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Cómo elegir bien el procesador de tu PC, todo lo que debes saber para acertar

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Elegir el procesador de nuestro nuevo PC es una de las decisiones más difíciles que tendremos que tomar, no solo porque este es el cerebro del equipo, lo que quiere decir que determinará en gran medida el rendimiento del mismo, sino también porque puede afectar al rendimiento que serán capaces de desarrollar otros componentes muy importantes, como la tarjeta gráfica.

Esto es así porque el procesador realiza operaciones de propósito general que son clave para el correcto funcionamiento del sistema, y de las que dependen también otros componentes. Siguiendo con el ejemplo anterior, la tarjeta gráfica necesita recibir instrucciones por parte del procesador para poder sacar adelante sus correspondientes cargas de trabajo. Si este no es capaz de funcionar lo suficientemente rápido la tarjeta gráfica puede verse lastrada por su lentitud, y en ese caso rendirá por debajo de lo que debería. Por eso es importante utilizar un procesador adecuado en función de cada tarjeta gráfica, y de cada resolución.

El gran desarrollo y la evolución que han experimentado tanto el sector CPU como el mercado GPU ha tenido efectos muy positivos, pero al mismo tiempo ha hecho que sea cada vez más complicado elegir bien el procesador para nuestro PC. Soy plenamente consciente de esta realidad, y por ello he decidido dar forma a esta guía actualizada en la que vais a encontrar, perfectamente resumidas y explicadas, todas las claves que debéis tener en cuenta para elegir correctamente el mejor procesador para vuestro PC.

Claves para elegir bien el procesador de tu PC

1.-Piensa en el uso que le vas a dar

Cyberpunk 2077

Y elige en consecuencia, ya que no vas a necesitar el mismo procesador para un equipo dedicado a ofimática y multimedia que para un PC centrado en juegos o aplicaciones. Este debe ser tu punto de partida a la hora de elegir el procesador porque es el que marcará la configuración básica que deberá  tener el procesador, es decir, ese nivel mínimo del que nunca deberíamos bajar, y también el nivel máximo del que no sería recomendable pasar.

Elegir un procesador que esté por debajo de ese mínimo será un error porque tendremos un rendimiento muy bajo que no solo no cubrirá nuestras necesidades, sino que además podemos encontrarnos con que algunas aplicaciones directamente no funcionen. También sería un error exceder el nivel máximo recomendado porque estaremos haciendo una inversión que realmente no seremos capaces de amortizar en ningún momento.

  • Si vas a utilizar el PC para ofimática y multimedia: basta con un procesador básico que ofrezca un buen IPC y que tenga como mínimo dos núcleos y cuatro hilos, y como máximo cuatro núcleos y ocho hilos. No tiene sentido elegir un procesador de más de 100 euros.
  • En caso de que quieras el PC para jugar: es necesario un procesador que tenga un IPC alto y que cuente cómo mínimo con cuatro núcleos y ocho hilos, y como máximo con seis núcleos y doce hilos. No tiene sentido elegir  un procesador de más de 250 euros, salvo en casos muy concretos y en configuraciones con presupuestos muy altos.
  • Para los que van a jugar y hacer streaming: también es necesario un proceasdor con un alto IPC, pero en este caso sí que es recomendable adquirir un modelo que tenga 8 núcleos y 16 hilos, ya que tendremos ocupación extra a nivel de CPU al estar haciendo streaming. No merece la pena gastar más de 350 euros en este caso, salvo configuraciones muy concretas, como dije anteriormente.
  • Si vas a utilizar aplicaciones profesionales y a crear contenidos: la cosa cambia y empiezan a cobrar sentido procesadores con un alto IPC y un alto conteo de núcleos. Aquí la elección dependerá de las exigencias de cada aplicación en concreto, pero los procesadores Ryzen serie 9, que tienen hasta 16 núcleos y 32 hilos, y los Core i7 y Core i9, con hasta 24 núcleos y 32 hilos, son las opciones más recomendables por relación precio-prestaciones.

2.-Generaciones y arquitectura

cómo elegir bien el procesador

La arquitectura define los aspectos más importantes de un procesador, desde el proceso de fabricación utilizado hasta el rendimiento en bruto que es capaz de ofrecer y la plataforma en la que se integra. Una arquitectura de última generación estará fabricada en un nodo mucho más avanzado que otra anterior, ofrecerá un mayor rendimiento y puede que también una eficiencia superior, aunque esto último no siempre aplica en todos los casos.

