Análisis
Citröen C1, encontrarse
I Still Haven’t Found What I’m Looking For U2 (1987, The Joshua Tree)
Después de algún tiempo estoy sumido en el absurdo, cosa que no me molesta en absoluto y es más, abrazo con entusiasmo. Tras una adolescencia con terrible presencia hormonal en la que mi obsesión era vencer el miedo y relacionarme con las personas sin que me sudaran las manos, he pasado décadas relacionándome con naturalidad hasta llegar a hitos sociales como supuestos enamoramientos, algunos de ellos razonablemente estabilizados. Ahora sin embargo recorro el camino inverso hacia una total y entusiasta fobia a todo ser humano. En parte la culpa confieso que es de las redes sociales que desnudando a la humanidad de su cuerpo y hasta de su voz dejan al descubierto las miserias de las mentes y las almas. Y no es un espectáculo edificante sino desedifincante, es decir, ha desmontado pieza a pieza todo el respeto que tenía por los seres humanos. Así como suena.
También es posible que eso que llaman desamores de los que colecciono tres con creciente indiferencia por el desenlace también han contribuido a esta convicción sobre lo humano. No por lo traumático de las separaciones ni por la añoranza de la presencia de esas personas en mi vida sino más bien todo lo contrario, las experiencias negativas de la relación y de la convivencia tan estrecha con las susodichas no son más que nuevas pruebas de mi convicción de que la humanidad sobra. Y esto que están ustedes leyendo en esas redes sociales en las que tanto desahogo encuentran a su mezquindad no pasaría de una pataleta de un pobre tipo resignado a exiliarse en algún agujero infecto lejos de su alcance, pero no es así. Hay dos circunstancias que lo cambian todo: mi proactividad y el que trabajo en el acelerador de partículas más grande del mundo. Dejen sus últimos mensajes de odio más abajo, tienen unos veinte minutos.
Los coches tiene su papel y el tamaño de los mismos determinan en muchos casos la utilidad que pueden tener como medio de transporte. Su un coche grande y cómodo es lo ideal para hacer grandes viajes y acoger familias o amistades, un coche pequeño suele ser el arma de batalla para el día a día urbano, capaz de desenvolverse como nadie por las calles y consumir lo mínimo para transportar personas y objetos de un lado a otro.
Estos coches son el paradigma del concepto utilitario: precio bajo, prácticos y con el tamaño justo para su uso. Dentro de esta tradición del utilitario no hay duda que la marca francesa Citröen tiene mucho que decir, entre otras cosas por su histórica aportación a esta categoría con el original dos caballos, un coche que marcó una época en el que el acceso a la automoción para una mayoría de la población daba sus primeros pasos.
Se puede decir en muchos aspectos que el C1 que hemos tenido la ocasión de probar es un heredero de ese mítico dos caballos (no en vano existe una versión Origins concebida como homenaje). Un coche compacto, sencillo y austero que con sus 3,46 metros es capaz de ofrecer movilidad urbana con una capacidad interior más amplia de lo que pudiera parecer. Hay que decir que este C1 comparte muchos elementos con un hermano natural como el Paugeot 108 (de la misma casa madre) y otro más sorprendente y peculiar como el Toyota Aygo.
Parientes
Con respecto al japonés, que tuvimos la ocasión de probar, las diferencias estéticas son evidentes. Este C1 guarda un aire de familia con el resto de modelos de la marca francesa con esas líneas redondeadas, unos grupos ópticos elevados con dos faros redondos culminados por dos faros alargados pequeños y un paragolpes de tamaño generoso. En el centro de la parte delantera encontramos la rejilla con el tradicional doble «Chevron» de la marca y más abajo una gran toma de aire en plástico de color negro que le da carácter al morro del coche.
En los laterales del parachoques encontramos las luces de posición insertadas en él con diseño vertical. En el diseño del perfil del coche manda una línea ascendente que marca la parte inferior de las lunas y que cierra la puerta trasera elevándose hasta el techo. La combinación de la carrocería bicolor que en nuestro caso tiñe de negro la parte superior y los cristales tintados de las lunas traseras aportan un toque de originalidad y dinamismo.
En la parte trasera los dos grandes pilotos quedan separados por el maletero que se abre sobre un parachoques también de grandes dimensiones lo que delata la vocación urbana de este modelo. Sobre el cristal del portón del maletero asoma un pequeño spoiler en color negro en el que se inserta la luz de freno. En nuestro modelo las llantas de color negro combinan perfectamente con la combinación de colores del coche.
Es obvio que un coche de menos de 3 metros y medio no puede ofrecer una habitabilidad demasiado amplia y por ello el aprovechamiento del espacio a disposición es clave, sobre todo para un vehículo que tiene que desempeñar un papel práctico para sus propietarios. No hay duda que en Citroën también han dado una personalidad propia a los interiores con materiales y diseños desenfadados, tal y como vimos en el C4 Cactus por ejemplo, y el C1 no es una excepción.
