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Cinco mitos sobre los procesadores Intel que tenemos que olvidar

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Los procesadores Intel dominan el mercado, eso no admite discusión. El gigante de Santa Clara supo jugar muy bien sus cartas desde que inició su aventura el mundo de los semiconductores allá por 1968, justo un año de la fundación de AMD, su máximo rival a día de hoy, y consolidó una posición tan sólida que ha podido mantenerse como una empresa con fábricas propias.

Sé que para algunos este detalle puede parecer poco importante, pero nada más lejos de la realidad. Intel diseña y fabrica sus propios procesadores, es decir, lo hace todo en casa, mientras que AMD delega la producción en TSMC desde que se convirtió en una empresa «fabless». Mantener una unidad de fabricación propia de semiconductores representa un coste muy elevado (hablamos de miles de millones de dólares), y estos aumentan en gran medida cuando se van realizando las transiciones a procesos de fabricación más pequeños.

Los enormes costes que representaba avanzar en los procesos de fabricación y lo difícil que era competir con Intel llevaron a AMD a convertirse en una empresa «fabless». Había que soltar lastre, pero Intel no ha tenido el más mínimo problema para seguir «cocinando» sus propios procesadores. Esto nos permite entender de una manera sencilla las diferencias en términos económicos (y de recursos) que hay entre ambas empresas. AMD ha crecido y ha hecho las cosas muy bien con Ryzen, pero Intel sigue siendo un gigante que mira a la compañía de Sunnyvale desde una posición muy cómoda.

Precisamente esa posición privilegiada que ostenta el gigante de Santa Clara ha creado un escenario perfecto para que, con el paso del tiempo, los procesadores Intel se hayan visto rodeados de una serie de mitos que todavía hoy se mantienen, y que en muchos casos acaban siendo perjudiciales para el usuario. Esto representa un problema que, por desgracia, no tiene una única causa, una realidad que complica el tema en gran medida y que nos obliga a llevar a cabo un análisis exhaustivo de todo lo que hay detrás de cada uno de esos mitos.

En este artículo vamos a repasar, como hicimos en su momento con los procesadores AMD, cinco mitos muy importantes sobre los procesadores Intel que todavía se mantienen y que presentan un gran arraigo en el sector, pero que debemos empezar a olvidar. Como veremos algunos tienen cierto sentido, mientras que otros son pura desinformación, así que son todavía más grandes que los anteriores.

Antes de lanzarnos de lleno a ver cada uno de esos mitos debemos introducir en la ecuación alto tan sencillo como importante, la reputación de marca. Intel tiene, como marca, un valor muy superior si la comparamos con AMD. No es casualidad, el gigante del chip ha realizado importantes inversiones en publicidad y ha sabido mostrar al cliente el valor de sus procesadores de una manera directa y clara, sin entrar en complicaciones.

Sé que para el usuario medio que tiene conocimientos avanzados las definiciones simplistas no tienen interés cuando hablamos de procesadores y de arquitectura, pero debemos tener en cuenta que una gran parte de los consumidores no tienen esos conocimientos, y tampoco quieren tener que complicarse la vida a la hora de elegir el procesador de su nuevo equipo. Intel ha sabido ver desde el principio esa realidad, y ha centrado su estrategia de marketing en mostrar al usuario por qué sus procesadores son la mejor opción desde una perspectiva simple, fácil de asimilar e incluso divertida. ¿Necesitáis un ejemplo? No hay  problema, basta recordar cuanto Intel calificó el rendimiento de sus procesadores utilizando estrellas, una manera sencilla pero eficaz de ilustrar al usuario del rendimiento que podía esperar de un chip determinado. Este, por el valor que tiene Intel como marca, confiaba ciegamente en ese sistema de calificación.

El valor de marca, la reputación y el boca a boca siempre a jugado a favor de Intel, pero esto no siempre ha sido beneficioso para el usuario, una realidad que vamos a descubrir a través de cada uno de esos mitos que vamos a ver a continuación.

