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¿Cómo probar las versiones de desarrollo de los navegadores web? ¿Y por qué hacerlo?

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¿Cómo probar las versiones de desarrollo de los navegadores web? ¿Y por qué hacerlo?

Los navegadores web son, desde hace ya tiempo, una de las aplicaciones más empleadas por muchos usuarios. La proliferación de los servicios web, la ingente cantidad de información que podemos encontrar, la universalidad de su acceso… en fin, son muchas las razones que han ocasionado que los navegadores web hayan desplazado del centro a otras aplicaciones que, en su momento, eran las más empleadas diariamente por el común de los usuarios.

Dado que hablamos, por lo tanto, de un tipo de aplicación que juega un papel clave en el día a día de muchas personas (y esto lo escribo empleando, claro, un navegador web), es fundamental que éstos ofrezcan una fiabilidad prácticamente absoluta, que sean indiscutiblemente estables y que, por lo tanto, podamos confiar en ellos y en que no nos la van a liar en el momento menos pensado. Ahora bien, esto no es tan sencillo como pudiera parecer, por una importante razón.

La evolución de los navegadores web es rápida y constante, lo que implica ciclos de desarrollo ajustados en el tiempo, limitaciones a la hora de realizar todas las pruebas que serían necesarias y demás. La competición por crecer en cuota de mercado empuja a las empresas responsables a pisar el acelerador al máximo, principalmente para sumar nuevas funciones y mejoras antes que sus competidores, pero claro, sin renunciar a la ya mencionada fiabilidad, que es un factor clave.

Así, para incrementar sustancialmente su capacidad de evaluación de las versiones de desarrollo, las empresas responsables de los navegadores web tuvieron una idea sensacional: permitir a los usuarios que lo deseen involucrarse en dicho proceso. De este todo amplían el alcance de su programa de pruebas muy por encima de la capacidad que podrían asumir con sus propios recursos, y además lo hacen involucrando a la comunidad, que les puede proporcionar un feedback realmente valioso.

¿Cómo probar las versiones de desarrollo de los navegadores web? ¿Y por qué hacerlo?

¿Por qué probar navegadores web en sus versiones de desarrollo?

Esta es, claro, la gran pregunta, pues su respuesta da cabida a planteamientos extremadamente diversos. Así, podemos encontrar a personas que se niegan, por principios, a «trabajar» gratuitamente para las empresas responsables de los navegadores web, asumiendo unas funciones que deberían ser cumplidas por las mismas. Mientras, en el otro extremo tenemos a los más entusiastas, que se congratulan de poder probar, antes que el común de los mortales, aquellas funciones y novedades que están por venir.

Personalmente, aunque sin irme al extremo, me encuentro entre los que prueban versiones de desarrollo de los navegadores de manera frecuente. Bien es cierto que, al menos en parte, lo hago por trabajo, en busca y captura de nuevas funciones suficientemente relevantes como para informar sobre ellas, pero no negaré que también hay una componente personal, pues aún llevando ya décadas dedicado a esto de la tecnología, e incluso con épocas de cierto hartazgo, en el fondo sigo disfrutando de estas cosas.

Así, son dos las principales razones por las que creo que merece la pena probar las versiones de desarrollo de los navegadores web: curiosidad y contribución. La primera se explica sola y está bastante extendida (el interés por la versiones beta se acredita, por ejemplo, con la imposibilidad prácticamente absoluta de conseguir acceder al programa de pruebas de la beta de WhatsApp para Android, algo que llevo ya mucho tiempo intentando, de manera infructuosa).

La segunda es una apreciación tremendamente más personal, pero creo que poder contribuir a la mejora de una aplicación, más aún a una de este tipo, tan importante para tantos usuarios, suma un grano de arena en un cometido importante. Obviamente, las empresas deben tener y mantener equipos de pruebas profesionales, esto es indiscutible, pero expandir su alcance con betatesters voluntarios me parece, en general, una práctica bastante defendible.

