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La triste historia de No One Lives Forever

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La triste historia de No One Lives Forever

Suelo acordarme de No One Lives Forever de manera periódica. En ocasiones tiene que ver con estímulos externos y en otras ocasiones es que aparece, de manera súbita, en mi cabeza y, siempre que lo hace, se entremezclan una plétora de sentimientos al respecto. Algunos muy buenos y otros… bueno, mejor te cuento la historia y dejo que seas tú mismo el que les ponga nombre, ¿te parece?

Empezaré comentando que en esta ocasión la razón por la que me he acordado de NOLF y de su secuela ha sido el artículo dedicado al abandonware publicado hace unos días por mi compañero Juan y cuya lectura te recomiendo encarecidamente, especialmente si ya peinas algunas canas y/o te sientes cómodo con la nostalgia. En mi caso, la simple mención del término abandonware se traduce en unas cuantas horas dedicadas a rememorar algunos de aquellos juegos, ya fueran de la primera generación de ordenadores domésticos (Spectrum, MSX, Amstrad CPC, etcétera), de consolas de hace unas décadas o, como en este caso, de la historia del  videojuego en PC.

Se ponía el foco en ese artículo, con bastante tino, en el extraño limbo legal en el que se encuentran algunos de aquellos juegos. Estas son, de un vistazo, las situaciones más habituales:

  • El titular dejó de existir sin haber transferido nunca los derechos de autor a otra entidad.
  • El propietario todavía está en el negocio, pero ya no vende el software y no gasta tiempo ni dinero para defender sus derechos.
  • No está claro quién es el titular actual de los derechos de autor, lo que hace imposible que alguien compre, defienda o reclame los derechos de autor.

El segundo caso es, legalmente, el menos complejo con diferencia, pues la titularidad está clara y activa. Por su parte, para los usuarios, incluida la comunidad maker, el primero también es una puerta abierta a actuar con toda libertad ya que, si no hay titular ed los derechos, ¿quién va a reclamar por los mismos? Sin embargo, para hablar de No One Lives Forever, debemos fijarnos en el tercero de los supuestos, que además personalmente me parece el más indignante con mucha diferencia.

El sector de los videojuegos es bastante dinámico, con unas empresas comprando otras, unas cerrando y otras adquiriendo sus derechos, con contratos de distribución de lo más exóticos… en fin, un conjunto de muchos actores, cada uno de ellos con sus propios intereses, y entre medias los juegos que están sometidos a dichos movimientos. Y los jugadores, claro, que por sorprendente que le pueda parecer a una industria que está todo el día llorando a moco  tendido por la piratería, desearían poder pagar por reediciones de no pocos de aquellos juegos.

La triste historia de No One Lives Forever

El ejemplo perfecto de ello lo encontramos en GOG, ya sabes, Good Old  Games, esa tienda especializada en juegos clásicos, en la que podemos encontrar grandes fragmentos de nuestra infancia y juventud por precios más que razonables (especialmente durante sus rebajas). Pongo la mano en el fuego y no me quemo si afirmo que, si No One Lives Forever llegara en algún momento a GOG o a cualquier otra  tienda digital, su volumen de ventas sería más que destacable. El problema es que a día de hoy es imposible.

Por si no lo conoces, No One Lives Forever es un juego desarrollado por Monolith Productions y publicado por Fox Interactive y que fue publicado el año 2000. Se trataba de un shooter con elementos de sigilo y una estética de la década de los 60, claramente inspirada en el cine de acción y espionaje de aquella época. En el juego nos poníamos en la piel de Cate Archer, una agente secreta que trabaja para la organización internacional UNITY durante la Guerra Fría. El juego contaba, además, con un afinado humor que completaba la experiencia de juego para hacerla memorable.

Tras un arrollador éxito tanto de la crítica como del público y una edición especial que añadía una nueva misión al juego original, en 2002 veía la luz la segunda entrega de la serie, No One Lives Forever 2: A Spy in H.A.R.M.’s Way, que supo mantener el listón de su predecesor y ganarse nuestros corazones. A día de hoy, más de dos décadas después, ambos títulos siguen siendo muy recordados y excepcionalmente valorados, como puedes comprobar en las ficha de Metacritic tanto del primero como del segundo.