1.-El primer procesador x86 de 64 bits fue lanzado por Intel

Existe la creencia general de que Intel fue la primera compañía que lanzó un procesador x86 de 64 bits, pero no es cierto. La compañía de Santa Clara se adelantó con la serie Itanium, una generación de procesadores para entornos profesionales que utilizaba la arquitectura IA-64, pero no fue la primera en lanzar un procesador de 64 bits basado en la arquitectura x86. Ese honor corresponde a AMD.

Fue en 2003 cuando la compañía de Sunnyvale lanzó al mercado sus procesadores Opteron y Athlon 64. Fue un movimiento arriesgado que generó una gran incertidumbre, pero acabó desatando una fiebre total por los 64 bits y tuvo un éxito tan grande que movió a Intel a lanzar versiones de 64 bits de sus procesadores Pentium 4 en 2004, a pesar de que en un primer momento dijo que no tenía intención de adoptar dicho estándar fuera de su serie Itanium.

Si vivisteis aquella época recordaréis a la perfección el enorme impacto que tuvieron los Athlon 64 en el mercado de consumo general, y si no no pasa nada, solo tengo que poneros dos ejemplos para que interioricéis lo que representó esa generación de procesadores de AMD.

Cuando Microsoft vio la acogida y las posibilidades que ofrecían los Athlon 64 decidió lanzar una versión de 64 bits de Windows XP. La compañía de Redmond no fue la única en dar su apoyo a este nuevo estándar, recuerdo perfectamente que CryTek llegó a lanzar un parche de 64 bits para el que entonces era su juego estrella, Far Cry.

¿Impresionado? Pues deberías, pero tranquilo, queda otro dato importante, y es que los Athlon 64 arrollaron por completo en rendimiento a los Pentium 4. El salto a los 64 bits no fue algo meramente simbólico, tuvo unas implicaciones y unas consecuencias muy importantes, y no, su origen no estuvo en los procesadores Intel, sino en los de AMD.

2.-Los procesadores Intel han quedado por detrás de AMD

Es un mito que se ha formado recientemente, y por ello creo que es interesante introducirlo en este artículo, aunque para entenderlo necesitamos un poco de perspectiva. En 2017, cuando todo el mundo daba por «muerta» a AMD la compañía de Sunnyvale sorprendió al mundo con el lanzamiento de los procesadores Ryzen, basados en la arquitectura Zen.

Los procesadores Ryzen están basados en una arquitectura MCM, es decir, en un diseño modular. El abandono de la arquitectura de núcleo monolítico tuvo importantes implicaciones, de hecho la primera generación de procesadores Ryzen supuso un retroceso en términos de frecuencias de trabajo. Sí, no fue un estancamiento, sino un retroceso, ya que chips como los FX serie 8300 podían alcanzar los 5 GHz sin problemas, cosa que no era posible con Zen (mi Ryzen 7 1800X está cómodo en 4 GHz, pero es intentar subir a 4,1 GHz y la inestabilidad es casi total).

A pesar de la bajada en términos de frecuencias se produjo un incremento muy marcado del IPC (un 40% más frente a Bulldozer) y un aumento del total de núcleos e hilos (hasta 8 y 16, respectivamente). AMD seguía por detrás de Intel en términos de potencia bruta, pero con la llegada de los Ryzen 3000 ha alcanzado al gigante del chip en términos de IPC, y la ha superado en proceso de fabricación (7 nm frente a 14 nm).

Todo esto ha dado pie al mito que hemos comentado en el título, a pensar que los procesadores de Intel están menos avanzados en términos generales que los Ryzen 3000 de AMD, y que ni siquiera el salto al proceso de 10 nm logrará colocar al gigante del chip en una posición de igualdad, dos afirmaciones que debemos matizar.

Lo primero que debemos dejar claro es que no, los procesadores Intel no han quedado por detrás de los de AMD. En rendimiento bruto monohilo siguen siendo superiores gracias a sus mayores frecuencias de trabajo, aunque es cierto que en relación precio-prestaciones AMD tiene opciones muy interesantes en la mayoría de las gamas y niveles del mercado.

En segundo lugar hay que recordar el tema de la arquitectura. Zen 2 utiliza el proceso de 7 nm, pero con una arquitectura MCM que une chiplets en dicho proceso con un chip I/O en 12 nm, mientras que Intel mantiene la arquitectura de núcleo monolítico y lleva años trabajando para dar el salto a los 10 nm. La apuesta de Intel ha sido más complicada y más arriesgada, y lógicamente tiene sus ventajas y sus desventajas, algo que aplica también a la arquitectura que utiliza AMD.

