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Especial: Diez grandes mitos sobre el cerebro humano
El cerebro es sin duda el órgano más impresionante, intrigante y sorprendente de todos los que forman parte del cuerpo humano, y es que no sólo es esa especie de unidad central que controla nuestras funciones vitales, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, sino que además constituye el «yo» de cada persona, al menos desde una perspectiva puramente científica.
La ciencia ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a conocer mejor el cerebro humano, a entender mejor su enorme complejidad, a encontrar porqués a numerosas preguntas, y también a buscar formas de curar enfermedades, trastornos y disfunciones graves que hoy por hoy no tienen cura y resultan especialmente graves, como por ejemplo el Alzheimer.
A pesar de todos esos avances existen una serie de mitos sobre el cerebro que se han ido manteniendo con el paso de los años, y que todavía hoy no es extraño seguir viendo como si fueran algo cierto y ampliamente contrastado, pero nada más lejos de la realidad.
Por ello hemos considerado que sería interesante hacer un especial en el que desmentir los 10 mitos más populares sobre el cerebro que todavía subsisten a día de hoy.
Como siempre esperamos que os guste y os invitamos a opinar en los comentarios.
1-Sólo utilizas un 10% de tu cerebro
Es uno de los más extendidos y famosos, tanto que incluso ha servido de inspiración para la creación de la película Lucy, que fue un auténtico éxito de taquilla y tuvo una acogida buena por parte de la crítica.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el cerebro es algo más que 100.000 millones de neuronas, está compuesto de varias partes que están continuamente en uso y que controlan funciones específicas, y las mismas permanecen siempre activas.
El hecho de que dichas partes funcionen de manera autónoma puede haber sido determinante en esta concepción errónea, aunque en todo caso la prueba irrefutable de que esta afirmación es falsa la tenemos en las neuroimágenes que han mostrado que nuestro cerebro siempre está activo, incluso cuando dormimos.
2-El alcohol mata neuronas
Es imposible negar que el alcohol afecta al cerebro, y lo hace de forma negativa, basta ver a una persona ebria para darse cuenta de lo dicho, una realidad que ha contribuido a la extensión de este mito.
No, el alcohol no mata directamente neuronas, aunque en casos de alcoholismo importantes puede acabar afectando a las dendritas, las terminaciones que estas células nerviosas utilizan para comunicarse entre ellas, pero en general es reversible si el sujeto abandona dicho hábito, ya que la neurona en sí se mantiene en buen estado.
Antes de cerrar este punto cabe una aclaración importante, y es que el consumo excesivo de alcohol de forma continuada puede desencadenar una falta grave de tiamina (vitamina B1), lo que en casos extremos podría llegar a provocar el síndrome de Wernicke-Korsakoff, que implica la pérdida de neuronas en ciertas partes del cerebro y puede acabar matando al afectado.
3-Las drogas hacen agujeros en el cerebro
Al igual que en el punto anterior está claro que las drogas afectan al cerebro, y que cada una lo hace de una manera muy diferente, ya que no tiene los mismos efectos ni la misma consideración el THC y el LSD, por poner un ejemplo claro y fácil de asimilar.
Sin embargo de ahí a decir que causan agujeros en el cerebro va un mundo, y esto en definitiva no es cierto, ni siquiera en el caso de las drogas conocidas como «duras». Lo único que puede causar un agujero en el cerebro en sentido estricto es un traumatismo de gran entidad.
Por si todavía quedan dudas varios estudios científicos han demostrado que algunas drogas incluso contribuyen a generar un crecimiento de determinadas zonas en el cerebro, lo cual no quiere decir que sus efectos sean positivos, obviamente, pero contribuye a desmentir este mito.
4-El daño cerebral es permanente
Por desgracia el daño cerebral es una de las peores cosas que puede ocurrir a cualquier ser vivo, ya que sus consecuencias pueden resultar muy graves y afectar enormemente a la persona, dependiendo eso sí de la zona que se vea afectada.
Sin embargo los mismos no siempre son permanentes, y de hecho se ha demostrado que nuestro cerebro tiene la capacidad de recuperarse bastante bien de los daños más leves, e incluso se han dado casos de recuperaciones en casos extremos que han sorprendido a los médicos.
