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Diez procesadores prometedores que acabaron siendo un fracaso

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Unir procesadores y fracaso en una misma frase no es complicado. Durante la etapa temprana (años setenta y ochenta) de los procesadores de consumo general hubo bastante competencia en el sector, algo que propició el lanzamiento de soluciones que no siempre estaban a la altura de los modelos que despuntaban en aquella época.

Hace unos meses publicamos un artículo dedicado a diez procesadores que marcaron una revolución en el mundo de la informática, una mirada histórica que hoy hemos querido rescatar con un enfoque distinto y muy particular, ya que vamos a hablar de diez procesadores que fueron prometedores, pero que al final acabaron siendo un fracaso.

A la hora de hablar de fracaso es importante introducir matiz que aplicaremos a lo largo de todo el artículo. No lo limitamos al fracaso comercial, de hecho vamos a incluir procesadores que llegaron a triunfar a nivel de ventas, sino que lo extendemos a otras cuestiones como su rendimiento, su estabilidad y su viabilidad real en el mercado de consumo general.

Sabemos que la mayoría de nuestros lectores conocen el concepto de CPU (procesador), pero si no tienes del todo claro qué es un procesador te animamos a leer este artículo, ya que encontrarás toda la información que necesitas para entender cómo funciona y para descubrir todos los elementos que lo integran.

Sin más preámbulos entramos en materia. Ponte cómodo, que hay mucho que leer.

1-Texas Instruments TMS9900

El TMS9900 fue un procesador que llegó al mercado a finales de los años setenta, una época en la que Intel despuntaba en el mercado de los procesadores de consumo general con el mítico 8086.

En aquella época IBM estaba buscando un chip que se convirtiera en el corazón de su PC. Llegó a considerar la posibilidad de elegir el TMS9900 de Texas Instruments, pero cuando conoció la realidad técnica de aquél optó por el 8086 de Intel.

Es importante tener en cuenta que en aquél momento el Motorola 68000 todavía no estaba listo, algo que influyó indiscutiblemente en la decisión final de IBM.

Bien, ¿y por qué fue rechazado el TMS9900? Simple, porque a nivel de arquitectura solo podría direccionar 64 KB de RAM, mientras que el 8086 podía direccionar hasta 1 MB de RAM. A esto debemos unir que tampoco contaba con registros de propósito general, y que su soporte de periféricos estaba muy limitado.

2-Cyrix 6×86

Fue uno de los procesadores que mayores expectativas generó, y por ello su fracaso fue bastante sonado. Este chip llegó en una época en la que la competencia en el sector x86 era encarnizada, aunque Intel ya dominaba con total comodidad, la década de los noventa.

Cyrix fue uno de los grandes damnificados de la guerra que vivió el sector de procesadores x86 a finales de los noventa, ya que no sobrevivió y acabó siendo comprada por VIA, empresa que a día de hoy conserva su licencia x86.

Su desaparición del mundo de los procesadores se debe en gran parte al fracaso de la arquitectura 6×86, de hecho en los juegos de aquella década se alertaba de que la compatibilidad de algunos juegos con CPUs Cyrix no estaba garantizada, y el rendimiento no siempre era todo lo bueno que cabía esperar.

En el caso de la arquitectura 6×86 tenemos una de cal y otra de arena. A la hora de trabajar con enteros era superior a los Pentium de Intel, pero la diferencia a nivel de FPU (unidad de coma flotante) era tan grande que compararlos era prácticamente como hablar de la noche y del día.

A todo esto debemos unir que aunque en teoría funcionaba con placas base equipadas con Socket 7 su estabilidad dejaba mucho que desear. Los que vivimos los noventa lo teníamos claro, lo ideal era tener un Pentium de Intel, los procesadores de AMD no eran una mala opción si tenías poco dinero, y los Cyrix no eran nada recomendables.

3-Cyrix MediaGX

Seguimos hablando de Cyrix. En esta ocasión nos encontramos con un chip que podríamos calificar como un SoC, ya que combinaba CPU, unidad gráfica, controladora de memoria y otros elementos básicos en un mismo encapsulado.

La idea que planteaba el MediaGX era interesante, e incluso podíamos considerarlo a simple vista como uno de los procesadores potencialmente revolucionarios, pero ya se sabe, las apariencias engañan, y esta no era una excepción, ya que en realidad estaba condenado a ser un fracaso.

