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Ruta óptima: ¿más corta, más rápida o más precisa?

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Ruta óptima: ¿más corta, más rápida o más precisa?

¿Qué es una ruta óptima? Aparentemente es una pregunta muy sencilla, ¿verdad? Pues en realidad no tanto. Y es que la elección de la ruta óptima ha ido evolucionando con el paso de los años, en base a múltiples factores. Y a estos, hay que sumar la preferencia personal de quién la elige. La ruta óptima para llegar de A a B es, en realidad, la ruta óptima de cada persona para realizar ese recorrido, en base a diversos factores.

Hace ya muchos años, cuando era joven e inexperto (y además no conducía), escribí una comparativa de software de planificación de rutas y mapas digitales. Eran los tiempos en los navegadores para coche no habían vivido todavía su enorme eclosión, y los mapas en Internet… bueno, decir que eran precarios es ser muy, muy amables. Eran los tiempos en los que todavía se vendían mapas de carretera como si fueran pan caliente, pero que en una indudable mirada hacia el futuro, sus creadores también la incluían en formato CD, con un software que permitía calcular las mejores rutas. Parecía increíble tener toda esa información en un disco compacto…

En dicha comparativa, por supuesto, establecí un criterio para la ruta óptima y, tal y como cabía esperar, metí la pata hasta el fondo. ¿Por qué? Pues porque en mi atrevido desconocimiento, decidí que la ruta óptima era la más corta. Así, con el planificador de rutas de la aplicación del Ministerio de Fomento, determiné que la ruta más corta entre Madrid y Sevilla era de, pongamos 350 kilómetros (ojo, no es la cifra exacta, es solo un ejemplo), y decidí que la ruta óptima era esa.

A continuación, me dispuse a probar las aplicaciones de mapas y, con sorpresa, descubrí que la ruta óptima que me sugerían buena parte de ellas era de, pongamos, alrededor de 450 kilómetros. ¿Cómo podía ser eso? ¿Cien kilómetros más? Qué aplicaciones tan malas, pensé, y así quedó reflejado en las notas de las mismas. La respuesta, como ya podrás imaginar, fue bastante rápida, y dejó en evidencia que mi concepto de ruta óptima era bastante pobre.

La ruta más corta, que no óptima, transcurría por un sinfín de carreteras de segunda y tercera, no empleaba circunvalaciones, atravesaba tantos pueblos como era posible… en fin, un desastre que, al volante, llevaba no recuerdo si dos o tres horas más, puede que incluso fuera más todavía. Para la inmensa mayoría, al igual que para mí a partir de aquel momento, la ruta óptima pasó a ser la ruta más rápida. Ahora bien, aquí también hay matices.

¿Prefieres una ruta de, pongamos, cuatro horas de autopista cruzando un páramo interminable y con un área de servicio a mitad de camino, o cinco horas de autopista con bastantes áreas de servicio, vistas pintorescas, etcétera? ¿O quizá una ruta de 3 horas con un peaje de 20 euros? ¿O quizá una de cinco horas, gratuita, pero en la que sabes que nunca suele haber accidentes ni retenciones? En el momento en el que se amplían las posibilidades, la ecuación para calcular la ruta óptima se va sofisticando, pues depende de más y más preferencias personales.

Ruta óptima: ¿más corta, más rápida o más precisa?

Las soluciones como Google Maps, Apple Maps y similares, a la hora de calcular una ruta ofrecen varias alternativas, basadas en un conjunto de criterios que, pese a que no conocemos, seguramente apuntan hacia dichas preferencias. Por ejemplo, para ir de Madrid a Sevilla, Google Maps suele sugerir tanto la A4 como la A5, y por lo que he hablado con varias personas que hacen ese trayecto de vez en cuando, la ruta óptima varía de unas personas a otras.

Algo a lo que concedemos bastante importancia es a las estimaciones, es decir, al cálculo para intentar determinar a qué hora llegaremos a nuestro destino, y aquí es donde, como podemos leer en Phone Arena, TomTom ha planteado un punto de vista particularmente interesante. ¿Y si la ruta óptima fuera aquella en la que se puede calcular la hora de llegada con la máxima precisión? ¿Y si lo fuera aunque hubiera alternativas más rápidas?

En muchas ocasiones, saber a qué hora llegaremos a un destino es un dato muy importante, pues es probable que vayamos con hora para realizar alguna gestión, ver a alguien, etcétera. En esos casos, ¿a qué le concedemos más importancia? ¿A qué la ruta sea potencialmente rápida y cómoda, o a que la estimación sea profundamente precisa? Según TomTom, la imprecisión de los cálculos puede resultar frustrante, y aunque en mi caso, afortunadamente, nunca he tenido problemas a ese respecto, sí que me consta que a otras personas les ha ocurrido en más de una ocasión.

Así, el planteamiento de TomTom puede parecer sorprendente en primera instancia, pues la podemos resumir afirmando que la mejor ruta podría ser una que sea más larga pero que proporcione una estimación más precisa que otra, en la que hay más semáforos, se producen más accidentes, etcétera.

¿Qué piensas tú? ¿Crees que la precisión en la hora de llegada es un factor determinante a la hora de elegir la ruta óptima?

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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