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SpaceX empieza a oscurecer los satélites de Starlink, ¿será suficiente?

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SpaceX empieza a oscurecer los satélites de Starlink, ¿será suficiente?

Tras la primera ronda de lanzamiento de satélites de Starlink, la iniciativa de SpaceX para llevar internet de banda ancha a todos los rincones del mundo, los astrónomos se encontraron con una desagradable sorpresa: eran tan brillantes que generaban un importante nivel de contaminación visual en las observaciones astronómicas. El plan de Elon Musk ha resultado ser excesivamente brillante (pido perdón por el juego de palabras, pero no he podido evitarlo).

Es, juegos de palabras a un lado, un problema bastante serio, puesto que la observación del espacio resulta clave por muchas razones y para muchos fines: desde el seguimiento de misiones espaciales hasta la búsqueda de posibles elementos con rumbo de colisión con la Tierra. Que los astrónomos puedan observar el espacio sin contaminación lumínica es un elemento clave, y es por eso que los observatorios se suelen ubicar en lugares alejados de la población y, por lo tanto, de fuentes de luz artificial.

A día de hoy, con el número de satélites de Starlink desplegados hasta el momento (que ya se acercan a los 1.000) supone un problema razonablemente evitable, si se programan las observaciones y las tomas de datos teniendo en cuenta las órbitas de los mismos. Sin embargo, a medida que más satélites sean puestos en órbita, más complicado será encontrar «ventanas», es decir, espacios temporales en los que los satélites de Starlink no dificulten o impidan la observación.

Recordemos que de momento SpaceX cuenta con autorización para poner en órbita 12.000 de aquí a 2027, pero que los planes para Starlink apuntan a que, a largo plazo, su intención es crear una red de nada menos que 42.000 satélites. Hasta la llegada de Starlink en número aproximado de satélites artificiales alrededor de nuestro planeta era de 2.100. Sí, un 5% de la infraestructura planteada por SpaceX a largo plazo.

Afortunadamente las quejas de los astrónomos han sido tenidos en cuenta por la compañía, que de un tiempo a esta parte está trabajando en la búsqueda de soluciones desde que en mayo de 2019 se pusieron en órbita los primeros satélites. Y hoy sabemos, por Business Insider, que unos parasoles acoplados a los últimos 415 puestos en órbita han servido para oscurecerlos significativamente. Estas viseras se despliegan una vez que el satélite ya ha abandonado nuestro planeta y evitan que las partes más brillantes del mismo reboten la luz solar que reciben una vez que están en órbita.

Esta modificación del diseño habría supuesto una reducción del brillo del 31% con respecto a sus predecesores, un cambio que, por ejemplo, se traduce en que ya no debería haber ningún modo en el que sean perceptibles a simple vista. No es, no obstante, la solución definitiva, los satélites de Starlink todavía son unas 2,5 veces más brillantes del límite que se ha marcado SpaceX, por lo que los astrónomos siguen muy preocupados a día de hoy por el futuro de la observación del espacio.

Para poder entender un poco mejor los riesgos que plantea Starlink, recomiendo encarecidamente la serie de vídeos publicada por Quantum Fracture, pues ayudan a entender mejor los riesgos que esta colosal infraestructura pueden ocasionar a la observación del espacio. Consta de tres vídeos (entre todos suman poco más de 30 minutos) y los puedes encontrar aquí (primera parte, segunda parte y tercera parte). Aquí tienes el vídeo con el que se inicia la serie:

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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