¿Cómo probar las versiones de desarrollo de los navegadores web? ¿Y por qué hacerlo?

¿Qué no debes hacer con estas versiones?

Una versión de prueba es, por definición, una versión no plenamente confiable. Y esto puede parecer una perogrullada, sí, pero a lo largo de los años he visto muchos (realmente muchísimos) casos de usuarios, con perfiles de lo más diversos, versiones de desarrollo de aplicaciones, servicios e incluso sistemas operativos para usos que deberían darse, exclusivamente, en versiones finales (también denominadas «de producción»). Y sí, cuando digo que he visto a muchas personas hacerlo, me incluyo en esa lista.

Así, tanto por experiencia propia como de terceros, sí que tengo clarísimo que hay usos y usos, y que no todos son recomendables cuando hablamos de navegadores web en sus versiones de desarrollo. Y, aunque seguramente el sentido común ya te habrá puesto sobre la pista al respecto, no está de más darles un rápido repaso:

  • Productividad: si tu trabajo o estudios depende de aquello que vas a llevar a cabo a través del navegador, entonces no deberías emplear una versión de desarrollo.
  • Información sensible: no es común que las versiones de desarrollo de los navegadores web tengan problemas de seguridad, pero eso no supone una garantía al respecto. No los utilices para acceder a tu banco online, a información personal en webs de la administración pública, etcétera.
  • Operaciones comprometidas: un navegador web en su versión de desarrollo es más susceptible de experimentar fallos que una versión final. Por lo tanto, en cualquier tipo de acción en la que experimentarlos pueda plantear un problema, mejor utiliza la versión estable.

Como indicaba antes, verás que el sentido común te indicará cuándo usar una beta, y cuando no hacerlo.

Tipos de versiones beta/canales

Algunos navegadores tienen solo una versión beta, pero otros cuentan con varias en distintos estados de desarrollo. Así, es importante tener en cuenta las diferencias entre las mismas a la hora de elegir cuál (o cuáles) queremos probar. Además, según el navegador, las versiones pueden ser identificadas con otras nomenclaturas (en el caso de Microsoft Edge no se habla de versiones, se habla de canales, al igual que en el programa de Windows Insiders).

En todos los casos en los que podemos encontrar más de una versión que no es la estable, veremos que se reproduce el mismo modelo: la más inestable es la más reciente, generalmente la que se renueva con más frecuencia y, claro, también es la primera a la que suelen llegar las nuevas funciones. La relación entre novedad y estabilidad es, siempre, inversamente proporcional.

Un aspecto importante, eso sí, es que por norma general es posible tener instaladas, de manera simultánea, tanto la versión de producción (la estable) como una o varias de las de desarrollo. Por lo tanto, si tienes curiosidad por ir viendo las diferencias entre las fases de desarrollo, nada te impide tenerlas todas en tu sistema.

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Google Chrome

En el caso de Google Chrome, podemos encontrar tres versiones del navegador, más allá de la estable:

  • Google Chrome Canary: esta es la versión más inestable, y también la primera en la que podremos encontrar las nuevas funciones y los experimentos que podrían llegar a la versión estable. Puedes descargarla pinchando aquí.
  • Google Chrome Beta: esta versión es sustancialmente más estable y fiable que Canary, y por normas general las novedades que encontraremos aquí sí que llegarán a la versión final. Puedes instalarla desde este enlace.
  • Google Chrome Dev: esta versión está especialmente pensada para desarrolladores web, ya que toma la avanzadilla en la implementación de funciones que apuntan a jugar un papel importante en el futuro de la web. Puedes bajarla desde aquí.

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Microsoft Edge

Vamos ahora con Microsoft Edge, que comparte parte de la nomenclatura con el navegador de Google, también en este ámbito. En este caso, eso sí, las tres versiones de desarrollo se circunscriben al navegador, no a las tecnologías soportadas de cara a la web.