Lo entenderemos mejor con un ejemplo. La arquitectura Zen 4 utiliza el nodo de fabricación de 5 nm, mientras que la arquitectura Zen 3 está fabricada en el nodo de fabricación de 7 nm. Esto ya representa una diferencia importante, pero es que además la primera ofrece un rendimiento muy superior, alcanza frecuencias de trabajo más elevadas y utiliza una plataforma más avanzada, ya que es compatible con DDR5 y PCIe Gen5.

Arquitecturas Intel

Actualmente Intel comercializa tres grandes generaciones de procesadores, los Core Gen 12, Core Gen 13 y Core Gen 14, basados en tres arquitecturas diferentes:

  • Golden Cove: presente en los núcleos de alto rendimiento de los procesadores Intel Core Gen 12.
  • Raptor Cove: se utiliza en los núcleos de alto rendimiento de los procesadores Intel Core Gen 13, salvo algunas excepciones que aplican a parte de los Core i5-13400F y a todos los Core i3-13100.
  • Gracemont: una arquitectura que se utiliza en los núcleos de alta eficiencia de los procesadores Core Gen 12, Core Gen 13 y Core Gen 14.

Todas esas arquitecturas están fabricadas en el nodo Intel 7 (10 nm SuperFin), y tienen un nivel de eficiencia energética muy parecido. Soportan DDR4 y DDR5, y también PCIe Gen5.

Si nos vamos al sector portátil nos encontramos también con la generación Intel Meteor Lake, que utiliza dos nuevas arquitecturas y el nodo de fabricación Intel 4 (7 nm):

  • Redwood Cove: que se utiliza en los núcleos de alto rendimiento de los procesadores Intel Core Ultra.
  • Crestmont: esta arquitectura se utiliza en los núcleos de alta eficiencia de los procesadores Intel Core Ultra.

Arquitecturas AMD

De forma oficial AMD ha dejado en el mercado dos arquitecturas, Zen 3 y Zen 4, aunque todavía es posible encontrar procesadores basados en Zen 2. Estas son sus claves:

  • Zen 2: utiliza el nodo de 7 nm de TSMC, y se utiliza en los Ryzen 3000.
  • Zen 3: se basa también en el nodo de 7 nm de TSMC, y se emplea en los Ryzen 5000, salvo algunas excepciones en CPUs para portátiles.
  • Zen 4: utiliza el nodo de 5 nm de TSMC, y se utiliza en los Ryzen 7000, salvo algunas excepciones en CPUs para portátiles, y en los Ryzen 8000G.

Los procesadores basados en Zen 2 y Zen 3 utilizan memoria DDR4 y están limitados a PCIe Gen4, mientras que los modelos basados en Zen 4 utilizan memoria DDR5 y soportan PCIe Gen5. También tienen la ventaja de contar con una GPU integrada.

3.-Gamas y número de núcleos

gamas de procesadores

Cada una de esas generaciones de procesadores se dividen en gamas que cuentan con un conteo distinto de núcleos e hilos. Como es lógico, las gamas más altas son las que tienen un mayor número de núcleos e hilos, y también son las más potentes en ese sentido. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el rendimiento real de un procesador de gama alta dependerá de la cantidad real de núcleos e hilos que sea capaz de utilizar un juego o una aplicación.

  • Aplicaciones básicas y ofimática: no suelen aprovechar más de cuatro hilos.
  • Juegos: no sacan partido a procesadores de más de 6 núcleos y 12 hilos.
  • Aplicaciones profesionales: aquí es donde sí podemos encontrarnos con aplicaciones capaces de aprovechar procesadores con más de 8 núcleos y 16 hilos.

Gamas Intel y número de núcleos

  • Intel Pentium: cuentan con 2 núcleos y 4 hilos.
  • Core i3: tienen 4 núcleos y 8 hilos.
  • Core i5: disponen de 6 núcleos y 12 hilos, pero hay modelos con hasta 14 núcleos y 20 hilos.
  • Core i7: tienen desde 12 núcleos y 20 hilos hasta 20 núcleos y 28 hilos.
  • Core i9: disponibles en configuraciones que van de los 16 núcleos y 24 hilos hasta los 24 núcleos y 32 hilos.

Gamas AMD y número de núcleos

  • Ryzen 3: suman 4 núcleos y 8 hilos.
  • Ryzen 5: tienen 6 núcleos y 12 hilos.
  • Ryzen 7: cuentan con 8 núcleos y 16 hilos.
  • Ryzen 9: tienen 12 núcleos y 24 hilos y 16 núcleos y 32 hilos, según modelo.

Tener más núcleos mejorará el rendimiento en aplicaciones que sean capaces de aprovechar esa mayor cantidad de núcleos, pero no lo hará en otras que no estén preparadas para ello. Tenlo claro, porque esto te ayudará a afinar mucho mejor la elección de tu nuevo procesador. Puedes ampliar esta información consultando nuestra guía dedicada a repasar cinco mentiras que debes evitar para elegir bien el procesador que necesitas.

