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Metaverso: una idea vieja y nada creativa

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Metaverso: una idea vieja y nada creativa

Cuesta imaginar qué pasó por la cabeza de Mark Zuckerberg en el momento en el que decidió poner en marcha el metaverso. No obstante, podemos suponer que, aún con algunas críticas, esperaba una acogida bastante positiva. Al fin y al cabo, ¿quién no ha visto Ready Player One? Quizá todos quedaríamos emocionados ante la perspectiva de un futuro similar (solo en lo digital, ojo, no en la visión distópica de la realidad) y nos olvidaríamos del largo y lamentable historial de noticias de Facebook de los últimos años.

Sin embargo, la realidad ha resultado ser bastante distinta a tan optimista previsión. Entre las respuestas que ha recibido el metaverso de Zuckerberg, probablemente la más contundente sea la dada por Intel, y es que uno de sus ejecutivos afirmó, poco después del anuncio de Meta, que en la actualidad los sistemas existentes están muy por debajo de las necesidades de cómputo estimadas para un proyecto de este tipo. ¿Cuánto? Según sus palabras ésta tendrá que multiplicarse por 1.000 para alcanzar la base necesaria.

No ha sido es, no obstante, la única respuesta. Desde la negativa de Apple de facilitar el acceso al metaverso desde su futura plataforma de realidad virtual, hasta la respuesta por parte de los desarrolladores de juegos a la poco creíble propuesta de los activos digitales que saltarían de juego en juego con la misma facilidad con la que nos cambiamos de camiseta en el mundo real. Por no hablar de que no podemos descartar que otras tecnológicas decidan crear sus propios mundos virtuales, y que éstos no estén interconectados con el Metaverso de Zuckerberg. Bastantes más noes que síes, al menos de momento.

El Metaverso, así, parece estar desinflándose antes incluso de haberse convertido en una realidad, salvo por alguna función que ya ha debutado. Y según quienes lo han probado, es decir, quienes han probado la ínfima fracción del Metaverso que ya está activa, no parece que hayan quedado especialmente seducidos por la experiencia. Y por lo tanto, en vez de convertirse en early adopters evangelistas de esa nueva realidad, más bien han adoptado el rol de críticos con especial conocimiento de causa.

Metaverso: una idea vieja y nada creativa

Tal es el caso, como podemos leer en Business Insider, de Phil Libin, ex CEO de Evernote y responsable, en la actualidad, de la empresa de videoconferencias Mmhmm. Y es que recientemente probó Horizon Workrooms, la solución de Meta para mantener reuniones virtuales empleando Oculus, uno de los primeros pasos en el despliegue del metaverso. Una experiencia que, según afirman, solo pudo soportar durante unos minutos, pese a que se enfrentó a la misma con la mejor de sus predisposiciones, según afirma.

Ahora bien, me parece que lo más interesante, de cuanto plantea Libin tras su experiencia, es afirmar que la propuesta del metaverso ni es novedosa ni es creativa. Ya te contamos en su momento que el concepto de metaverso fue alumbrado por Neal Stephenson a principios de los noventa en su novela Snow Crash (vuelvo a recomendar su lectura). ¿Y qué ha aportado Meta, en cuestión de creatividad e innovación al ya veterano concepto? Nada.

Es cierto que, de ser factible técnicamente, la implementación de un metaverso como el descrito por Stephenson o por Cline, y si Meta hubiera liderado su puesta en marcha, todavía podría colgarse alguna medalla por ello. Pero lo que ha hecho, de momento, es crear una versión VR de Animal Crossing con muy, muy pocas opciones. ¿Dónde está la innovación? ¿Dónde está la creatividad? Pues de momento parece que ni está ni se la espera.

Y sí, como pensamos muchos, el anuncio del metaverso no era sino una cortina de humo para tapar todos los escándalos asociados a Facebook, parece que la idea no le ha salido demasiado bien a Zuckerberg, a la vista de los resultados presentados recientemente por la compañía.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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