¿Y por qué es imposible comprarlo? Pues porque tras una maraña de fusiones, compra-ventas y demás, nadie sabe a ciencia cierta quién es el propietario de los derechos de ambos títulos y del resto de propiedad intelectual asociada a No One Lives Forever. Al tirar del hilo sobre lo ocurrido con estudio y distribuidora, no está claro si los derechos son de Activision (pendiente de ser adquirida por Microsoft), 20th Century Fox (ahora propiedad de The Walt Disney Company) o Warner Bros.

Durante estos años se han producido varios intentos, por parte de editores independientes, de publicarlos de nuevo, de realizar remakes y, en definitiva, de devolver a la vida una franquicia que fue muy y que podría haber sido mucho más. Pero claro, esto resulta absolutamente imposible si el asunto de la titularidad de los derechos de propiedad intelectual no está claro. Y pese a la solicitud por parte de los mismos a las potenciales poseedoras de los mismos, éstas no han movido ni un dedo.

La triste historia de No One Lives Forever

El problema es que, además, las tres compañías sí que afirman que podrían ser propietarias de los derechos, pero no dan paso alguno para aclararlo. Más bien al contrario, se escudan en que las operaciones en las que la propiedad intelectual de No One Lives Forever tuvieron lugar antes de que se digitalizara toda la documentación, por lo que los contratos deben encontrarse en alguna caja que acumula polvo en algún trastero de sus oficinas.

Según una investigación llevada a cabo por la desarrolladora Night Dive, que en su momento quiso relanzar ambos juegos, la maraña legal es la siguiente: No One Lives Forever y su secuela fueron desarrollados por Monolith, que ahora es propiedad de Warner Bros. NOLF se creó utilizando LithTech, que ahora también es propiedad de Warner Bros. Sin embargo, el primer juego fue publicado por Fox Interactive, y existe la duda de si 20th Century Fox o incluso Activision podrían tener derechos parciales sobre la serie, debido a la fusión de Activision en 2008 con Vivendi, una empresa de medios separada que había adquirido Fox Interactive en 2003.

El problema es que no parecen dispuestos a mover un dedo para determinar si tienen la propiedad intelectual del juego… salvo, claro, que alguien intente editarlo. Así, cuando Night Dive les comunicó sus intenciones en este sentido, la respuesta fue que si descubrían que poseían la propiedad intelectual, se verían en los tribunales. Curiosamente, en ese caso, con abogados de por medio, sí que estaban dispuestos a rebuscar en las cajas del trastero. Puedes leer más información sobre la frustrante experiencia de Night Dive con sus planes para devolver No One Lives Forever en Kotaku.

Así las cosas, las tres posibles propietarias de la propiedad intelectual de No One Lives Forever no están dispuestas a mover un dedo para acreditar su titularidad de los derechos (o su negativa), pero se excitan como una manada de hienas alrededor de un antílope malherido ante la posibilidad de poner en marcha a sus legiones de abogados ante cualquier iniciativa como la de Night Dive. Creo que esto, esta actitud, describe perfectamente en qué se han convertido con los años las compañías que gestionan derechos de propiedad intelectual. Mientras tanto, la comunidad publica, de manera periódica, revisiones de No One Lives Forever 1 y 2 para que pueda ser empleado en los sistemas operativos actuales.

Si conoces el caso, probablemente pienses que me he olvidado (o que desconozco) que desarrolladora y distribuidora no lanzaron dos, sino tres títulos de la saga, y que por lo tanto estoy olvidando CONTRACT J.A.C.K., publicado en noviembre de 2003 y que pretendía expandir el universo de NOLF. No, no lo he olvidado… desgraciadamente, pero creo que lo mejor que podemos hacer, por el buen recuerdo de NOLF, es olvidar aquel fallido título.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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