frames (en modo dock se mueve a 720p y 30 fps), sino que la calidad de las texturas y los efectos de partículas se han limitado notablemente. La distancia de dibujado es muy baja (por suerte, no abundan los escenarios exteriores) y, en determinados momentos, la caída de frames es notable (afortunadamente no son muchos).

Este vídeo tiene truco, no es en movimiento.
 

Las certezas del párrafo anterior no deben llevaros a engaño; un videojuego es mucho más que frames, popping o texturas y os aseguramos que todo eso os va a importar poco cuando os enfrentéis a hordas de demonios. Es un juego muy disfrutable, que puede hasta sorprender si no habéis jugado a las versiones grandes y que marca un nuevo techo técnico en Switch.

Llegados a este punto, hay que ser conscientes de lo que decíamos al comienzo de este texto; no podemos pedir mucho más a una máquina con este hardware. El mérito de id Software va más allá de este port y supone toda una declaración de intenciones para la industria: el poder de la optimización. Esperemos que algún día podamos ver hasta donde son capaces de llegar con un título exclusivo para esta máquina, sin el lastre de ser un software destinado a otro hardware.

Conclusiones

Los genios de id Software han conseguido mantener todo el espíritu de DOOM en su versión para portátil. Quitando los sacrificios técnicos, nos encontramos con una ingente cantidad de contenido en un juego divertido y adictivo, que encantará a todos los aficionados a los FPS.

Estamos ante un título que ofrece muchas horas de diversión para un jugador, gracias a una campaña fantástica que jugaremos más de una vez y a un modo arcade que se adapta perfectamente al formato de partidas cortas de un portátil. Además, gracias al multi (mejor si es con amigos) podemos alargar su vida útil durante meses.

 

Notas finales

8Nota

Gráficos y sonido8

Jugabilidad9

Duración8

Calidad/Precio8

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