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Instagram para niños y cigarrillos de chocolate

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Instagram para niños y cigarrillos de chocolate

Quiero dejar claro, nada más empezar, que no pienso que Instagram sea equiparable al tabaco, y que aunque pienso que un Instagram para niños es, definitivamente, una mala idea, prefiero que un niño quiera ser preadolescente o adolescente para entrar a Instagram que para empezar a fumar. Dicho lo cual, en realidad ninguna de ambas opciones  me parece buena. En realidad las dos me parecen nocivas y creo que deberían evitarse.

La semana pasada, la organización Campaign for a Commercial-Free childhood (CCFC) remitió una carta a Mark Zuckerberg. Es un texto prolijo en referencias académicas y planteamientos muy interesantes y que, sin duda, merece ser leído. Un documento que surge tras conocerse que Facebook está trabajando en una versión específica de Instagram para niños menores de 13 años con los que, según plantea la compañía, quieren ofrecer un entorno seguro para los más pequeños.

«Me complace anunciar que, en el futuro, hemos identificado el trabajo con los jóvenes como una prioridad para Instagram y lo hemos agregado a nuestra lista de prioridades H1«, escribió Vishal Shah, vicepresidente de producto de Instagram, en una un publicación interna que se filtró hace algunas semanas y en la que apunta al Instagram para niños. “Construiremos un nuevo pilar juvenil dentro del Community Product Group para enfocarnos en dos cosas: (a) acelerar nuestro trabajo de integridad y privacidad para garantizar la experiencia más segura posible para los adolescentes y (b) construir una versión de Instagram que permita a las personas menores de la edad de 13 años para usar Instagram de manera segura por primera vez «.

«En los años de la escuela primaria y secundaria, los niños experimentan un increíble crecimiento en sus competencias sociales, su pensamiento abstracto y su sentido del yo. Encontrar salidas para expresarse y conectarse con sus compañeros se vuelve especialmente importante. Nos preocupa que una propuesta de Instagram para niños se aproveche de estos rápidos cambios de desarrollo.
Cada vez son más las investigaciones que demuestran que el uso excesivo de dispositivos digitales y medios sociales es perjudicial para los adolescentes. Instagram, en particular, se aprovecha del miedo de los jóvenes a perderse algo y del deseo de aprobación por parte de sus compañeros para animar a los niños a usarlos.«, podemos leer en la carta a Zuckerberg.

Así que, en este punto, es importante hacerse una pregunta: ¿existe una necesidad real de un Instagram para niños? Me parece sensacional que los más pequeños tengan acceso al conocimiento, a medios de socialización, a juegos en los que divertirse con sus amistades, ¿pero redes sociales? ¿En serio?

Facebook sabe que los usuarios más jóvenes son su asignatura pendiente, no terminan de conectar con las generaciones más jóvenes y ven en ello un enorme nicho de crecimiento. Entiendo su perspectiva empresarial, por supuesto, y me parecería correcto que trabajaran para crear nuevos productos y servicios que, de verdad, se adaptan a las necesidades de ese importante sector de la población. Ahora bien, enfatizo, necesidades, un Instagram para niños no satisface una necesidad real, sino el mismo anhelo «de ser mayor» que tenía yo, cuando era niño, y compraba cigarrillos de chocolate.

Instagram para niños y cigarrillos de chocolate

Cigarrillos de chocolate, fueron muy populares en la década de los ochenta. Imagen: Yo fui a EGB.

La influencia de las redes sociales puede resultar terriblemente nociva incluso para los adultos, que al menos en teoría ya cuentan con todas las herramientas emocionales necesarias para gestionar el modo en el que asimilan lo que ven en las mismas. Y también es cierto e indiscutible que en en las mismas podemos encontrar todo tipo de contenido, y estoy seguro de que los planes para el Instagram para niños pasan por afinar tanto como sea posible el contenido que llega a los más pequeños.

El problema es que a estas alturas son ya tantas las declaraciones de intenciones por parte de las redes que, al final, se han quedado solo en eso, que me cuesta mucho creer que Facebook vaya a encontrar el modelo adecuado para que su Instagram para niños menores de 12 años no se convierta en un clon a escala de lo que podemos encontrar en la versión para adultos. Un clon del servicio que, por ejemplo, ya sabemos que el algoritmo te prefiere con poca ropa.

En la infancia se construye la personalidad, pero también es donde nacen muchos de los complejos que nos pueden acompañar a lo largo de la vida, y un acceso temprano a Instagram puede profundizar en los mismos. Un Instagram para niños que muestre exclusivamente contenido adecuado para esa audiencia suena tan sensacional como utópico y, al final, se puede convertir en una herramienta para normalizar el acceso a determinados contenidos a los que los niños no deberían acceder en un entorno sin control alguno.

No voy a ser tan cínico como para decir que si, a día de hoy, soy fumador, es porque de pequeño compraba cigarrillos de chocolate. Sé que todo es mucho más complejo, pero lo que sí que sé es que esa chuchería me hacía sentir mayor, y estoy seguro de que un Instagram para niños podría suponer ese mismo chute de dopamina… y esa mala influencia.

Quizá haya quien se sorprenda con lo que voy a decir, pero lo cierto es que Instagram me gusta. Me gusta bastante. Aún siendo consciente de sus sombras, en general me parece un servicio bastante más amable que otras redes sociales. Por ejemplo, la presencia de odio está mucho más controlada que en Twitter. Lo aclaro para que esta crítica no pueda ser interpretada en el sentido de una animadversión personal hacia el servicio, pues no es así. Ahora bien, también me gustan los vinos del prepirineo aragonés, pero no por ello compartiría una copa con un niño de 10 años. Con un Instagram para niños me ocurre exactamente lo mismo.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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