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No, las antenas de 5G no colaboran en la difusión del coronavirus

¿Imaginas establecer una relación entre las antenas 5G y el coronavirus? Pues desgraciadamente hay quienes lo han hecho, Veamos por qué y cómo se equivocan.

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Parece obvio, ¿verdad? ¿Qué relación puede existir entre las antenas 5G y la difusión del coronavirus? A priori la misma que hay entre el calentamiento global y el número de piratas y corsarios que surcan los mares en busca de un gran tesoro (algunas personas entenderán mejor que otras esta analogía). Sin embargo, los movimientos «anti-antenas» parecen haber encontrado un aliado inesperado en la pandemia que, a día de hoy, nos tiene a todos recluidos en nuestros hogares. Sería gracioso si no fuera tan miserable.

El caso es que, según informa BBC News, en los últimos días han ardido varias antenas 5G en diversas localidades de Reino Unido, y todas las sospechas apuntan a que la razón de dichas acciones han sido los bulos que sostienen que existe una relación entre las antenas y la pandemia. En tiempos de desinformación, ya se sabe, siempre hay alguien dispuesto a soltar la burrada más grande y, desgraciadamente, es posible que encuentre a la audiencia adecuada para la misma.

Si se busca un poco en Internet, se pueden encontrar dos teorías que relacionan las antenas 5G con el coronavirus. O, para ser más exactos, dos grandes ramas de «pensamiento», que a su vez se subdividen en decenas de desarrollos, a cual más sorprendente (y sí, cuando digo sorprendente quiero decir vergonzoso). La primera, que aún podría salvarse de la quema, siendo generosos, es que las emisiones de las antenas afectan al sistema inmunológico de las personas. Y, claro, una persona con problemas inmunes, es más propensa a contraer enfermedades, así como a que los síntomas de las mismas se maximicen.

El problema es que, a día de hoy, no existe ninguna investigación científica seria que demuestre que las emisiones de las antenas son nocivas para el ser humano. Soy el primero, lo aclaro, que quiere que se sigan realizando este tipo de estudios, para valorar los efectos a medio y largo plazo. Pero a día de hoy, para los que confiamos en la ciencia, las antenas son seguras.

Además, incluso en el hipotético caso de que llevaran razón, las antenas no estarían contribuyendo a la difusión del coronavirus, lo que harían es intensificar sus efectos en la población, y esto es algo que se habría podido detectar rápidamente. Claro, que también se habría podido comprobar antes de la llegada del patógeno, puesto que esas personas también habrían sido más propensas a sufrir otras enfermedades. Y no, eso no ha ocurrido.

Pero seguro que te estás preguntando por la segunda rama, ¿verdad? Vale, pues ponte el cinturón, que vienen curvas: las señales de las antenas 5G  son capaces de generar patógenos en el aire. No, no, no te frotes los ojos (especialmente si llevas un rato sin lavarte las manos), has leído bien. De algún modo, que obviamente no son capaces de explicar (en realidad ni lo intentan) las ondas se convierten en virus que surcan el aire hasta infectar a quienes se crucen en su camino. Es algo tan estúpido y sin sentido que no merece ni ser respondido.

 

Mas infecciones en lugares con antenas 5G

Este es, sí, el argumento matador de muchas de las personas que defienden estas teorías. Resulta que en aquellos lugares en los que se da un mayor despliegue de antenas 5G coinciden con aquellos en los que se han dado más casos de coronavirus. Lo primero es que, en todas las referencias a este respecto que he encontrado, lo que no había eran documentos, o al menos datos, que probaran esa afirmación. Es como cuando alguien, en una conversación de barra de bar, cita el consabido 95%. Los números, en ambos casos, salen de la misma fuente: el ombligo.

Pero demos un paso más allá, ¿de acuerdo? Asumamos que esos datos (inexistentes) son ciertos, y que el mayor volumen de casos se da en lugares con un mayor número de antenas. Se me ocurre que, ¿puede que esos lugares sean las ciudades más grandes? Es decir, ¿puede que el mayor número de antenas se encuentre en los lugares con un mayor volumen poblacional y que, por otra parte, experimentan una mayor afluencia de gente de diferentes orígenes? ¿Por qué casi todo llega primero a las grandes ciudades, luego a las más pequeñas, y finalmente a los pueblos? Cuando yo era pequeño lo explicaban en el cole, quiero pensar que siguen haciéndolo.

Vuelvo a la relación entre calentamiento global y corsarios, que siempre me ha parecido un ejemplo perfecto para recordar una máxima que debe (o debería) acompañarnos siempre: correlación no implica causalidad. Dicho de otra manera, que dos cosas ocurran al mismo tiempo, no indica que una sea necesariamente consecuencia de la otra. Yo voy cumpliendo más años a medida que se van desplegando más antenas 5G, pero eso no significa que yo cumpla años porque se instalan antenas. Un día dejarán de instalarse estas y llegarán las 6G. Se romperá la correlación, pero (desgraciadamente) yo seguiré cumpliendo años. No hay causalidad. Y con el coronavirus, obviamente, tampoco.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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