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El primer parche para Windows 11 ralentiza (aún más) su uso con procesadores AMD

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Windows 11 en procesadores de AMD

El problema de rendimiento de Windows 11 en procesadores de AMD se ha agravado tras el lanzamiento del primer conjunto de parches de seguridad para el sistema operativo. La cuestión está en vías de solución de la mano de Microsoft y de AMD, pero si te ves afectado, solo podemos recomendarte la vuelta a Windows 10 hasta que que las aguas se calmen.

Ya te informamos que los PCs con CPUs Ryzen sufren una pérdida de rendimiento cuando usan Windows 11 que puede alcanzar hasta el 15% en algunas cargas de trabajo como los juegos de deporte electrónico y algunas aplicaciones de un solo subproceso. AMD y Microsoft anunciaron parches para corregir los dos problemas principales encontrados: la caché L3 unificada que tiene una alta dependencia en los Ryzen y la UEFI CPPC2 que impide trabajar correctamente al llamado «núcleo preferente».

Windows 11 en procesadores de AMD

Microsoft publicó el martes el primer conjunto de parches para Windows 11. Una actualización regular destinada a corregir principalmente vulnerabilidades de seguridad. Obviamente, no estaba destinada a resolver la cuestión que nos ocupa, pero el problema es que la ha agravado.

Los chicos de TechPowerUP tenían la curiosidad de comprobar si con estos parches el funcionamiento de los Ryzen mejoraban, pero al contrario. Pusieron en marcha el benchmark AIDA64 Cache & Memory para comparar los resultados con una CPU Ryzen 7 2700X y encontraron que la latencia de la caché L3 había aumentado hasta 34 ns. Hay que decir que en las pruebas previas con Windows 11 la latencia registraba 17 ns y que en Windows 10 oscilaba entre 10 y 11 ns.

Windows 11 en procesadores de AMD

Un fallo preocupante

Teniendo en cuenta la alta dependencia que por arquitectura tiene la caché de tercer nivel en el rendimiento final de los procesadores Ryzen, pues no son buenas noticias. Microsoft y AMD han prometido actualizaciones de software que deberían arreglar el problema este mismo mes.

Cualquier software puede tener errores y más un sistema operativo de nueva generación que debe soportar potencialmente centenares de millones de equipos, componentes y software de ese ecosistema monstruoso en el que se ha convertido Windows.  Pero hay que ser claros y contundentes aquí. Es inadmisible que Windows 11 se haya lanzado con este fallo, grave y de alto impacto, que debería haberse detectado en los meses de prueba. Más aún cuando Microsoft ha limitado mediante los requisitos mínimos (a nuestro juicio artificialmente) la cantidad de procesadores compatibles con este nuevo sistema operativo.

Las malas lenguas apuntan que Microsoft «ha pasado demasiado tiempo optimizando Windows 11 para arquitecturas de CPU híbridas» que combinan núcleos de rendimiento y eficiencia como los próximos Alder Lake de Intel y «no ha dedicado el tiempo necesario al resto de plataformas«. Es pura especulación periodística, pero el resultado es simplemente preocupante y se une a otros fallos muy gordos en las actualizaciones de Windows 10.

Entre las grandes novedades de Windows 11, destaca la promesa de «un mayor rendimiento» con distintas optimizaciones y una «mayor estabilidad» una vez abandonado definitivamente el programa de entrega de actualizaciones semestrales de Windows 10. Mal empezamos…

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