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Análisis

Fiat 500 Abarth 595 Competizione, condensado

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«Toga! Toga!»John «Bluto» Blutarsky (Animal House, 1978)

El experimento ha sido todo un éxito. Hace veinte años que nos encerramos en un laboratorio el profesor y yo. Hemos visto pasar cientos de ayudantes, algunos más brillantes que otros, que nos han ido abandonando algunos por falta de presupuesto porque los fondos se han ido agotando con los años, otros simplemente porque no soportaban la forma en la que les trataba el profesor. Hace ya algunos años que ha dejado las clases porque sus métodos no convencían al claustro pero por suerte no le han quitado el laboratorio. Estoy seguro de que alguien en la universidad tiene que estar de su lado porque el dinero,  aunque escaso, nunca ha dejado de llegar y el laboratorio sigue estando a su disposición.

Tantos años dan para crearse muchos enemigos sin embargo y en más de una ocasión hemos encontrado el laboratorio inundado o la luz desconectada pero a pesar de ellos el experimento ha sobrevivido de una forma u otra. Porque a pesar de su desagradable carácter el profesor es un genio y eso se sigue reconociendo y respetando de alguna forma. Y este martes después de tomarnos el segundo café en la máquina del pasillo escuchamos el sonido inconfundible pero sorprendente de que los datos que estaba analizando el ordenador por fin coincidían con nuestras previsiones. Volvimos precipitadamente al laboratorio con el café a medio beber. Y entonces le vimos tras el cristal.

Como ya contamos cuando analizamos el 124 Abarth, este apellido que llevan algunos modelos de Fiat es sinónimo de prestaciones y garra deportiva, fruto de una tradición que cumplía 70 años en 2019 y que siempre ha acompañado a las versiones más extremas del fabricante italiano. Hemos tenido la suerte de poder probar un modelo 595 Competizione para comprobar de nuevo qué sensaciones transmite un modelo tan emblemático como el 500 tocado por la varita de este famoso preparador.

Ficha técnica

El 500 es sin duda el modelo de más éxito de Fiat, basado en el 500 original lanzado allá por 1957 logró en ambos casos un gran éxito gracias a su diseño compacto y desenfadado y su personalidad. Se trata de un coche que mide un poco más de tres metros y medio de longitud en los que se ubican cuatro plazas y un pequeño maletero.

Pequeños con garra

En línea con lo que ha venido siendo una tradición para todos los fabricantes de automóviles con los modelos más pequeños de sus gamas, este utilitario italiano también dispone de versiones deportivas de las que este 595 Competizione es la más extrema. En el caso del 500 estas preparaciones deportivas tienen tantos años como el propio modelo de origen de los años 60.

El diseño del 500 es inconfundible por la forma de los faros y de la parrilla con dos rendijas horizontales en el centro y en esta versión se han añadido numerosos toques con sabor deportivo. Los parachoques son más voluminosos y sobresalen tanto delante como atrás. La toma de aire inferior es más grande y separa los dos pilotos antiniebla encajados en dos piezas de plástico negro. Junto a éstas otras dos pequeñas tomas de aire triangulares completan el remate de un frontal agresivo.

La silueta del coche es rematada en la parte inferior con un spoiler colocado en la parte superior del portón. El parachoques trasero tiene insertados dos pilotos a los lados y también termina en una pieza negra en la que se colocan las dos salidas de escape dobles colocadas a los lados del coche. Las llantas de 17 pulgadas de diseño especial son de color negro y dejan ver las pinzas de los frenos. Negros también los retrovisores que resaltan sobre el amarillo Modena de la pintura de la unidad que probamos.

Escorpiones

Naturalmente parte de la decoración de la carrocería la componen el símbolo del escorpión propio de Abarth. Para completar la identificación de esta versión encontramos una decoración de color negro en forma de vinilo con el nombre de la marca en los laterales del coche y el nombre del modelo además de una placa que conmemora los 70 años del preparador.

En fin, nadie puede dudar de que se trata de una versión deportiva del inefable 500 (si es que el emblema del escorpión en el capó y el portón del coche no es suficiente pista) pero por lo demás no pierde el aire de familia con el resto de la gama del modelo utilitario de Fiat que lleva a la venta más de 12 años.