En primer lugar su compatibilidad era muy limitada, en segundo lugar no podía apoyarse en una memoria caché L2, lo que lastraba enormemente su rendimiento, y a nivel CPU apenas llegaba al nivel de un 486 de Intel. Sí, y en pleno 1998, época en la que ya habían llegado los Pentium II.

Un concepto prometedor que al final no pudo cumplir con las expectativas que generó y es comprensible, ya que su utilidad real era prácticamente nula debido a su bajísimo rendimiento.

4-Pentium III a 1,13 GHz

Ya, sé lo que estáis pensado, la arquitectura que utilizaron los Pentium III de segunda generación (Coppermine) fue una auténtica maravilla, y es cierto, gracias a ella se logró un importante salto a nivel de rendimiento, de hecho la Xbox original utilizaba un procesador de dicha generación.

Sin embargo, la insistencia de Intel por romper la barrera del GHz nos llevó al lanzamiento de un procesador inestable y problemático que tuvo que ser retirado del mercado. Hablamos del Pentium III a 1,13 GHz basado en Coppermine.

Tras la retirada de dicho chip Intel desarrolló una revisión de dicha arquitectura conocida como Tualatin, que redujo el proceso de fabricación de los 180 nm a los 130 nm, y que hizo posible la llegada de procesadores Pentium III con frecuencias de hasta 1,4 GHz que sí podían funcionar de forma totalmente estable.

5-IBM PowerPC 970 (G5)

Los procesadores PowerPC de IBM han tenido momentos brillantes, de hecho han potenciado algunos equipos punteros de Apple y también dieron vida a Xbox 360, pero algunas versiones también han sido un fracaso.

El PowerPC 970, que fue conocido a nivel comercial como PowerPC G5, marcó el punto de inflexión que llevó a Apple a abandonar los procesadores de IBM a favor de las soluciones de Intel, un movimiento que, como sabemos, ocurrió en 2005.

Con el PowerPC 970 en IBM se comprometieron a alcanzar un nivel de prestaciones y unos consumos de energía que simplemente no fueron posibles. Estos procesadores no pudieron llegar a los 3 GHz (en sus primeras revisiones) y mantener un consumo y unas temperaturas aceptables, y Apple no pudo llegar a utilizarlos en sus equipos portátiles para sustituir a los PowerPC G4.

Aunque Apple utilizó estos chips en algunos equipos el final fue claro, los de Cupertino ficharon a Intel, una alianza que, de momento, se mantiene.

6-Pentium 4 Prescott

Los procesadores Pentium 4 fueron objeto de un desarrollo muy complicado, y el resultado no fue nada bueno. Intel complicó demasiado el diseño de este procesador tomando decisiones erróneas, entre las que destacó el alargamiento del pipeline, que se acercó a las 40 etapas.

Ese alargamiento del pipeline no se llevó nada bien con la reducción del proceso de fabricación a 90 nm, ya que dejó al procesador sujeto a fallos graves que generaban bloqueos a nivel de pipeline y que ni siquiera el nuevo predictor de saltos pudo maquillar. A todo esto había que unir el problema de las fugas parasitarias de energía, que elevaban el consumo energético y las temperaturas de trabajo.

Debido precisamente a esas altas temperaturas y los problemas de una arquitectura que se define como de las peores desarrolladas por Intel los Pentium 4 Prescott no pudieron llegar a unas frecuencias de trabajo elevadas, y su rendimiento estuvo, en general, muy por debajo de lo que ofrecía en aquél momento su rival directo, AMD.

Los procesadores Pentium 4 fueron un fracaso por rendimiento, temperaturas, consumo y precios, aunque la estrategia de marketing de Intel, su valor de marca y la pasividad de AMD, que pudo dominar con los FX 64, le dieron el balón de oxígeno que necesitaba hasta que pudo recuperarse con la arquitectura Conroe, utilizada en los Core 2 Duo y Quad.

7-IBM Cell

El chip Cell de IBM fue uno de los procesadores que más expectativas generó, sobre todo por las descripciones erróneas que se hicieron del mismo, y también porque iba a ser el corazón de PS3, pero la verdad es que encaja perfectamente como fracaso. Me explico.

Cuando hablamos del procesador Cell de IBM tenemos un silicio que sobre el papel es una maravilla técnica, gracias sobre todo a su alta velocidad de trabajo (supera los 3 GHz), sus ocho SPEs (unidad sinergística de proceso) y a la interfaz de memoria XDR que permite disfrutar de una alto ancho de banda.

