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Análisis

Detroit: Become Human, análisis (PS4)

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detroit: become human

La historia dice que los últimos años de las consolas Sony son los mejores, y no parece que PS4 vaya a ser una excepción. Con su ocaso ya anunciado, la compañía japonesa se está marcando un final de ciclo con joyas como Horizon: Zero Dawn, God of War o el protagonista de nuestro análisis, una auténtica maravilla que demuestra lo cerca que están los videojuegos del arte.

Detroit: Become Human no es un juego para todo el mundo y no ofrece mucho margen para el término medio: o te encanta o lo odias. Por ello, antes de sumergirse en su universo conviene explicar que estamos ante un título donde lo jugable queda en un segundo plano y es casi una excusa para sumergirte en una historia maravillosa. Salvando las distancias, es fácil revivir los años de aquellas maravillosas aventuras gráficas donde solo teníamos que utilizar el ratón para vivir apasionantes aventuras.

Al igual que ocurre con las películas de algunos directores (¿quién lo reconoce una película de Tarantino?) estamos ante un juego de autor. David Cage (el genio detrás de Fahrenheit, Heavy Rain o Beyond: Dos Almas) firma con este título un guión que bien podría ser la base de un éxito en Netflix y que cuenta con el apoyo de un presupuesto impresionante, dotándolo de un músculo técnico que será recordado.

Sin entrar en spoliers (sería un grave pecado dada la naturaleza del videojuego) sí es importante saber que en esta propuesta no manejaremos a ningún personaje humano. En su lugar, pasaremos al otro lado y controlaremos a tres androides con vidas aparentemente anodinas, pero que poco a poco nos permitirán explorar el oscuro futuro de la Detroit de 2038.

Sobre la base de una historia de ciencia ficción, Cage toca temas como el racismo, los hogares con problemas, el alcoholismo o la pérdida de seres queridos desde diferentes prismas y haciendo dudar siempre al jugador. Aquí casi nada es bueno o malo, blanco o negro, sino que se abren multitud de matices que harán avanzar la historia de una manera que termina soprendiendo.

Nosotros hemos terminado la campaña principal en unas diez horas, jugando tranquilamente y explorando el mundo que nos plantea. El juego se divide por capítulos y, al final de cada uno, podemos ver una representación gráfica del árbol de decisiones, incluyendo las que toman los demás. Es ahí donde veremos que lo que hemos hecho solo representa una pequeña parte de lo que Detroit tiene que ofrecer.

Así, una vez terminado el juego nos da la opción de ir al capítulo que queramos y tomar opciones diferentes para ver que pasa o, si queremos, guardar en resultado en nuestra partida principal. Nuestra recomendación, tras una primera vuelta, es dejar «descansar» el título un tiempo y volver a disfrutarlo desde cero, casi como una temporada alternativa de nuestra serie favorita.

¿Película o videojuego?

Como en cualquier otro juego de Quantic Dream, todos los elementos interactivos de Detroit están supeditados a la historia. Nuestra tarea principal será observar, escuchar y meditar cuál será nuestra siguiente decisión mientras que lo más parecido a la acción que veremos serán eventos Quick Time Events. El estudio, pensando en los jugadores menos hábiles o en aquellos que quieren disfrutar de la historia sin complicaciones ha implementado un modo casual donde la dificultad de estos se reduce a la mínima expresión.

Sin embargo, aunque no tengamos que apuntar, cubrirnos o realizar espectaculares maniobras de escape Cage nos «obliga» a mantener el pad entre las manos. Hasta la tarea más rutinaria (como abrir una puerta o coger un libro) se realiza con un pequeño gesto que, de forma casi mágica, nos hace estar inmersos en la historia.

Respecto a propuestas anteriores del estudio, Detroit: Become Human se beneficia de unos escenarios mucho más grandes que aportan cierta sensación de libertad. Aunque no podemos alejarnos demasiado (si lo hacemos aparece una barrera muy mal lograda) si invita a perdernos un poco por el mundo, conversar o encontrar pistas y objetos. Algunos solo servirán para que entendamos mejor el universo pero otros, incluso los más insignificantes, pueden ser muy relevantes para el transcurso de la historia.

Belleza en (casi) 4K

Detroit: Become Human es uno de los techos técnicos de PS4 Pro. Obviamente esto tiene truco, dado que aquí no hay escenas de acción exigentes ni una IA que tenga que calcular millones de posibilidades pero no deja de ser impresionante lo conseguido por Quantic Dreams, especialmente si tenemos la oportunidad de disfrutarlo en un televisor 4K.

Para la historia quedarán los rostros, seguramente los mejores que jamás hemos visto en un videojuego y que no se limitan únicamente a los protagonistas. Los escenarios también rozan un nivel fantástico, con multitud de pequeños detalles que harán las delicias de los aficionados a la ciencia ficción que sepan disfrutar de este juego como se merece: sin ninguna prisa.

Desde el punto de vista técnico es posible que hayáis leído ciertas polémicas sobre si el 4K es nativo o no. El hardware de PS4 Pro (y mucho menos el de PS4) no puede mover un título de este nivel a 2160p de forma nativa pero el renderizado Checkerboard utilizado en esta ocasión está tan logrado que los números pasan a un segundo plano.

El apartado técnico lo cierra una banda sonora de sobresaliente y un doblaje en perfecto castellano, con el nivel al que nos tiene acostumbrado PlayStation en sus producciones exclusivas.

Conclusiones

Detroit: Become Human es un título imprescindible para los amantes de la ciencia ficción y muy recomendado para todo aquel que quiera vivir una buena historia interactiva. Como cualquier título de este estudio no está exento de polémica y se oyen voces criticando que está más cerca del cine que de los videojuegos, que es demasiado corto o que resulta aburrido. No hemos encontrado nada de eso mientras hemos podido disfrutarlo.

Dentro de diez o quince años pocos recordarán la enésima entrega de Call of Duty o la versión que toca de FIFA. Sin embargo, títulos como el protagonista de nuestro análisis no solo perdurarán en la memoria, sino que son los que hacen evolucionar al mundo del videojuego y darnos argumentos a los que defendemos que, por encima de todo, son una forma más de arte.

Apple Watch Series 3, análisis

Notas finales

9Nota

Gráficos y sonido9

Historia10

Duración7

Me encargo de traer innovación y nuevo negocio al grupo TPNET. Además colaboro en varios de nuestros sitios como MC y MCPRO.

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