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Análisis Motorola Z2 Force

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No es fácil enamorarse del Motorola Z2 Force. Y sin embargo sobre el papel tiene muchos argumentos de peso para caer a sus pies: potencia a raudales, la posibilidad de expandir sus prestaciones gracias a los Moto Mods, doble cámara y una capa de personalización mínima que se acerca mucho al Android puro. Es decir, Motorola juega con todos los ingredientes para entregar uno de los grandes terminales de 2017 y sin embargo…pese al esfuerzo notable que veremos a continuación…nos deja un tanto fríos.

Comencemos por el diseño. Correcto en todos los aspectos, el Z2 Force llama la atención por entregar tal vez el diseño más «clásico» de los que hemos visto en los «tope de gama» de este año. Tanto que prácticamente copia (en parte obligado por los Moto Mods) el diseño que propone con su Z2 Play, al que no se le pueden exigir grandes florituras en este aspecto.

Buscando a Jack

Como en el anterior ofrece un diseño muy inspirado en el del iPhone 6S. Sus 5,5″ se enmarcan en un chasis unibody de aluminio, situando en la parte inferior del mismo el clásico botón home con lector de huellas rectangular sobre el que sitúa el logo «moto». La parte trasera, que cubrimos con una carcasa que imita lona trenzada es más interesante, mostrando únicamente una doble cámara que se «oculta» de forma discreta y rechaza el tremendo protagonismo que tiene en otros terminales.

Lo que menos nos ha gustado sin embargo (y que seguiremos criticando en todos los teléfonos) es que Motorola se haya apuntado a eliminar el conector jack de auriculares, obligándonos a utilizar un dongle (que se incluye en la caja) que conecta el puerto USB C del teléfono con nuestros cascos. No repetiremos aquí los argumentos a favor y en contra de la desaparición del «querido Jack», pero si Samsung ha podido mantenerlo en smartphones como el Samsung S8 o en su Note 8 no somos capaces de enontrar motivos de peso que justifiquen su eliminación.

Polémicas aparte, el Motorola Z2 Force empieza a marcar diferencias con respecto al Z2 Play en el momento en el que lo encendemos. Y es que esta vez sí, su pantalla P-OLED (2.560 x 1.440 – 534 ppp) es de las que marcan la diferencia. El fabricante nos permite en este terreno escoger entre un modo de color «Estándar» (mate) y uno «Intenso» (con más brillo y saruración). El modo intenso, que es con el que nos acostumbrados a trabajar desde el primer momento ofrece colores profundos y vibrantes pero huye de la saturación excesiva de muchos terminales de Samsung. Los colores son por lo tanto algo más planos, de un modo similar a lo que hace Apple en su iPhone.

Potencia a raudales

Con un Snapdragon 835, 6 GB de memoria RAM y un almacenamiento interno que empieza en los 64 GB (ampliable hasta 2TB con tarjeta microSD) no cabe ninguna duda de que tenemos entre manos una auténtica «bestia» capaz de superar con nota cualquier reto que le propongamos. El «chip prodigioso» de Qualcomm demuestra una vez más que tiene pocos rivales que le puedan hacer sombra y sólo nos cabe la duda de como se comportaría en una plataforma cerrada y medida al milímetro como la que propone Apple en iOS.

Pero lo mejor de la implementación de esta arquitectura no es ya un rendimiento que como hemos visto está fuera de toda duda, sino el haber sido capaz de mantener a raya la temperatura. Incluso con juegos que le exigen la máxima capacidad de proceso, el Motorola Z2 Force respone sí, subiendo algo la temperatura, pero muy lejos de esos terminales que literalmente acaban ardiendo en nuestras manos.

Como muchos terminales de alta gama, incluye protección repelente al agua (aunque aquí solo antisalpicaduras) y la posibilidad de cargarlo de forma inalámbrica, si bien para ello deberemos contar con el MotobMod apropiado para realizar dicha carga. Por otro lado su nombre «Force» hace hincapié sobre su capacidad de resistir perfectamente cualquier tipo de golpe y caída.

Para ello opta por el plástico y no el cristal como material con el que cubrir la pantalla. A la vista la diferencia es imperceptible y ni siquiera tocándolo nos da la sensación de que lo que tenemos bajo la yema de los dedos es plástico. ¿Consecuencia? Una pantalla que no se va a partir o cuartear. Pero también, como hemos comprobado en nuestro terminal de prueba, una que se puede arañar con mucha facilidad.

Con una batería de 2.730 mAh podremos disfrutar de un completo día de autonomía…si no somos especialmente exigentes. Lástima sin embargo que puestos a copiar, Motorola no haya seguido por la línea de la excelente autonomía que ofrece en el Moto Z2 Play, en el que superar el día y medio de autonomía no supone ningún problema.

Mejor en blanco y negro

Si al principio de este análisis afirmábamos que no es fácil enamorarse de este Moto, teníamos en mente sobre todo el rendimiento de su cámara. Correcta, como lo que podríamos esperar en un smarphone de gama alta pero que no impresiona.