  • Microsoft Edge Canary: en este canal encontrarás actualizaciones con una frecuencia prácticamente diaria. Obviamente, es la que marca la primera fase de pruebas de una nueva función, y también es la más inestable.
  • Microsoft Edge Dev: basta con ver su posición en esta lista para imaginarlo, en este caso tenemos una versión más estable que Canary, pero menos que Beta. Su frecuencia de actualización es semanal.
  • Microsoft Edge Beta: actualizada mensualmente, esta versión no llega a ser tan estable como la de producción, pero está cerca de ella. Se renueva con una frecuencia mensual.

Puedes encontrar las tres versiones en este enlace.

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Mozilla Firefox

Al hablar de Mozilla Firefox, nos encontramos con lo que podríamos denominar como «mix» de lo que vemos en los dos navegadores anteriores. Éstas son las tres versiones disponibles:

  • Mozilla Firefox Nightly: el «apellido» Nightly, común en el mundo del desarrollo, hace alusión a compilaciones, generalmente automáticas, realizadas habitualmente con frecuencia diaria (durante la noche, con todos los avances del día). Así, hablamos de versiones inestables, pero siempre con lo último.
  • Mozilla Firefox Beta: no es totalmente estable, pero sí razonablemente fiable. Es la versión final de prueba antes del lanzamiento de la de producción, por lo que encontraremos todas las novedades que llegarán en aquella.
  • Mozilla Firefox Developer Edition: de nuevo nos encontramos con una versión especialmente dirigida a los desarrolladores, que permite probar tecnologías de la web que todavía se encuentran en fase de pruebas.

Puedes encontrar las tres versiones en este enlace.

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Opera

Opera se encuentra, actualmente, en la transición a Opera One, un proceso anunciado en abril de este año, y que empezó a hacerse realidad dos meses después, en junio. pero que todavía tardará un tiempo en completarse. Esto, claro, nos explica las dos versiones de prueba de este navegador que podemos encontrar:

  • Opera Browser Beta: como ya habrás imaginado, al igual que en los anteriores navegadores web, la beta de Opera también nos ofrece una compilación previa a la de producción, que nos proporciona acceso a las novedades de la misma poco antes de que lleguen al común de los usuarios.
  • Opera One Developer: en este caso, lo que nos encontramos es con un avance en la implementación de Opera One. Por lo tanto es una versión menos estable pero, por contra, nos ofrece adelantos sobre el futuro del navegador.

Puedes descargar ambas versiones desde este enlace.

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Brave

En el caso de Brave, un navegador especialmente bien valorado por los usuarios más preocupados por la privacidad, nos encontramos con dos versiones con las que comprobar qué es lo que está por venir.

  • Brave Nightly: recuperamos el apellido nightly, que ya hemos visto en Firefox, y exactamente con el mismo significado. Se actualiza diariamente, es potencialmente muy inestable y, claro, es la primera en mostrarnos en qué están trabajando. Puedes descargarla desde este enlace.
  • Brave Beta: Brave califica esta beta como vista previa, es decir, que hablamos de una versión bastante cercana a la de producción, y que por lo tanto resulta razonablemente fiable y que nos muestra qué es lo que llegará exactamente en la versión de producción. Para bajarla haz click aquí.

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Vivaldi

La comunidad de Vivaldi no es especialmente amplia, pero sus usuarios suelen mostrarse siempre bastante satisfechos con su navegador. En este caso, eso sí, nos encontramos con una propuesta más modesta de la que hemos podido ver anteriormente, con solo un tipo de opción en este sentido.

  • Vivaldi Snapshots: en este caso, la desarrolladora opta por el modelo de snapshots, compilaciones que se realizan con cierta periodicidad, generalmente cuando se considera que hay suficientes diferencias con la anterior, o cuando se tiene especial interés en evaluar algo que acaba de ser implementado durante el desarrollo. Puedes encontrar la snapshot más actual de Vivaldi en este enlace.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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