Debemos tener muy claro, además, que el proceso de 10 nm de Intel tiene una mayor densidad de transistores que el proceso de 7 nm de TSMC que utiliza AMD en sus procesadores. No es un tema baladí, si no recuerdo mal el proceso de 10 nm utilizado en Cannonlake tiene una densidad de 100 millones de transistores por milímetro cuadrado, mientras que el proceso de 7 nm de TSMC ronda los 66 millones.

Está muy bien dejarnos llevar por el entusiasmo, pero si no somos conscientes de la realidad que hay detrás de cada cosa podemos acabar cometiendo errores importantes. Soy el primero que se alegra de que AMD haya hecho un excelente trabajo con Ryzen, de hecho tengo un Ryzen 7 1800X que espero mantener durante unos cuantos años más, pero pensar que Intel se ha quedado muy atrás es un sinsentido.

3.-Los procesadores Intel siempre son más caros

Sí, aunque a alguno le cueste creerlo es un mito. Durante las últimas cuatro décadas el enfrentamiento entre Intel y AMD ha sido cada vez más marcado, y esto ha dado pie a momentos muy interesantes en los que los procesadores del gigante del chip han llegado incluso a ser más baratos que los de la compañía de Sunnyvale.

Recuerdo especialmente cuando AMD dio un golpe sobre la mesa con los Athlon 64, una generación de procesadores que como os hemos contado en el primer punto marcó la entrada de los 64 bits en el mercado de consumo general. Su rendimiento era tan bueno que un chip a 1,8 GHz podía rendir al nivel de un Pentium 4 a 3 GHz. Impresionante, ¿verdad?

La compañía que por aquél entonces dirigía Jerry Sanders no desaprovechó esta oportunidad y lanzó al mercado versiones «premium» de su serie de procesadores Athlon 64 bajo el distintivo FX, que si no recuerdo mal venían con el multiplicador desbloqueado y tenían un precio desorbitado. Sí, fueron un objeto de deseo en su momento, como lo fueron también hace muchos años los Pentium Pro o, más recientemente, los Core 2 Duo y Core 2 Quad Extreme.

Los precios altos no han sido una exclusiva de Intel, aunque es cierto que la compañía de Santa Clara ha lanzado más modelos de serie «premium» o «extrema», y por ello se ha ganado la reputación de lanzar procesadores con precios más elevados. El tema es muy sencillo, cuando AMD ha tenido la oportunidad de lanzar procesadores potentes y caros también lo ha hecho.

Sé lo que estáis pensando, ¿y qué hay del mercado de consumo general? Pues más de lo mismo, tanto Intel como AMD han tenido procesadores más o menos caros en generaciones diferentes. Por ejemplo, el FX 8150 llegó al mercado con un precio medio de 250 dólares, mientras que el Core i7 2600 costaba unos 290 dólares. Sí, el segundo era un poco más caro, pero su rendimiento era claramente superior.

En la generación actual tenemos otro ejemplo a la inversa, el Ryzen 5 3600 y el Core i5 9400F. El primero cuesta 211 euros y el segundo 160 euros. Como vemos es más caro el modelo de AMD, pero a cambio ofrece un mayor rendimiento y tiene asegurada una mayor vida útil.

La conclusión que quiero que saquéis de este punto es simple, ambas compañías han vendido procesadores a precios altos cuando han tenido la oportunidad, y es comprensible, son empresas y su objetivo es ganar dinero, pero no por ello debemos encasillar a una de ellas como «la que siempre vende caro».

4.-El Pentium 4 rompió la barrera de los 4 GHz

Es muy interesante, de hecho hay gente que cree que Intel llegó incluso a superar los 5 GHz con los Pentium 4, pero nada más lejos de la realidad. Para entender este mito necesitamos, de nuevo, un poco de contexto. Cuando llegaron los Athlon 64 de AMD en Intel tuvieron un momento de incertidumbre que resolvieron recurriendo a la carrera de los MHz.