Líneas curvas
El diseño de todos los elementos incorporan líneas curvas y un aspecto original, como la forma peculiar de las tomas de aire, el gran indicador redondo tras el volante o la consola con la pantalla del sistema de información que sobresale del salpicadero y que luce un material plástico en otro color y con un acabado brillante. Además de la originalidad, el diseño del interior deja mucho espacio para el conductor y el acompañante ya que los elementos sobresalen donde tienen que hacerlo sin estorbar las piernas.
La zona del control de climatización también tiene un diseño original en forma trapezoidal con el display en el centro donde se indica la temperatura y todos los botones de control del sistema rodeándolo. Los asientos delanteros son cómodos e incluso con forma ligeramente envolvente para sujetar en las curvas, aunque los reposacabezas son fijos y esto resta algo de comodidad para conductores con estatura «no estándar».
La ausencia de reposabrazos en la zona de la palanca de cambios hace algo incómodo el realizar viajes largos, pero es una carencia común en coches de este tamaño. En la parte trasera solamente encontramos espacio para dos pasajeros y la banqueta es algo dura, así como el respaldo un poco fino para que su acolchado sea cómodo. Aquí sí disponemos de reposacabezas regulables aunque la altura hasta el techo limita un poco el que pueda acoger pasajeros de cierta estatura.
Pocas maletas
El maletero, como ocurre con su primo el Toyota, es realmente pequeño y solamente es capaz de acoger un volumen total de 196 litros (sensiblemente más que el japonés) lo que no deja demasiado espacio para maletas si tenemos que hacer un viaje pero son suficientes para tareas urbanas. Máxime si recurrimos a abatir los asientos traseros (puede hacerse de forma independiente) para alcanzar un volumen de carga máximo de 780 litros.
El C1 dispone de un sistema de información y entretenimiento bastante completo para un coche de su tamaño con compatibilidad Android Auto y Apple Car Play activables al conectar el teléfono a la toma USB que equipa el coche. El problema en este caso es encontrarle sitio ya que el único disponible es el pequeño espacio que encontramos delante del portavasos y que no deja espacio suficiente para móviles de cierto tamaño.
Tres cilindros
Una vez puestos al volante y arrancado el coche enseguida nos recibe el inconfundible sonido del motor tricilíndrico de un litro de cilindrada. En un coche de este tamaño no se puede esperar una gran insonorización pero en el C1 el ruido no se filtra demasiado en el habitáculo. Los 72 caballos del pequeño Citröen son honestos pero no dan para demasiadas alegrías aunque se muestra lo suficientemente ágil para recorridos urbanos incluso con cuatro pasajeros sin penalizar demasiado.
En cuanto se exige algo más de rendimiento al coche hay que echar mano del cambio y por consiguiente exprimir las revoluciones del motor y ahí sí se notan las limitaciones de la insonorización del coche. Al poner a prueba el C1 en carretera lo hemos encontrado más estable en curva de lo que cabría esperar en un coche de su tamaño y características. Si dejamos a un lado las limitaciones que impone la potencia del motor se puede decir que es un coche bastante divertido.
Como suele pasar con este tipo de motores la austeridad del consumo depende directamente del estilo de conducción. Si conseguimos mantener las revoluciones bajas y nos ahorramos las aceleraciones bruscas podemos acercarnos a las medias de consumo declaradas por el fabricante: menos de cinco litros a los 100 kilómetros en recorrido mixto. Sin embargo para mantener un ritmo alegre podemos superar los siete litros sin darnos cuenta.
Conclusiones
Podemos decir que el C1 mantiene vivo el espíritu del dos caballos, se trata de un coche de concepción sencilla, pensado para ser práctico y con un estilo y diseño desenfadado en este caso adaptado a su tiempo. Las principales limitaciones del coche son por su tamaño, que no permite grandes alardes en habitabilidad y carga del maletero, y lo corto que parece que se quedan los 72 caballos de su motor tricilíndrico de gasolina.
En cualquier caso es un coche con estilo, con prestaciones suficientes y cómodo si nos fijamos en las plazas delanteras. Puede ser bastante austero si lo somos nosotros y su aspecto es francamente original, tanto en el exterior con ese aire de familia que hemos mencionado como en el interior en el que el uso de plásticos lisos se ha utilizado de forma inteligente con elementos originales que son agradables a la vista.
-
PrácticosHace 2 días
Cómo acelerar el arranque de Windows sin usar software externo
-
NoticiasHace 6 días
El Galaxy S25 llegará en dos versiones, una más potente y otra más lenta
-
PrácticosHace 1 día
Cómo usar WhatsApp en el escritorio con la aplicación UWP nativa
-
A FondoHace 5 días
Cinco cosas que debería tener Windows 12 para no ser un fracaso