Impresionante, sin duda, pero en la práctica su rendimiento como CPU multipropósito estaba por debajo de lo esperado y resultaba, además, muy difícil de aprovechar de forma óptima. Paralelizar la carga de trabajo sobre todas sus SPEs era imposible al principio, ya que esta arquitectura no tenía nada en común con otros procesadores de la época, algo que explica que los primeros juegos de PS3 no representaran una mejora notable frente a los de PS2.

Con el tiempo el Cell utilizado en PS3 pudo ser aprovechado gracias a los enormes manuales de desarrollo de juegos que Sony distribuyó entre sus desarrolladores más importantes, y al apoyo de sus propios estudios, pero esto no cambia el hecho de que dicho procesador es un auténtico rompecabezas.

8-Snapdragon 810

Este SoC fue desarrollado por Qualcomm a finales de 2014. Estaba basado en la arquitectura Cortex-A57 en su bloque de cuatro núcleos de alto rendimiento y en la arquitectura Cortex-A53 en el bloque de cuatro núcleos de alta eficiencia.

El chip incluía, además, todos los elementos propios de un SoC: GPU Adreno 430, controladora de memoria, chip de conectividad inalámbrica y un módem LTE 4G de categoría 10. Estaba fabricado en proceso de 20 nm.

Aunque en términos de rendimiento bruto era una solución de primer nivel presentaba problemas de temperatura tan graves que algunos terminales llegaban a apagarse tras cortos periodos de uso. En aquellos casos en los que el terminal aguantaba encendido se reducía la frecuencia de trabajo para evitar una mayor acumulación de calor, y esto afectaba significativamente al rendimiento.

Fue un fracaso tan grande que incluso Samsung prescindió de esta generación en su serie Galaxy S y Galaxy Note.

9-Intel Itanium

Tanto analistas como expertos creían que estos procesadores iban a marcar una revolución a nivel global, pero al final han sido un fracaso. Los Intel Itanium tienen a simple vista similitudes con los procesadores x86 tradicionales de 32 bits, pero su forma de trabajar es totalmente distinta.

Dicha arquitectura apuesta por los 64 bits y recurre a un paralelismo total a nivel de instrucciones. En este diseño CPU es el compilador se encarga de determinar qué instrucciones son las que deben ejecutarse en cada momento, y siempre de forma paralelizada, lo que significa que a diferencia de otras arquitecturas superescalares los Intel Itanium no necesitan hardware adicional para mantener el orden en la ejecución de instrucciones en paralelo.

Como habréis podido imaginar esto nos lleva a pensar en el sector profesional y sí, ese era su destino en un principio, pero esta arquitectura no pudo demostrar esa supuesta superioridad frente a los procesadores x86. Si a esto unimos que era incompatible con todo lo relacionado con la arquitectura x86 y que AMD logró estandarizar los 64 bits de una manera mucho más económica, sencilla y eficiente podemos entender a la perfección que los Itanium hayan quedado como una alternativa de nicho.

10-AMD FX 8150

Podríamos meter aquí a toda la arquitectura Bulldozer de AMD, pero el FX 8150 merece ser el máximo representante de esa generación por méritos propios. Fue uno de los procesadores que más expectativas generó y que más fuerte fracasó.

Cuando se empezó a tener clara la base de la arquitectura Bulldozer vimos que AMD había optado por un diseño de recursos compartidos que se alejaba en parte del concepto básico de núcleo monolítico. Teníamos una diferenciación entre módulos y núcleos que nos llevaba a una concepción similar, aunque no igual, a la representada por la tecnología HyperThreading.

Cada módulo tiene dos núcleos de enteros y una unidad de coma flotante, de manera que el FX 8150 tiene ocho núcleos de enteros pero solo cuatro unidades de coma flotante. La firma de Sunnyvale quiso suplir la pérdida de IPC que representaba este diseño apostando por unas velocidades de frecuencia muy altas, pero el alto consumo y las elevadas temperaturas que registraba esta arquitectura no lo hicieron posible.

En términos de IPC un FX 8150 llegaba a quedar un poco por debajo de los Phenom II, aunque gracias a su mayor número de núcleos ofrecía un rendimiento superior en aplicaciones multihilo. No podía competir con los procesadores Core de primera generación de Intel, y fue eclipsado por los Core de segunda generación.

Todos sabemos que los procesadores Bulldozer fueron un fracaso que llevó a AMD al borde del abismo, aunque por fortuna Ryzen ha permitido a la compañía volver al buen camino.

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