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Xbox Series X tendrá una CPU inferior al Ryzen 7 1700X

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Xbox Series X

Microsoft sigue trabajando para ultimar todos los detalles de su consola de nueva generación Xbox Series X, un modelo que llegará al mercado a finales de este mismo año y que según las últimas informaciones podría estar acompañado de una variante inferior, la conocida como Xbox «Lockhart». La primera será capaz de ofrecer una experiencia óptima en juegos con resolución 4K, mientras que la segunda estaría preparada para hacer lo mismo con resolución 1440p.

Tenemos bastante claras las especificaciones base de Xbox Series X. Microsoft ha confirmado que esta consola montará una APU semipersonalizada con procesador Zen 2 y GPU RDNA 2, utilizará memoria GDDR6 unificada (compartida como RAM y VRAM), tendrá soporte de las últimas tecnologías del sector (aceleración de trazado de rayos por hardware y sombreador de tasa variable) y contará con un SSD de alto rendimiento.

Sin embargo, no sabemos qué frecuencias de trabajo tendrá exactamente su CPU, y tampoco conocemos el conteo de shaders de la GPU ni la cantidad de memoria que traerá preinstalada. Las fuentes más fiables que hemos tenido la ocasión de consultar, y nuestra propia intuición, nos dicen que Xbox Series X tendrá 16 GB de memoria GDDR6 y una potencia similar a la de un PC gaming de gama media actual, una descripción sencilla que está llena de sentido.

Xbox Series X y los componentes semipersonalizados

Las últimas generaciones de consolas abandonaron el valor de los componentes personalizados y apostaron por los componentes semipersonalizados, una realidad que se repetirá con Xbox Series X y PS5. En ocasiones anteriores os habíamos comentado que Xbox Series X iba a utilizar un procesador Zen de 8 núcleos y 16 hilos basado en la arquitectura Zen 2, pero no se trata de una integración directa de dicha arquitectura, sino de una variante con cambios importantes.

Os pongo en perspectiva. Para lograr la enorme mejora en términos de IPC que Zen 2 representa frente a Zen y Zen+ los ingenieros de AMD tuvieron que completar un trabajo importante a nivel de cachés, no solo en lo que respecta a la reducción de latencias y demás, sino también en las cantidades integradas. Zen 2 dobló la caché L3 frente a las arquitecturas anteriores, un movimiento clave sin el cual no habría sido posible lograr ese aumento de rendimiento.

El procesador de Xbox Series X, y por ende el de PS5, será una solución semipersonalizada con menos memoria caché L3, y también tendrá un TDP reducido para evitar que el calor sea un problema. No es casualidad, la CPU compartirá encapsulado con la GPU, así que el TDP se debe afinar a la perfección para que ambos componentes puedan funcionar de forma óptima y equilibrada.

Como hemos dicho no tenemos datos concretos, pero gracias al trabajo de investigación que ha realizado un analista hemos podido descubrir que el procesador de Xbox Series X ofrecerá un rendimiento inferior a un Ryzen 7 1700X. Sé lo que estáis pensando, que es imposible, que creíais que dicha consola iba a montar un procesador equivalente al Ryzen 7 3700X. Siendo decepcionaros, pero no será así, de hecho esa idea es un sinsentido, ya que dicho procesador cuesta 320 euros, más de la mitad del precio total que tendrá Xbox Series X (500 euros).

¿Por qué utilizará Xbox Series X un procesador Zen 2 inferior a un Ryzen 7 1700X? La explicación es muy sencilla, porque ofrece un buen valor en relación precio, rendimiento y temperaturas de trabajo. El procesador importa, pero la GPU también. Microsoft tiene que montar una CPU que tenga un TDP lo más bajo posible, y que además resulte económica.

Un chip Zen 2 semipersonalizado con 8 núcleos y 16 hilos a 2,55 GHz acompañado de 4 MB de caché L3 cumpliría la promesa de Phil Spencer de multiplicar por cuatro la potencia de la CPU de Xbox One X, y lo lograría con un coste mínimo y un TDP realmente bajo. No llegaría al nivel de un Ryzen 7 1700X, un chip basado en Zen que tiene 8 núcleos y 16 hilos a 3,4 GHz-3,9 GHz con 16 MB de caché L3, pero supondría un salto enorme frente al chip Jaguar de la generación actual.