4.-La importancia del IPC a la hora de elegir bien el procesador

Con IPC hacemos referencia a las instrucciones por ciclo de reloj de un procesador, un valor que mide el rendimiento de este componente y que es fundamental a la hora de determinar su potencia. Un procesador con un IPC muy alto superará en rendimiento a otro con un IPC más bajo aunque haya una importante diferencia de velocidad de trabajo (MHz) entre ambos, así que es muy importante.

La generación y la arquitectura nos permiten identificar de una manera simple el IPC de un procesador, ya que los modelos más nuevos tienen casi siempre un IPC superior al de los modelos anteriores. En líneas generales, los saltos más importantes que se han producido en este sentido han tenido lugar por el lado de AMD en sus generaciones más recientes, ya que con la llegada de Zen 3 el IPC mejoró en un 19% frente a Zen 2, y con Zen 4 el IPC ha mejorado en un 13%.

Actualmente las arquitecturas con el IPC más elevado que existen son Raptor Cove y Zen 4, seguidas de Zen 3 y Golden Cove, que posicionan en un nivel muy parecido. En generaciones anteriores tendríamos a Zen 2 y Skylake, que jugaban en la misma liga, y a Zen+ y Haswell. AMD logró un avance muy grande en este sentido con la primera generación de Zen, que mejoró hasta en un 40% el IPC frente a Bulldozer, un dato que os he querido dar porque ha sido uno de los saltos más grandes que se han producido en el sector en los últimos años.

Intel aquí contabiliza las ganancias de rendimiento por IPC y por otras claves, como el aumento de las frecuencias.

Si tenéis dudas sobre este tema podéis consultar nuestra guía de equivalencias de procesadores Intel y AMD, que está actualizada e incluye los últimos saltos de ambas compañías en materia de IPC con sus generaciones más recientes.

De todo lo que os acabo de explicar debéis sacar en claro que:

  • Un procesador Zen 4 rendirá un 13% más por núcleo que un procesador Zen 3 a la misma frecuencia.
  • Un procesador Zen 3 rendirá un 19% más por núcleo que un procesador Zen 2 a la misma frecuencia.
  • Un núcleo Golden Cove rendirá un 19% más por núcleo que un núcleo Cypress Cove a la misma frecuencia, y un núcleo Raptor Cove rendirá alrededor de un 25% más que un núcleo Cypress Cove a la misma frecuencia.

5.-Núcleos e hilos

En rojo los núcleos de alto rendimiento, y en verde los núcleos de alta eficiencia de un Intel Core i9-14900K

El número de núcleos e hilos que tiene un procesador determina la capacidad de paralelizado de un procesador. Cuanto mayor sea el número de núcleos e hilos de una CPU más cosas podrá hacer al mismo tiempo, pero su rendimiento real dependerá de que las aplicaciones y programas que utilicemos sean capaces de paralelizarse correctamente en un entorno multihilo intensivo porque, como ya he dicho anteriormente, no todas están preparadas para ello.

Diferenciamos entre núcleos e hilos porque no son lo mismo. Un núcleo es una unidad física que cuenta con una serie de recursos concretos, incluyendo unidades de enteros y de coma flotante (puede estar compartida), memoria caché de primer, segundo y tercer nivel y opera a una frecuencia concreta, que normalmente se mide en MHz. Puede trabajar con un proceso, lo que significa que un procesador de 8 núcleos puede manejar 8 procesos, es decir, 8 hilos.

Cuando hablamos de hilos nos referimos a los subprocesos que puede afrontar un procesador aprovechando los tiempos «muertos» que se generan al trabajar con los procesos principales. Esto se incorpora gracias a dos grandes tecnologías, HyperThreading en el caso de Intel y SMT en el caso de AMD. Siguiendo con el ejemplo anterior, ese procesador de 8 núcleos con HyperThreading o SMT podría trabajar con 8 procesos y 8 subprocesos, lo que nos deja un total de 16 hilos.

Cuello de botella en Battlefield 2042 porque el juego es incapaz de aprovechar una CPU de 8 núcleos y 16 hilos.

Si una aplicación o juego está desarrollada para trabajar con un máximo de 8 hilos de nada nos servirá tener un procesador de 16 hilos. No obstante, sí que debemos tener en cuenta que en ese caso un procesador de 8 núcleos y 8 hilos rendirá mejor que uno de 4 núcleos y 8 hilos, porque los procesos y los subprocesos son dos cosas distintas que no tienen el mismo peso ni disponen de los mismos recursos en la cola de procesado, y porque doblar el número de hilos no ofrecerá nunca el mismo rendimiento que doblar el número de núcleos.