Todo esto debemos ponerlo en relación con los tratamientos adecuados, ya que bien mediante fármacos o intervenciones quirúrgicas, o también combinando ambos, es posible conseguir recuperar a pacientes con daños cerebrales de diversa entidad.
5-El cerebro sigue consciente cuando se secciona la cabeza
Sustentado en varias leyendas urbanas existe la creencia de que al separarse la cabeza del cuerpo el cerebro sigue vivo y por tanto la víctima es consciente y mantiene incluso el control de zonas de su cara, pero los expertos sostienen lo contrario.
La explicación que dan es clara, aunque el cerebro siga vivo en el momento de la decapitación la pérdida de presión sanguínea ocurre con tanta rapidez que entra casi al instante en coma, para empezar a morir al poco tiempo.
No descartan totalmente la posibilidad de que se mantenga una cierta consciencia durante uno o dos segundos, pero es algo muy poco probable.
6-El cerebro humano es el más grande
Sí, se que muchos tienen claro que este mito es falso, pero aunque parezca increíble todavía subsiste, aunque debemos tener claro que más grande no es sinónimo de mejor.
Un cerebro humano pesa de media 1,4 kilogramos, algo que impresiona si tenemos en cuenta todo el potencial que tiene. Dicho peso es similar al que tiene el cerebro de un delfín, pero existen animales grandes con cerebros gigantes, entre los que podemos citar el cachalote, cuyo cerebro pesa unos 8 kilogramos.
Sin embargo como podemos ver claramente esa diferencia de tamaño no redunda en una mayor inteligencia, un detalle que deja claro que al hablar de cerebros el tamaño no es decisivo.
7-El cerebro aprende de mensajes subliminales
Un mito muy extendido que tuvo un gran auge a finales de los años cincuenta y en la década de los sesenta, pero que sin embargo no tiene razón de ser.
¿Y qué hay de los estudios que indican lo contrario? Pues que son falsos. Sí, incluso aquél famoso estudio de James Vicary, antiguo investigador de márketing, que aseguraba haber aumentado el consumo de Coca-Cola y palomitas introduciendo mensajes subliminales.
Los resultados estaban falseados y posteriores experimentos han demostrado que este tipo de mensajes no producía un efecto real en las personas expuestas.
8-Cuando aprendes te salen nuevas «arrugas» en el cerebro
Cuando pensamos en cómo es nuestro cerebro enseguida nos viene a la mente la idea de una masa viscosa, semiesférica y llena de pliegues que también podemos llamar popularmente como «arrugas».
Esa capa arrugada recibe el nombre de córtex o corteza cerebral y realiza funciones muy importantes vinculadas a los sentidos y al raciocinio, pero no se ve afectada en ningún momento por el aprendizaje.
Debemos puntualizar que esto no quiere decir que el cerebro no sufra modificaciones cuando aprendemos, ya que se han descubierto incrementos en las sinapsis y la concentración de células sanguíneas, pero no muestra nuevas arrugas.
9-Escuchar a Mozart te hará más inteligente
Otro mito muy extendido y popular, que incluso ha estado «respaldado» por estudios provenientes de expertos en la materia.
La mayoría de esos estudios se produjeron entre 1950 y 1960 pero otros expertos no han podido replicar con posterioridad los resultados obtenidos en los mismos, lo que generó una polémica que incluso llevó a los responsables de los primeros a «matizar» a posteriori los resultados obtenidos.
Escuchar música clásica no nos hará más inteligentes, pero aprender a tocar un instrumento sí tiene efectos muy beneficiosos.
10-El cerebro es de color gris
Cierra los ojos e imagina por un instante cómo es tu cerebro. Es probable que como muchas otras personas lo hayas imaginado de color gris, blancuzco o quizá incluso con un pequeño tono rosado, pero no, esos no son sus colores.
En contra de lo que mucha gente cree el cerebro no tiene un único color, sino que presenta un conjunto variado de colores que incluye el gris, blanco, negro y rojo.
Los dos primeros no ofrecen sorpresas, pero es posible que los otros sí, así que os explicamos su origen. El negro se debe a la neuromelanina, un pigmento presente en las neuronas, mientras que el rojo se aprecia por la alta concentración de vasos sanguíneos que hay en el cerebro.
Artículo adaptado del original de How Stuff Works Science.
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