Las especificaciones están en la línea de lo que se espera: doble cámara trasera de 12 MP con sensores IMX 386 y f/2.0 y una cámara frontal  de 5 MP con /2.2. Así que sí, contamos con una doble cámara que nos debería permitir hacer maravillas, como ese «bokeh» que triunfa en Instagram. Sin embargo en la práctica ese ese efecto desenfoque dista mucho de rendir al mismo nivel que otros smartphones no ya premium, sino en teoría más modestos como puede ser el Xiaomi Mi6.

Que no haga un gran «bokeh» no quiere decir sin embargo que la doble cámara no esté plenamente justificada. En este caso Motorola propone a sus usuarios un modo en blanco y negro profesional que combina ambos sensores. Los resultados en este caso son estupendos, muy diferentes a los que vamos a obtener con el clásico filtro fotográfico.

Modo «Blanco y negro auténtico»

Blanco y negro procesado

Cuando fotografiamos en color sin embargo la historia cambia. A menos que la luz natural sea intensa, los colores se muestran pálidos, demasiado planos, con poco acento en las sombras. Se consigue un efecto de foto plana y poco contrastada. Es verdad que el editor de serie que incluye el teléfono corrige casi siempre automáticamente este pequeño defecto pero aún así, si somos exigentes con la calidad de imagen es algo a tener en cuenta.

Tampoco es una cámara que sea especialmente cuidadosa con los detalles y es fácil que el exceso o la falta de luz acabe produciendo fotos una vez más correctas pero sin más. A cambio ofrece un buen modo manual, se comporta de una forma más que decente en imágenes nocturnas y con la cámara frontal se consiguen selfies bien logrados.

En cuanto al vídeo, el Motorola Z2 Force permite grabar en 4K con una calidad más que aceptable. Y pese a no incluir estabilización óptica el terminal cumple con buena nota en este campo.

Moto mods al rescate

Tal y como ocurre con el Motorola Z2 Play, lo más interesante de este terminal es su carácter modular. Aquí es donde Motorola ha conseguido hacer un trabajo más que notable, permitiendo que acoplar y «jugar» con los distintos módulos se realmente sencillo.

De forma bastante inteligente, lo que ha hecho Motorola es situar unos pequeños imanes bajo la tapa trasera del terminal, de modo que retirarla y colocar en su lugar otra con un módulo nuevo es pan comido.

En este terreno podremos acoplar a nuestro smartphone desde el altavoz JBL Sound Boost 2 que convertirá nuestro teléfono en un pequeño pero muy potente equipo de sonido, a la Moto 360 Cámara, que nos permitirá tomar fotos y grabar vídeos en 360 grados.

En medio podremos obtener un extra de batería con su Moto Turbopower Pack o experimentar con la carga inalámbrica que nos proporcionan los nuevos Moto Style Shell en donde podremos escoger entre varios diseños. Todo esto sin olvidarnos de un proyector propio con una resolución de hasta 70″ (Moto-insta-share projector) o un auténtico gamepad físico para nuestros juegos (Moto Gamepad).

Por supuesto aquí la pregunta es obvia. ¿Merecen la pena? Aquí la respuesta no es otra que un gran “depende”.  Con un precio de entre 50 y 200 euros, hay que tener muy claro que vamos a sacar todo el partido a esos módulos extra y que nos acabarán acumulando polvo en un cajón.

En nuestro caso, nos ha sorprendido muy gratamente el módulo de sonido JBL y si queremos música en una habitación pequeña, es un extra casi obligado y del que vamos a disfrutar. El Turbopower Pack nos va a merecer la pena si somos viajeros ya que repetimos, la autonomía de este terminal sin añadirle ningún extra, es excepcional. Por otra parte, módulos como la cámara 360 grados o el gamepad de juegos, siendo de calidad nos convencen algo menos. ¿Son interesantes? Sin duda. ¿Pagaríamos cien euros más por tenerlos? Es algo que cada uno se tiene que plantear.

Conclusiones

Llegamos al final de este artículo con sensaciones contrapuestas. Porque hay muchas cosas que nos gustan de este Motorola Z2 Force: rendimiento y potencia, Moto mods y una pantalla estupenda.

Sin embargo un diseño un tanto aburrido, la ausencia de jack, una autonomía muy justita y una cámara más propia de las gamas medias que de las altas le restan puntos.

Con un precio que supera ampliamente los 800 euros, hablamos de un smartphone casi exclusivamente indicado para aquellos que estén interesados en aprovechar los módulos que ofrece la marca. Ese es el verdadero valor diferencial de este terminal que de lo contrario, se vería obligado a vivir en tierra de nadie.

Porque aunque en terminales también modulares como el LG G5 el uso de módulos era completamente opcional ya que el terminal marcaba la diferencia por sí mismo, este no es el caso. Pero si asumimos esta realidad y «nos entregamos» no cabe ninguna duda de que vamos a disfrutar, lo vamos a pasar realmente en grande y este smartphone puede convertirse en uno de nuestros mejores amigos.

 

Notas finales

8Nota

Diseño7

Cámara7

Rendimiento9

Moto Mods9

Autonomía8

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