Cuando decimos que un procesador tiene cuatro núcleos y ocho hilos no debemos asimilarlo con un procesador de ocho núcleos, porque no es lo mismo. El rendimiento que ofrecerán ambos en entornos multihilo será totalmente distinto. También debemos tener en cuenta que no todos los núcleos son iguales, una máxima que a día de hoy ha adquirido una nueva dimensión tras los diseños híbridos de Intel, y también tras la llegada de los núcleos Zen 4c.

  • Núcleos P de Intel: son núcleos de alto rendimiento, ideales para tareas exigentes e intensivas, como juegos y aplicaciones profesionales.
  • Núcleos E de Intel: son núcleos de alta eficiencia que dan lo mejor de sí en aplicaciones menos exigentes y en entornos donde prima el consumo sobre la potencia bruta.
  • Núcleos de consumo ultra bajo de Intel: solo se utilizan en los procesadores Intel Meteor Lake, y realizan funciones muy concretas para reducir el consumo al máximo.
  • Núcleos Zen 4 de AMD: son núcleos de alto rendimiento, el equivalente a los núcleos P de Intel.
  • Núcleos Zen 4c de AMD: no son núcleos de alta eficiencia al nivel de los núcleos E de Intel, son una versión de los núcleos Zen 4 con menor caché L3, así que la diferencia de rendimiento entre ambos es menor.

6.-Memoria caché y velocidad de trabajo

La velocidad de trabajo de un procesador se refiere a al ritmo al que pueden abrir y cerrar el paso del flujo de una corriente eléctrica sus transistores, es decir, a la frecuencia a la que dichos transistores son capaces de conmutar eléctricamente. Por ejemplo, en un procesador con una velocidad de trabajo de 5 GHz sus transistores serán capaces de conmutar el flujo de una corriente 5 x 109 veces por segundo.

La velocidad de trabajo de un procesador se mide actualmente en MHz, aunque también se utiliza la expresión GHz. Por ejemplo podemos decir que un procesador funciona a 5.000 MHz o a 5 GHz, ambas expresiones serían totalmente correctas. Los aumentos de frecuencia mejorarán el rendimiento, pero esa mejora no es lineal, y dependerá mucho de otros aspectos del procesador y de las aplicaciones que estemos utilizando.

Normalmente un procesador que tenga un mayor IPC siempre rendirá mejor que otro que tenga un menor IPC y una mayor velocidad de trabajo, porque ese es, junto con el número de núcleos físicos, el pilar central que determina el rendimiento base de un procesador. Sobre esa base se añade la velocidad de trabajo, que obviamente ayudará a mejorar el rendimiento, y también las memorias caché de primer, segundo y tercer nivel.

La memoria caché es otro de los factores que puede afectar al rendimiento de un procesador. No es casualidad que tanto Intel como AMD aumentaran la cantidad de memoria caché L2 integrada en sus generaciones de procesadores, más recientes, aunque en este sentido AMD ha ido un paso más allá con la memoria caché L3, que tiene un gran impacto en el rendimiento de aplicaciones muy concretas, como los juegos.

Los procesadores AMD Ryzen con caché apilada en 3D tienen un bloque extra de 64 MB de caché sobre un chiplet, lo que permite que ese chiplet tenga un total de 96 MB de caché L3 (32 MB + 64 MB). Esto mejora en gran medida el rendimiento del procesador en juegos, tanto que un modelo como el Ryzen 7 7800X3D funcionando a menos de 5 GHz puede rendir mejor en juegos que un Intel Core i9-14900KS funcionando a velocidades cercanas a los 6 GHz.

Al tener una mayor cantidad de caché L3 el Ryzen 7 7800X3D puede almacenar más instrucciones, datos y operaciones ya realizadas por el procesador. Esto mejora la tasa de aciertos cuando el procesador busca en esa caché y reduce la cantidad de accesos de la CPU a la memoria RAM. Esa caché está más cerca y es más rápida que la memoria RAM, con todo lo que ello supone también en términos de latencia.

7.-Consumo, overclock y necesidades de refrigeración

El consumo de un procesador no es fijo, este va cambiando y se va ajustando en función de lo que estemos haciendo, de los núcleos utilizados y de las velocidades de trabajo que se registren en cada momento. Por ejemplo, el Intel Core i9-14900KS tiene un consumo mínimo en modo PL1 (sin turbo activado) que ronda los 150 vatios, pero en cuanto entra en funcionamiento el modo turbo ese consumo se puede disparar hasta superar los 370 vatios.

