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Nuestros lectores hablan: ¿a qué resolución juegas?

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Seguro que te han hecho esa pregunta en más de una ocasión, ¿a qué resolución juegas? Es una cuestión que tiene un trasfondo más importante de lo que parece, ya que de la respuesta se pueden deducir de forma genérica las especificaciones del equipo utilizado.

Por ejemplo, si te preguntan a qué resolución juegas y contestas que a 1080p es probable que tengas un equipo de gama media, aunque entiendo que hay casos de usuarios con equipos de gama alta que juegan a esa resolución para obtener tasas de 144 FPS y aprovechar monitores de 144 Hz. De igual forma un usuario que responda que juega en 4K tendrá, como mínimo, un equipo de gama media-alta para poder disfrutar de una experiencia aceptable.

La resolución de pantalla es uno de los pilares básicos a la hora de jugar. De ella dependerá la cantidad de píxeles que visualizaremos y la nitidez del juego, aunque deberemos tener en cuenta si hablamos de resolución nativa o reescalada, un tema que ya tuvimos la ocasión de tocar en su momento en este artículo.

A mayor resolución mayor calidad de imagen, es una máxima que no falla, pero debemos unirla al tamaño de la pantalla y a la distancia desde la que la miramos. Par un monitor de hasta 24 pulgadas las configuraciones 1080p son óptimas, si pasamos de ahí lo ideal es dar el salto a 1440p, y solo cuando superamos las 28 pulgadas empieza a tener sentido el 4K (2160p).

El peso de la resolución en la calidad gráfica de un juego es innegable, pero también lo es su impacto en el rendimiento. Elevar la resolución de 1080p a 1440p puede llegar a reducir a la mitad la tasa de fotogramas por segundo, y subir a 4K puede hacer que la experiencia sea insoportable si nuestro equipo no tiene la potencia suficiente. Esto se debe al enorme consumo de recursos que se produce al subir la resolución, y es que, por ejemplo, al subir de 1080p a 4K estamos multiplicando por cuatro el total de píxeles en pantalla (2,07 millones frente a 8,29 millones).

En mi caso juego en 1080p (1.920 x 1.080 píxeles) con una GTX 980 Ti, una tarjeta gráfica que puede mover juegos sin problema en 1440p e incluso en 4K si reduzco la calidad gráfica a niveles medios. La fluidez (60 FPS) es fundamental para mi, así que prefiero mantenerme en dicha resolución y configurar todo en ultra, aunque en aquellos títulos en los que voy sobrado de potencia, como Destiny 2, por ejemplo, reescalo a un 150% de mi resolución nativa para mejorar la calidad de imagen.

Ahora te toca a ti, ¿a qué resolución juegas? Nos leemos en los comentarios.

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