La medida de YouTube llega unos días después de la denuncia del sindicato de trabajadores de Alphabet. «Sabemos que las redes sociales han envalentonado el movimiento fascista que crece en los Estados Unidos y somos particularmente conscientes de que YouTube, un producto de Alphabet, ha jugado un papel clave en esta amenaza creciente, que ha recibido una respuesta insuficiente por parte de los ejecutivos de YouTube«, describieron.
Donald Trump y las redes sociales
Trump ha aprovechado y manejado las redes sociales a su antojo y éstas le han consentido lo que seguramente no le hubieran permitido a otros usuarios. Es decepcionante que haya tenido que llegar un intento de golpe de estado para que las tecnológicas tomen unas medidas que múltiples analistas reclamaban desde hace tiempo. De aquellos polvos estos lodos.
Las desinformaciones, las medias verdades, las noticias directamente falsas (fake news) o las que tienen una intención clara de manipular son el pan nuestro de cada día y un problema gravísimo para una Internet que permite cualquier tipo de mensaje y hacerlo bajo el manto del anonimato. Después llegan los discursos del odio que afloran lo peor de los seres humanos y terminan en la violencia que hemos visto en Estados Unidos. Otros países pueden llevar caminos similares.
Las grandes redes sociales están tomando medidas contra este tipo de mensajes. Primero fue Twitter (el medio que más le gustaba a Donald Trump) y después lo hicieron otros como Facebook, Instagram, Snapchat, Reddit o Twitch.
Recientemente, Google, Apple y finalmente Amazon después de otra protesta de sus empleados, han cortado el grifo a Parler por el mismo motivo, la incitación a la violencia. El «Twitter» de los seguidores de Trump es un caladero de negacionistas, neofascistas, defensores de las teorías de la conspiración y personal de todo pelaje incluyendo los de QAnon (cuya cuenta también está siendo baneada en otros medios) y fue la red utilizada para planificar y coordinar el ataque al Capitolio.
Todos ellos hablan de ‘censura’ e invocan la libertad de expresión y la primera enmienda de la Constitución estadounidense, pero es indudable que un medio público no debe consentir que se utilice para difundir cualquier tipo de mensaje tan peligroso como estos. Las grandes redes sociales tienen mucho por hacer en esta materia si no quieren que la inmensa mayoría de personas ‘normales’ (no polarizadas) salgan huyendo de ellas. Y ser cómplices de unos sucesos que todos sabemos como terminan acabando.
Trump sigue a lo suyo. Ahora lanzando un mensaje de víctima de una conspiración para ‘robarle’ la Casa Blanca y no como responsable de todo lo que ha sucedido durante su mandato incluyendo como principal incitador y responsable de la toma del Congreso. Se corre el riesgo de convertir en mártires a tipos como Donald Trump, pero las redes sociales tienen la obligación moral y legal de combatir los mensajes de odio e incitación a la violencia. Y no tardar cuatro años en hacerlo.