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Cinco errores que debes evitar al comprar un nuevo procesador

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Estás decidido, vas a comprar un procesador nuevo, y tienes una idea bastante clara de lo que necesitas, ¿pero estás seguro de que vas a tomar la decisión correcta? La verdad es que este es un tema más complejo de lo que parece, y por razones que van más allá del precio o del rendimiento, y que al final pueden hacernos cometer más de un error en la compra de nuestra nueva CPU.

Soy consciente de que muchos todavía tenéis dudas sobre este tema, y de que comprar un nuevo procesador puede suponer un importante quebradero de cabeza. Por ello, he querido dar forma a esta guía en la que voy a compartir con vosotros cinco errores frecuentes que se producen al comprar una nueva CPU, y os contaré todo lo que debéis saber para evitarlos. También os daré algunas recomendaciones concretas al final del artículo para que lo tengáis un poco más fácil a la hora de elegir vuestro nuevo procesador.

Como siempre, si al terminar de leerlo tenéis cualquier duda no os preocupéis, podéis dejarla en los comentarios y estaremos encantados de ayudaros a resolverla. Sin más preámbulos os invito a poneros cómodos, que empezamos.

1.-Comprar un procesador incompatible con nuestro equipo

Un procesador como este con interfaz PGA no encajaría en un socket con interfaz LGA.

Y cuando hablo de procesador incompatible lo hago en sentido amplio. Así, un procesador puede ser compatible con nuestro equipo a nivel de socket, pero puede acabar siendo incompatible por una cuestión de alimentación o de refrigeración, y también puede quedar desaprovechado si elegimos un modelo que no es el ideal para nuestra placa base.

Para que todo esto quede claro, vamos a ver los supuestos de incompatibilidad más importantes:

  • Incompatibilidad física, que es cuando compramos un procesador que no funciona con nuestra placa base porque utiliza un socket diferente.
  • Incompatibilidad a nivel de software, esta se puede solventar normalmente con una actualización de la BIOS de nuestra placa base, pero puede acabar siendo complicado, así que debemos tener cuidado.
  • Incompatibilidad por alimentación, que se produce cuando queremos montar un procesador muy potente y con un alto consumo que nuestra placa base no podrá soportar. Es común al montar CPUs de gama alta con placas base de gama baja. También puede ocurrir si tenemos fuentes de alimentación de muy mala calidad y poca potencia.
  • Incompatibilidad por refrigeración, es un error que también resulta común, especialmente cuando compramos un nuevo procesador más potente que el anterior y decidimos reutilizar nuestro anterior sistema de refrigeración. Este puede no ser suficiente para mantener a raya las temperaturas de nuestra nueva CPU.
  • Procesador desaprovechado porque la placa base donde lo vamos a montar no es capaz de sacarle el máximo partido. Este error no es tan grave como los anteriores, pero hará que nuestra inversión pierda valor. Uno de los escenarios más comunes es cuando montamos una CPU que soporta overclock en una placa base que no lo permite, y otro de los más frecuentes se produce cuando esta está limitada a memoria RAM muy lenta, ya que impedirá a la CPU desarrollar todo su potencial.

Cómo evitar este error: asegúrate antes de comprar tu nuevo procesador de que tienes el equipo adecuado para moverlo de forma óptima, y si tienes cualquier duda pide ayuda al vendedor o a una persona de confianza con conocimientos avanzados sobre hardware.

2.-Elegir un procesador mucho más potente de lo que necesitamos

El Intel Core i9-12900K es extremadamente potente, pero un usuario normal no lo aprovechará de verdad.

Este es uno de los errores que más me he encontrado en mis más de 30 años de experiencia en el mundo de la tecnología y la informática, y sí, es incluso más frecuente que el de las incompatibilidades que hemos visto anteriormente, y no solo no ha mejorado con el paso del tiempo, sino que me atrevería a decir que incluso ha ido a peor.

Tenemos tendencia a dejarnos llevar por la idea de comprar cosas «por encima de lo que necesitamos» en el presente, todo porque creemos que envejecerá mejor y que tendrá una mayor vida útil, lo que al final se traducirá en una inversión mucho más rentable. Desgraciadamente, cuando hablamos de procesadores esto no es así, de hecho ocurre todo lo contrario, es decir, comprar un procesador mucho más potente de lo que necesitamos pensando en esa idea de amortización a largo plazo es una mala decisión.

