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Otra razón más para huir del nuevo Outlook (con un par de excepciones)

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Si hace un par de semanas nos hacíamos eco del comienzo de la cuenta atrás para el despliegue forzoso del nuevo Outlook, la aplicación que reemplazará este mismo año a los actuales gestores de correo electrónico y calendario de Windows, he aquí un nuevo clavo en el ataúd de este desaguisado made in Microsoft para el que, afortunadamente, hay alternativas.

En esta ocasión hablamos de… publicidad. En efecto, el nuevo Outlook incluirá anuncios en su haber, para mayor disgusto del usuario a quien esto moleste o que no se rasque el bolsillo pagando una suerte de suscripción, única forma de deshacerse de ellos. Estas dos -resignación o displicencia y paso por caja- son las excepciones, por si alguien se lo preguntaba.

¿Y acaso no es lo normal, que los servicios de correo gratuitos muestren publicidad, tal y como sucede en Gmail o en el mismo Outlook en la web? Lo cierto es que no: solo los grandes del sector meten anuncios de este tipo en sus respectivas plataformas, y por este tipo se entiende como si de mensajes de correo se tratase, con la potencial confusión que ello conlleva.. Dicho lo cual, el nuevo Outlook lleva el ejemplo más allá.

En concreto, el nuevo Outlook (cabe insistir con lo de nuevo, como hace Microsoft, para diferenciarlo del Outlook de siempre, el servicio y aplicación web en el que, de hecho, se basa esta nueva iteración para el escritorio) hace dos cosas a las que no solemos estar habituados los usuarios de aplicaciones de PC y la primera de ellas es la de incluir publicidad en la propia aplicación. Algo, por otra parte, cada vez más común en el software de los de Redmond.

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La segunda, sin embargo, es todavía peor, pues la publicidad que muestra el nuevo Outlook como mensajes patrocinados aparece en cada cuenta que se tenga agregada, esto es, cuantas más cuentas uses, más anuncios te tragarás. Sí, esto lo hace una aplicación que se postula como el gestor de correo electrónico en Windows. Lo nunca visto, literalmente.

Por supuesto y al igual que con el resto de mensajes, con los que se confunden exprofeso a pesar de incluir un pequeño identificador publicitario, los anuncios se pueden borrar como cualquier otro mensaje, aun cuando volverán a surgir sin demasiada demora. ¿Cómo librarse de ellos definitivamente? Pagando, con dos suscripciones a elegir: una reducida de 1,99 dólares / euros al mes solo para quitar los anuncios o la de Microsoft 365.

De pagar la suscripción reducida, eso sí, lo único que desaparecerá será la publicidad a modo de mensajes. O lo que es lo mismo, el nuevo Outlook seguirá nutriéndose de los datos del usuario para ofrecer publicidad dedicada en otros medios, uno de los puntos más negros de la nueva aplicación de Microsoft, que no el único, según recogíamos en la noticia a la que aludíamos al principio de esta entrada.

Enfocado en las nuevas tecnologías empresariales y de usuario final. Especializado en Linux y software de código abierto. Dirijo MuyLinux y escribo en MC, MCPRO y MuySeguridad, entre otros.

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