Sí, sé que parece una maniobra totalmente equivocada, ya que en aquel caso era como intentar tapar el mar a paladas de arena, pero era la única opción que tenía el gigante del chip para ganar tiempo mientras preparaba una respuesta más contundente. Los incrementos de frecuencia llevaron a Intel a anunciar que estaban preparando un Pentium 4 a 4 GHz, de hecho este fue listado en su web oficial, pero nunca llegó al mercado, fue cancelado.

El modelo de Pentium 4 más potente que vimos fue, si no recuerdo mal, el que funcionaba de casa a 3,73 GHz, una velocidad muy elevada para un chip que generaba mucho calor. El primer procesador de Intel que superó con frecuencias de fábrica (sin contar el modo turbo) los 4 GHz y que pudo mantenerlos de forma estable fue el Core i7 4790K, un chip basado en Haswell (22 nm) que cuenta con cuatro núcleos y ocho hilos y que todavía hoy es capaz de ofrecer un excelente rendimiento.

No quiero dejarme en el tintero algo muy interesante, y es que cuando Intel se propuso romper la barrera de los 4 GHz la carrera de los MHz ya había terminado. Con los Athlon 64 había quedado claro el peso de la arquitectura y del IPC sobre los MHz en bruto, y a partir de ahí dimos el salto a los procesadores multinúcleo.

En líneas generales se produjo un retroceso muy marcado en las velocidades de trabajo de los nuevos procesadores que fueron llegando al mercado. Por ejemplo, el procesador estrella de la generación que sucedió de verdad al Pentium 4 fue el Core 2 Duo E6600, un chip que trabajaba «solo» a 2,4 GHz. Obvia decir que arrollaba al Pentium 4 a 3,73 GHz, y también a los Pentium Extreme Edition.

Las velocidades de trabajo elevadas no se empezaron a recuperar de verdad hasta el lanzamiento de los Core de primera generación, aunque solo en los modelos más avanzados. Recuerdo, por ejemplo, que el Core i7 990X, equipado con 6 núcleos y 12 hilos, alcanzaba los 3,4 GHz en modo normal y 3,73 GHz en modo turbo.

5.-Intel fue la primera en lanzar procesadores de doble núcleo

Tanto Intel como AMD lanzaron los primeros procesadores de doble núcleo para el consumo general en mayo de 2005, pero la compañía de Sunnyvale fue la primera en lanzar procesadores de doble núcleo con una arquitectura nativa, algo muy importante que acabó marcando una gran diferencia como vamos a ver a continuación. Os recuerdo que, además, la compañía de Sunnyvale fue la primera en lanzar procesadores de doble núcleo en el sector profesional.

La primera generación de procesadores de doble núcleo de Intel, los Pentium D, llegó al mercado como un intento de respuesta a los Athlon 64 X2 de AMD, pero estaban muy por detrás de aquellos. El gigante del chip no había terminado de desarrollar la arquitectura Core, que posteriormente daría vida a los Core 2 Duo y también a los Core 2 Quad, así que tuvo que improvisar para no dejar el mercado libre a AMD.

Con los Pentium D tenemos un diseño muy simple, dos Pentium 4 de 64 bits «pegados» para dar forma a un procesador de doble núcleo. No era una arquitectura de doble núcleo nativa como la que AMD utilizó en los Athlon 64 X2. Los primeros procesadores de doble núcleo nativos que lanzó Intel al mercado fueron los Core 2 Duo.

Obvia decir que los procesadores Pentium D fueron una generación a evitar, de hecho en aquel momento recuerdo que un amigo estuvo a punto de cometer el error de comprar uno de estos chips para montar un PC nuevo, menos mal que llegué a tiempo y acabó comprando un Athlon 64 X2.

Aunque Intel no se encontraba en su mejor momento en aquella época la finalización de la arquitectura Core y el lanzamiento de los Core 2 Duo le permitió recuperarse de una situación complicada en la que había entrado desde el momento en el que se vio incapaz de competir de verdad con los Athlon 64.

Desde entonces Intel ha mantenido un dominio muy marcado que, como sabemos, se empezó a romper tras el lanzamiento de la primera generación de procesadores AMD Ryzen. Hoy la competencia entre ambos gigantes es más marcada que nunca, y eso es bueno para todos.

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