Piensa, por ejemplo, en lo que ocurrió con aquellos que compraron un Ryzen 7 1800X solo para jugar, en su momento invirtieron una cantidad de dinero enorme (569 euros en su lanzamiento), y hoy este procesador rinde mucho peor en juegos que un Intel Core i3-12100F, que ha tenido un precio de entre 105 y 120 euros. Entre los dos hay cinco años de diferencia, y en todo ese tiempo la configuración de 8 núcleos y 16 hilos del primero ha quedado totalmente desaprovechada, una realidad que no parece que vaya a cambiar demasiado con el salto a la nueva generación de consolas.

Siguiendo con el mismo ejemplo, habría sido mucho mejor comprar un Ryzen 5 1600X, ya que costaba la mitad que el Ryzen 7 1800X y su rendimiento en juegos es prácticamente idéntico. Si hablamos de aplicaciones profesionales donde el número de hilos es más importante la cosa sería distinta, eso está claro, pero incluso en esos escenarios la diferencia de IPC a favor del Intel Core i3-12100F es tan grande que este consigue ofrecer un rendimiento excelente comparado con esos dos procesadores de AMD.

Cómo evitar este error: piensa en el uso que le vas a dar al equipo y elige un procesador capaz de cumplir con tus necesidades, buscando siempre dentro de la gama baja-media o de la gama media. Como regla general, para un usuario normal que quiera jugar o trabajar no merece la pena invertir más de 350 euros en un procesador, y esto teniendo en cuenta las recientes subidas de precio que se han producido en dichas gamas. Si solo vas a jugar recuerda que tienes más que suficiente con un procesador de 6 núcleos y 12 hilos.

3.-Montar un procesador con muchos núcleos pero con un IPC mediocre

El Ryzen 7 1800X fue un procesador muy atractivo en su momento, pero su IPC ya no está a la altura.

Podríamos relacionarlo directamente con el punto anterior, y es que es también un error de criterio asociado a esa idea de «más núcleos = más rendimiento y mayor vida útil». No te engañes, de nada te servirá tener 8 núcleos y 16 hilos si utilizas aplicaciones o juegos que son incapaces de aprovecharlos. En estos casos lo que realmente determinará el rendimiento final serán el IPC y, en menor medida, las frecuencias de trabajo.

Siguiendo con el ejemplo anterior, comprar un procesador como el Ryzen 9 3900X para jugar pensando que vamos a tener un rendimiento excelente por sus 12 núcleos y 24 hilos es un error, ya que en realidad la mayoría de esos núcleos e hilos quedarán desaprovechados, y como tiene un IPC inferior al de los Ryzen 5000 obtendremos un rendimiento bastante más bajo que el que tendríamos, por ejemplo, con un Ryzen 5 5600X. Este último tiene 6 núcleos y 12 hilos y es mucho más barato.

Por contra, si vas a utilizar tu PC para trabajar con aplicaciones multihilo exigentes en el ejemplo anterior sí que tendría sentido el Ryzen 9 3900X. A modo de guión, y para poneros las cosas más fáciles, voy a dejaros a continuación un desglose sencillo con el número de núcleos e hilos (nivel óptimo) y el IPC que debe tener nuestro nuevo procesador en función del uso que vayamos a darle:

  • Tareas básicas: dos núcleos y cuatro hilos. IPC al nivel de los Ryzen 1000 o Core Gen4.
  • Ofimática avanzada y gaming: cuatro núcleos y ocho hilos. IPC al nivel de los Ryzen 3000 o Core Gen6.
  • Gaming avanzado: seis núcleos y doce hilos. IPC al nivel de los Ryzen 5000 o Core Gen11.
  • Trabajo profesional con alta carga de paralelizado: ocho núcleos y dieciséis hilos o más, dependiendo de la carga en concreto. IPC al nivel de los Ryzen 5000 o Core Gen11.

Cómo evitar este error: asegúrate de nuevo tienes que pensar en el uso que vas a dar al equipo y elegir tu procesador en consecuencia. Por ejemplo, para gaming avanzado a partir de un Core i5-11600 o un Ryzen 5 5600 ya estarías en el nivel óptimo, mientras que para ofimática y gaming un Core i3-10100F cumpliría de sobra y por muy poco dinero. En juegos debes priorizar el IPC cuando alcances los 6 núcleos y 12 hilos.

4.-Cuidado con los procesadores de gama baja

Los procesadores de gama baja pueden ser una compra excelente, pero también un error terrible si no tenemos cuidado.