La argumentación que ofrece este analista resulta muy interesante y bastante acertada, de hecho encaja con las filtraciones que habíamos visto anteriormente de las APUs Flute y Gonzalo, que serán el corazón de la nueva generación de consolas.

¿Y qué hay de la unidad gráfica de Xbox Series X?

Es una buena pregunta. Mejorar el procesador era imprescindible para conseguir un importante salto en los juegos de nueva generación, de eso no hay ninguna duda. Si se confirma que Xbox Series X va a tener una CPU inferior al Ryzen 7 1700X podríamos pensar que se trata de una mala noticia, pero la realidad es muy distinta.

Recordad que las consolas tienen limitaciones importantes en términos de TDP y de costes. Montar un procesador más potente complicaría mucho las cosas no solo a nivel de precios, sino también de arquitectura interna (diseño, distribución de componentes, sistema de refrigeración, étc). Por otro lado también hay que tener presente que un procesador inferior al Ryzen 7 1700X sigue dando «sopas con honda» al chip que montan PS4 Pro y Xbox One X, un cuello de botella claro que será superado en la nueva generación.

Con un procesador dese tipo AMD reduce costes y consumo, y deja un mayor espacio en el encapsulado a la GPU. Xbox One X tiene una GPU con un TDP aproximado de 150 vatios, una cifra que, en el caso de Xbox Series X, debería rondar un máximo de 180 vatios. Esto nos lleva a movernos en el nivel de las Radeon RX 5700, una generación de tarjetas gráficas que, como sabemos, tienen un precio medio de 350 euros y ofrecen un rendimiento lo bastante bueno como para mover juegos en 4K con calidades medias-altas, según las exigencias de cada título en particular.

Debemos matizar, no obstante, que aunque ese será el baremo en el que nos moveremos en términos de potencia bruta y de TDP la unidad gráfica de Xbox Series X estará basada en la arquitectura RDNA 2, lo que significa que tendrá un IPC superior y que soportará tecnologías avanzadas, como el trazado de rayos acelerado por hardware y el sombreador de tasa variable.

Todas esas optimizaciones me hacen pensar que, efectivamente, la GPU de Xbox Series X debería poder trabajar con juegos en resolución 4K de una manera relativamente cómoda, siempre que los ajustes de calidad no se disparen demasiado. El aumento de la memoria disponible, tanto RAM como VRAM, permitirá crear juegos con mundos más amplios y texturas más ricas, y la mayor potencia del procesador hará que sea posible utilizar animaciones, físicas y sistemas de inteligencia artificial más complejos.

La guinda al pastel la pondrá el SSD de alto rendimiento, un componente que, como sabemos, superará la barrera de los 3 GB/s en lectura y escritura secuencial. Gracias a él será posible reducir en gran medida los tiempos de carga y facilitar las transiciones entre zonas.

Notas finales: sentido común frente al exceso de «hype»

Como ocurrió en su momento con PS4 y Xbox One, y posteriormente con PS4 Pro y Xbox One X, las confirmaciones a medias y las informaciones exageradas para generar interés y atraer al usuario están sembrando una incertidumbre que no es buena para nadie.

En un momento como este el sentido común adquiere un enorme valor y resulta fundamental para evitar futuras decepciones. PS5 y Xbox Series X van a tener un precio medio de 500 euros. Superar esa cifra sería contraproducente ya que limitaría la tasa de adopción temprana de ambos sistemas, incluso a pesar del valor de la retrocompatibilidad.

Si a esto unimos el resto de limitaciones que hemos comentado la conclusión está clara. Pensar que dichas consolas puedan montar un procesador de 320 euros y una GPU a la altura de la RTX 2080 Ti (cuesta 1.200 euros) es una auténtica locura. También se dijo en su momento que PS4 iba a contar con un procesador de última generación y con una GPU capaz de mover juegos en 4K y mirad lo que acabó llegando al final al mercado, un sistema con una CPU cuyo IPC está a la altura de los Intel Atom y una GPU que apenas se maneja en 1080p y calidades medias-bajas.

Xbox Series X tendrá una potencia muy superior a Xbox One X y marcará un salto generacional claro, pero debemos ser conscientes de que es imposible que una consola de 500 euros rinda como un PC de más de 1.000 euros.

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