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El James Webb estudia la formación de exoplanetas

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El James Webb estudia la formación de exoplanetas

Desde que entró en funcionamiento, el telescopio espacial James Webb no ha dejado de proporcionarnos imágenes fascinantes. Desde el 12 de julio, cuando pudimos ver las primeras cinco imágenes elegidas por la  NASA para mostrarnos hasta dónde podía llegar, o la nueva captura de Los Pilares de la Creación, ya seamos expertos en astrofísica, aficionados o incluso desconocedores absolutos de la materia, todo este material gráfico nos ofrece una visión única del Universo, al tiempo que intenta ayudarnos a comprenderlo un poco mejor.

Ahora bien, aunque las imágenes son espectaculares, y siempre se agradece el poder disfrutar de ellas, obviamente la labor del James Webb no es ser una cámara fotográfica en el espacio, su objetivo es recopilar información útil para múltiples campos de investigación. A este respecto, hace unos meses, te mostrábamos cómo nace una estrella con imágenes de la fase temprana de un protoestrella dentro de la nube oscura L1527. Las observaciones anteriores, así como el trabajo de investigación teórica de grandes mentes ya nos había proporcionado mucha información anteriormente, pero estas observaciones permiten confirmar lo teorizado y, en muchos casos, corregir y/o completar los trabajos existentes hasta el momento.

Ahora bien, en estos casos es importante evitar el sensacionalismo, pese a que está presente día y noche. Por ejemplo, el verano pasado se difundió masivamente que el James Webb había refutado la teoría del Big Bang. No era cierto, pero en tiempos de clickbait y de noticias falsas se repitió masivamente, razón por la que muchas personas desconocedoras de la materia lo dieron como algo cierto, confirmando aquello de «miente, que algo queda».

El James Webb estudia la formación de exoplanetas

Pero volvamos al James Webb y a sus labores, que es lo que verdaderamente nos interesa. Y según podemos leer en la web oficial de la Agencia Espacial Europea sobre el telescopio, el James Webb ha encontrado hielo en las regiones más oscuras y frías de una nube molecular. ¿Y por qué resulta esto tan importante? Pues porque el hielo, junto con el polvo y el gas que rodean las estrellas, son los componentes clave para la formación de un exoplaneta. Más concretamente, de un exoplaneta potencialmente habitable, es decir, en el que puede darse la vida.

Debido a las ráfagas de viento estelar, el polvo y el gas forman grumos, que con más polvo pasan a ser rocas y, como ya habrás deducido, este proceso no se detiene, siguen creciendo. Por su parte, el gas ayuda a que las rocas mantengan su integridad estructural y a que puedan unirse entre sí. Es un proceso lento pero constante, en el lo que empieza siendo un simple guijarro acaba siendo un planeta que orbita alrededor de la estrella que lo vio nacer.

Ahora bien, el polvo estelar y el gas no son suficiente para albergar vida. Ahí es donde llegamos a la importancia de hielo, como el detectado por el James Webb, ya que aporta algunos de los ingredientes imprescindibles para el cocktail de la vida, como el hidrógeno y el oxígeno. La mezcla se produce porque el hielo genera escarcha sobre los granos de polvo, de manera que se va sumando a la composición del futuro exoplaneta.

 

Imágenes: NASA, ESA, CSA y M. Zamani (ESA/Webb); F. Sun (Observatorio Steward), Z. Smith (Universidad Abierta) y el Equipo ERS de la Era del Hielo.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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