Es un tema que se ha vuelto complicado por la gran variedad de modelos que podemos encontrar dentro de dicha gama, y por las dudas que surgen al ver procesadores de diferentes generaciones dentro de una misma gama. Debemos tener mucho cuidado porque pueden existir importantes diferencias de rendimiento entre dos procesadores de gama baja incluso aunque tengan precios muy similares.

Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en el Core i3-10100F y el Intel Celeron G5900. El primero cuesta 69 euros y el segundo tiene un precio de 66,25 euros, es decir, cuestan casi lo mismo, y podríamos pensar que por tanto rinden igual, pero nada más lejos de la realidad. El Intel Core i3-10100F es mucho más potente, ya que tiene 4 núcleos y 8 hilos a 3,6 GHz-4,3 GHz, mientras que el Intel Celeron G5900 suma 2 núcleos y 2 hilos a 3,4 GHz. Los dos tienen el mismo IPC, ya que se encuadran en la serie Comet Lake.

La diferencia entre ambos es más que evidente. El Core i3-10100F es un procesador de gama baja, pero bastante potente y muy económico, lo que lo convierte en una opción aceptable incluso para juegos. Sin embargo, con el Intel Celeron G5900 no podríamos pasar de un uso muy básico, y obviamente deberíamos olvidarnos por completo de los juegos, a pesar de que este nos habrá costado casi lo mismo que el otro procesador.

Sin embargo debes tener presente que no todos los procesadores de gama baja tienen las mismas especificaciones aunque se encuadren en la misma gama. Siguiendo con el ejemplo anterior, el Core i3-10100F tiene 4 núcleos y 8 hilos, pero su antecesor, el Core i3-9100F, solo tiene 4 núcleos y 4 hilos.

Cómo evitar este error: no te queda más opción que revisar y comparar bien las especificaciones de los distintos procesadores que estés considerando comprar. También puedes pedir ayuda a alguien con conocimientos en la materia, o buscar información en medios de confianza. En MC encontrarás una guía dedicada a equivalencias de procesadores que te será de gran ayuda.

5.-Dar demasiada importancia a las frecuencias de trabajo y al overclock

Podemos hacer overclock a un Core i9-12900K, pero la mejora de rendimiento que obtenemos con compensa al aumento del consumo y del calor generado.

Es un tema que debería haber quedado superado hace mucho tiempo, pero la verdad es que todavía se le sigue dando una importancia que realmente no merece. No hay duda de que la velocidad de trabajo es una de las claves que determinan el rendimiento final de un procesador, y que hacerle overclock nos permite aumentarlas, lo que implica un mayor rendimiento.

Sin embargo, el peso que tienen las frecuencias de trabajo en el rendimiento de un procesador actual es secundario, y estos vienen a día de hoy tan afinados de casa y utilizan unos modos turbo tan «agresivos» que el margen final que tenemos para hacerles overclock es mínimo, y en ocasiones puede llegar a ser nulo. A esto debemos sumar que hacer overclock normalmente dispara el consumo y las temperaturas a unos niveles que directamente no compensan en absoluto la ganancia de rendimiento que obtenemos.

No te obsesiones con estos temas, ya que puede que acabes cometiendo un error importante en la compra de tu nuevo procesador si te dejas llevar por la velocidad de trabajo y el overclock. Para que lo veas más claro te voy a poner un ejemplo concreto, imagina que quieres montar un PC para jugar y que dudas entre elegir el Core i5-12600KF y el Core i5-12400.

El primero tiene unas frecuencias más altas, cuatro núcleos de alta eficiencia adicionales y soporta overclock. Puede parecer mejor opción, pero lo importante es que el segundo ya llega al nivel óptimo de 6 núcleos y 12 hilos, y tiene además un IPC altísimo. En este caso, si tienes un presupuesto ajustado, es mejor que compres el Core i5-12400F por 211 euros y que inviertas los 118 euros que te ahorras frente al Core i5-12600KF en comprar una tarjeta gráfica más potente.

Cómo evitar este error: no es para nada complicado, ten claro que lo realmente importante a la hora de elegir un procesador son el número de núcleos e hilos y el IPC de este. El IPC va profundamente unido a la arquitectura y a la generación del procesador, lo que significa que los más nuevos son los que mayor IPC tienen (Ryzen 5000 y Core Gen12 a día de hoy).

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