Ese procesador tampoco consumirá lo mismo si solo lo estamos utilizando para jugar que si lo tenemos pasando una ronda de Cinebench 2024 en multihilo. En el primer caso no estará afrontando una carga capaz de llevarlo al 100%, así que su consumo será más bajo, mientras que en el segundo caso sí que estará en esa situación del 100% de uso, todos sus núcleos e hilos estarán saturados, y el consumo será más alto.

Un mayor consumo implica más calor generado, y esto hace que las necesidades de refrigeración aumenten. A la hora de elegir bien el procesador esto es algo que debemos tener muy en cuanta, porque un modelo como el Intel Core i9-14900KS será muy exigente en este sentido y necesitará de un sistema de refrigeración alto rendimiento, mientras que un Ryzen 7 7800X3D no llegará a ese extremo y podrá funcionar a la perfección con un sistema de refrigeración económico de gama media.

Refrigerar adecuadamente un procesador con un consumo muy alto nos costará más dinero, y tendremos en el interior del PC un componente que también necesitará de una fuente de alimentación más potente. Si no lo refrigeramos y lo alimentamos adecuadamente tendremos problemas de rendimiento o de estabilidad en función de la gravedad de la situación, y en casos extremos podemos sufrir bloqueos y dañar el procesador de forma irreversible.

Los procesadores que permiten hacer overclock ofrecían un valor interesante hace unos años, pero con el paso del tiempo han perdido casi por completo su sentido. Hoy en día los procesadores que tienen el multiplicador desbloqueado suelen venir con unas frecuencias de trabajo muy ajustadas de fábrica, y tienen modos turbo automáticos que ajustan la velocidad de los núcleos en función de la cantidad de hilos activos, lo que permite mejorar el rendimiento de forma dinámica y afinar mejor el consumo.

Esto quiere decir que no solo tendremos un margen de overclock muy limitado, sino que además el impacto de este será mínimo e incluso puede llegar a reducir el rendimiento, porque el modo turbo es capaz de subir a frecuencias más altas que un simple overclock cuando se utilizan una determinada cantidad de núcleos al afrontar una carga de trabajo determinada.

Conclusiones y recomendaciones para elegir bien el procesador

Con todo lo que hemos visto en esta guía podemos sacar en claro varias conclusiones que nos ayudarán a elegir bien el procesador en esos cuatro casos de uso que hemos expuesto anteriormente, y que os voy a resumir a continuación.

Debemos priorizar el número de núcleos y el IPC del procesador. Con esto quiero decir que es imprescindible que escojamos un modelo que llegue al número de núcleos e hilos recomendados para el uso que le vayamos a dar al PC, y también al nivel de IPC óptimo para ello. Una vez que hemos cumplido esos dos requisitos podemos optar por la especialización en gaming a través de la caché L3 o por escoger modelos con menor consumo.

Si vamos a montar un PC nuevo lo más recomendable es optar por un procesador que nos permita acceder a una plataforma de última generación, es decir, que sea compatible con memoria DDR5 y con el estándar PCIe Gen5. Montar un procesador limitado a DDR4 y PCIe Gen4 tiene sentido si estamos muy justos de dinero y no podemos ahorrar un poco más para dar el salto a una plataforma actual.

Entonces, ¿qué procesador podríamos considerar como una buena elección en función del uso que vayamos a darle al PC? Os dejo una serie de ejemplos que os servirán como referencia para elegir bien el procesador que necesitáis:

  • Para un PC centrado en ofimática y multimedia a partir de un Core i3-10100F nos moveríamos en el nivel ideal, y es un valor muy sólido por lo que cuesta.
  • En caso de que queramos jugar el mínimo recomendable sería un Core i3-12100F o un Ryzen 5 5500, y a partir de un Ryzen 5 7600 o un Intel Core i5-12600K ya nos moveríamos en el nivel ideal.
  • Si queremos disfrutar del máximo rendimiento posible en juegos sin tener que asumir consumos y temperaturas muy elevadas el Ryzen 7 7800X3D será la mejor opción, porque está especializado en juegos gracias a su caché L3 adicional.
  • Los que necesiten jugar y hacer streaming también encontrarán en el Ryzen 7 7800X3D una excelente opción, y por la diferencia de precio (solo 50 euros) que tiene con el Ryzen 7 7700X es mejor opción en relación precio-prestaciones.
  • Para entornos profesionales donde el paralelizado sea clave deberíamos hacer un balance de cuántos hilos necesitamos en función de las aplicaciones que vayamos a utilizar, y elegir en consecuencia.

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