Interior racing

Al interior del 595 le pasa algo parecido a lo que ocurre con el exterior: las líneas gruesas corresponden al diseño de un Fiat 500 normal pero muchos detalles revelan su vocación deportiva. Sin duda el elemento más vistoso son los asientos delanteros de tipo «baquet» y material que imita a la fibra de carbono. Tienen unos grandes soportes laterales y un tacto excelente así como un reposacabezas muy elevado.

Disponen de una gran rueda que permite cambiar la inclinación donde se ha colocado el logotipo del escorpión de forma bien visible mientras que el nombre Abarth adorna el respaldo de los asientos delanteros. Éstos están decorados con costuras del color de la carrocería para terminar de darle un toque más personalizado. El logo o el nombre Abarth se encuentra por todo el interior como el reposapiés junto a los pedales, del acelerador, el perfil inferior de la puerta o el centro del volante.

La instrumentación tiene la misma forma que en otras versiones con un gran círculo en el que se muestran todos los datos básicos como temperatura del agua, revoluciones, velocidad y kilometraje así como información complementaria como presión de los neumáticos y más datos del ordenador de abordo. Todo se muestra en una pantalla circular digital que puede modificar su aspecto, por ejemplo cuando pasamos a modo «sport».

En modo «normal» la parte izquierda del círculo mostrará las revoluciones por minuto que alcanza el motor, en el centro se indica con cifras la velocidad y la parte izquierda muestra el consumo. En modo «sport» la pantalla cambia por completo, se tiñe de rojo y tendremos en el centro y rodeando la indicación de la velocidad un dial con las revoluciones, a la izquierda la temperatura del motor y a la derecha el volumen de combustible en el depósito. De esta forma queda piadosamente oculta la información del consumo…

Indicadores redondos

En la parte inferior izquierda y algo oculto por la palanca de los intermitentes en esta versión hay un peculiar indicador adicional también de forma circular que muestra la presión del turbo. Éste se coloca entre el volante y el display de información y muestra la «sport» en el centro que se iluminará cuando seleccionemos esta modalidad (por si no nos hemos dado cuenta por el ronco sonido de los tubos de escape).

En esta versión se ha incorporado el sistema de información y entretenimiento Uconnect con pantalla de 7 pulgadas que al encenderse y apagarse ofrece una simpática animación en la que se puede ver la puerta de un garaje abriéndose o cerrándose para mostrar u ocultar un pequeño 500 595 que nos saluda encendiendo los faros. El funcionamiento del sistema es el mismo que en otros modelos de Fiat: correcto y eficaz sobre todo en el apartado del navegador aunque la gráfica sea algo anticuada a estas alturas.

El volante es de estilo deportivo, achatado en su parte inferior, y con insertos de material imitación de fibra de carbono. Es cómodo de manejar aunque su tamaño es algo grande para un modelo con aspiraciones deportivas. Aún así es cómodo de utilizar y no hemos encontrado dificultades en maniobras rápidas.

Comodidad

La habitabilidad de esta versión especial del 500 no queda demasiado penalizada por los asientos más voluminosos de la opción deportiva aunque el acceso a las plazas traseras es algo más complicado. Las plazas delanteras son cómodas y sujetan muy bien en curva aunque la elevación lateral del asiento hace un poco incómodo el acceder a ello. La visibilidad delantera es muy buena y el puesto de conducción cómodo y con todo al alcance de la mano.

En este sentido resaltar la posición de la palanca de cambio, a la altura justa para favorecer un escalado de marchas preciso y rápido. El pomo del cambio es en aluminio lo cual estéticamente es todo un acierto aunque se calienta bastante si dejamos el coche al sol y el tacto es muy frío si por el contrario el coche ha estado expuesto a bajas temperaturas. Pequeño sacrificio para un toque «racing» de lo más vistoso.

Maletero escueto

El maletero tiene el mismo tamaño que en otras versiones del 500, unos reducidos 185 litros que no son demasiado pero que están en línea de lo que ofrecen los coches urbanos con un tamaño parecido. Lo justo para el equipaje necesario para una escapada de fin de semana o para una compra semanal y muy poco más.

