Nintendo y Sony dijeron no a una consola con Microsoft

Como sabrán algunos de nuestros lectores SEGA desarrolló su última consola en colaboración con Microsoft, conocida como Dreamcast, un sistema fantástico y sin duda una de las mejores consolas de la compañía nipona, aunque por desgracia al final no pudo competir con PS2 y acabó saliendo del mercado durante el primer trimestre de 2001.

Esa salida de SEGA dejó a Microsoft en una situación de incertidumbre, ya que la firma de Bill Gates quería aventurarse en el mercado de las videoconsolas pero no quería hacerlo de forma totalmente independiente, ya que tenía dudas sobre su posible éxito al carecer del reconocimiento en dicho sector que tenían otras compañías como la ya difunta SEGA, Sony o Nintendo.

Lo dicho llevó al gigante de Redmond ha intentar negociar un acuerdo de lanzamiento conjunto de una consola con Nintendo y Sony, en el que incluso llegó a ofrecer condiciones muy ventajosas e intervino el propio Bill Gates en las negociaciones, pero ambas rechazaron la propuesta.

Afortunadamente esto no frenó a Microsoft, quien finalmente decidió lanzar Xbox a finales de 2001, una consola que tuvo el honor de ser la más potente de su generación, gracias al uso de un potente procesador Intel Pentium a 733 MHz, 64 MB de RAM y una GeForce 3 TI personalizada.

Sí, era prácticamente un PC, pero a diferencia de lo que ocurrió con Xbox One y PS4 la primera Xbox contaba con el hardware más puntero de la época, y ello le permitió recibir juegos impresionantes que ponían en evidencia las carencias de PS2.

Los ejemplos más claros los tenemos en Halo 2, DOOM III, Half Life 2 y el mítico Project Gotham Racing 2, pero hay muchos más como por ejemplo Panzer Dragoon Orta o los dos Otogi desarrolladores por From Software (sí, los mismos que crearon Demon´s Soul y la saga Dark Souls).

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