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Microsoft Store pone coto a los excesos con el precio y las aplicaciones gratuitas

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Microsoft Store ha actualizado su política para con los distribuidores y, aunque llega más tarde de lo deseable, por fin se pondrán límites determinados abusos más o menos comunes en la tienda de aplicaciones de Windows.

Según recogen en gHacks, la nueva política de la Microsoft Store va a gustar mucho a los usuarios, porque se ponen de su parte, pero no tanto a ciertos desarrolladores o distribuidores, porque les van a impedir comercial, en algunos casos de manera un tanto delicada.

Pero mejor expliquemos bien en qué consiste el cambio, porque el titular da para lo que da. En concreto, a partir de ahora ser prohíben los precios exorbitados en Microsoft Store. ¿Qué es un precio exorbitado? El propio término lo dice todo, y es que hay listos por ahí que esperan que algún incauto caiga en su trampa poniendo precios excesivos a aplicaciones que no lo merecen.

Entonces ¿los desarrolladores no van a poder ponerle el precio que quieran a sus aplicaciones? Sí y no: podrán, pero con límites marcados por el sentido común… y por la moderación que ejerza la Microsoft Store. En otras palabras: a todos esos caraduras que cogían una aplicación cualquiera y le ponían un precio muy por encima de las de su misma categoría esperando que algún descuidado la comprara sin prestar mucha atención, se les ha acabado el cuento.

Sin embargo, el elemento más delicado y definitorio de la nueva política de Microsoft Store, está en las aplicaciones gratuitas y, muy especialmente, de código abierto.

Microsoft Store: se acabó el cobrar por aplicaciones gratuitas

Tal cual. Microsoft Store no permitirá vender aplicaciones gratuitas. Es decir, aquellas aplicaciones que pueden conseguirse de manera gratuita fuera de la tienda, no podrán exigir un pago en ella. Tampoco las aplicaciones de código abierto, que es donde está el aspecto más delicado de la medida.

Es común que aplicaciones de código abierto y gratuitas -lo cual no siempre coincide, ojo- más o menos conocidas se distribuyan a través de tiendas de terceros, por lo general ligadas a una plataforma específica. Y es común que lo hagan con un precio. Hay multitud de ejemplos de ello: aplicaciones que en la Microsoft Store o en Google Play cuestan un dinero, pero que se pueden descargar gratis en sus respectivos sitios web, e incluso en tiendas alternativas.

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F-Droid es uno de esos sitios en los que encuentras aplicaciones de código abierto que en Google Play cuestan dinero, de manera totalmente gratuita

¿Por qué hacen esto los desarrolladores? Es una manera de ayudar a financiar el proyecto: si lo quieres gratis, ven a mi web; si prefieres la comodidad de la tienda, paga por ello. Es tan sencillo como eso. Sin embargo, este proceder se va a acabar, al menos en la Microsoft Store.

¿Es justo? Porque la pregunta de si es legal, se responde rápidamente: lo es. La Microsoft Store no es una plaza pública. En cuanto a si es justo… Dependerá de a quién le preguntes. Para mí sí lo es: el software de código abierto no tiene por qué ser gratuito, pero si lo es, que lo sea en todos los escenarios en los que actúe. Entre otras cosas, porque se está jugando con la seguridad.

Por supuesto, de bien nacido es ser agradecido y todo usuario de aplicaciones de código abierto haría bien en donar algo de vez en cuando, porque no hay nada verdaderamente gratis en este mundo. Puede que tú no estés pagando por ello, pero lo está haciendo el desarrollador con su tiempo. Lo mismo para con las aplicaciones gratuitas, que no de código abierto.

Más allá de la posible polémica que genere este cambio, la Microsoft Store va a dar por terminado también otro abuso que se ha cometido habitualmente, además, con aplicaciones de código abierto: se acabaron las copias de aplicaciones de código abierto genuinas. Y sí, ejemplos de esto también ha habido muchos a lo largo de los últimos años.

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El ejemplo de GIMP es palmario

Así se explica: el software de código abierto permite ciertas licencias -precisamente, por su licencias- como copiar, distribuir y ser vendido por terceros al margen de su desarrollador oficial. Ponle como muestra al genial editor de vídeo Kdenlive. Cualquiera puede tomar el código fuente del mismo, renombrarlo, subirlo a la Microsoft Store y cobrar un precio por ello. Es legal y legítimo, aunque el debate moral es otro cantar.

Ahora bien ¿qué pasa si Microsoft Store se inunda con aplicaciones clónicas de originales de código abierto que no solo aportan confusión al usuario, sino que pueden derivar en problemas de seguridad por un mantenimiento deficitario o comportamientos directamente dañinos. Pues que no solo pueden dañar la imagen del desarrollador oficial, también pueden perjudicar al usuario de a pie.

De llevar a cabo los cambios propuestos, Microsoft Store eliminará todos los clones de aplicaciones de código abierto, incentivando la descarga de las aplicaciones originarias que estén presentes.

Se trata, de nuevo, de una clausula que puede generar polémica, pero que va en favor de los usuarios, de los desarrolladores fidedignos y seguimos sin estar hablando de una plaza pública, a pesar de que puntos clave de distribución como Microsoft Store, Google Play o la App Store no pueden ser tampoco un cortijo, por su importancia para con el ecosistema de software y servicios de sus respectivas plataformas.

Enfocado en las nuevas tecnologías empresariales y de usuario final. Especializado en Linux y software de código abierto. Dirijo MuyLinux y escribo en MC, MCPRO y MuySeguridad, entre otros.

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