Pero el elemento más interesante de este pequeño Fiat es sin duda el motor. Se trata de un modesto propulsor de 1.4 litros de cilindrada que tras pasar por las hábiles manos del preparador italiano se le ha añadido un turbocompresor Garret y un sistema de escape especial alcanza la cifra de 180 caballos a las 5.000 revoluciones, lo que para un coche de menos de 1.200 kilos no está nada mal. De hecho sobre el papel solamente necesita 6,7 segundos para pasar de 0 a 100 kilómetros por hora…

El trabajo de Abarth no se limita a sacar el máximo partido de un motor pequeño sino que se nota también en el ajustado sonido de los escapes que transmite, sobre todo en modo Sport, una sensación de deportividad realmente impresionante que se filtra, eso sí, en el habitáculo sin prácticamente filtros, lo que lejos de ser un inconveniente es prácticamente una necesidad para cualquiera que sintonice con la filosofía Abarth.

Espíritu Abarth

El toque del preparador se deja notar también cuando realizamos la prueba dinámica de este sorprendente utilitario. En primer lugar nos ha gustado mucho el cambio, cómodo y preciso además de rápido, un complemento ideal para el revoltoso motor del 595. La estabilidad de las suspensiones y la rigidez del chásis también contribuyen a una conducción deportiva que solamente podemos calificar como prácticamente perfecta. Eso sí, unos baches mal puestos serán transmitidos fielmente a todo nuestro esqueleto sin apenas amortiguación.

El toque final son los frenos, más que suficientes para detener un coche pequeño pero que en muy poco tiempo puede ponerse serio y acelerar de forma rabiosa por lo que detenerlo es fundamental si queremos jugar con él. Aunque el 595 en modo normal es un coche con buenas prestaciones, si probamos a pulsar el botón Sport, no hay vuelta atrás.

La diferencia es notable en cuanto a respuesta al acelerador y endurece la dirección además de actuar sobre ciertos parámetros del motor. Bo sabemos si marca demasiada diferencia en prestaciones pero decididamente sí lo hace en sensaciones. El caso es que si bien la aceleración es buena en modo normal, en modo Sport nos pega al asiento y el tacto de la dirección es mucho más directo. Curva tras curva, sonrisa tras sonrisa pronto entraremos en el universo Abarth acompañados por el sonido del escape que es simplemente embriagador.

El trabajo del diferencial y las supensiones se notan tanto en curva como saliendo de ellas, pero hay que tener algo de cuidado con el acelerador ya que el poco peso y la batalla corta hacen que el coche sea algo nervioso si no estamos muy atentos con la dirección. Cosa que en realidad y si llegamos a conocer bien el comportamiento del coche se convierte en una ventaja frente a propuestas de fabricantes rivales que han «domesticado» quizás en exceso el comportamiento de sus propias propuestas deportivas.

El único inconveniente que nos puede sacar de ese ensueño es el de los consumos. El motor 1.4 puede mantener sin problemas unos consumos razonables incluso en ciudad si conseguimos embridar nuestros instintos y dejar descansar el turbocompresor pero si activamos el modo Sport y damos rienda suelta a las emociones podemos encontrarnos con consumos algo más elevados pero sin llegar a ser muy altos por mucho que nos empeñemos.

Conclusiones

Este 595 resultado de la colaboración de Fiat y Abarth es un coche pensado para disfrutar, más orientado a la pasión que a lo razonable pero basado en un coche utilitario con muchas dosis de racionalidad. La estética es agresiva pero no chirriante, con elementos como vinilos, faldones y spoilers sobre una pintura vistosa que no adulteran el espíritu del utilitario con más éxito de Fiat los últimos tiempos.

Puesto en marcha este modelo es un auténtico parque de atracciones concentrado que entrega sensaciones de forma generosa, sobre todo una vez pulsamos el botón Sport y dejamos que nos posea por completo el espíritu del escorpión. Nos hemos divertido mucho con este pequeño retoño de Abarth que nos ha dejado unas sensaciones parecidas a lo que nos transmitió el 124 que tuvimos la ocasión de probar. Un concentrado de deportividad que es imposible que deje indiferente, tanto si lo conducimos como si lo vemos (y oímos) pasar a nuestro lado.

Valoración Final
7.7 NOTA
NOS GUSTA
Diseño deportivo sin perder la esencia 500
Prestaciones deportivas
Sonido del escape
A MEJORAR
Acceso y habitabilidad de las plazas traseras
Maletero pequeño
Suspensiones muy rígidas
RESUMEN
Otra excelente interpretación deportiva de un utilitario de éxito por parte de Abarth. No faltan sensaciones ni estética
Prestaciones9
Diseño8.5
Consumo7
Confort6.5
Sistema de infoentretenimiento7.5

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