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PS5 y Xbox Series X: Cinco problemas que han definido a la nueva generación

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PS5 y Xbox Series X portada

PS5 y Xbox Series X llegaron al mercado a finales del año pasado. Ambas consolas son, por méritos propios, sistemas de nueva generación, eso no admite duda alguna. Sin embargo, debido a numerosos rumores y a marcadas campañas de desinformación impulsadas, en muchos casos, por los fans más acérrimos de Sony y Microsoft, se generó un «hype» alrededor de ellas que, al final, derivó en una importante decepción.

Si hablamos en términos comparativos, el salto cualitativo y cuantitativo que han marcado PS5 y Xbox Series X frente a PS4 y Xbox One es el mismo que se habría producido, a grandes rasgos, entre un PC de gama media de 2012 y un PC de gama media de 2020. No obstante, esta comparativa no es del todo apropiada porque, en el caso de las consolas, los desarrollos se realizan desde cero pensando en ellas, y esto hace que ciertos juegos que funcionan relativamente bien en ellas no corran al mismo nivel en PC.

PS5 y Xbox Series X tienen un procesador mucho más potente, montan GPUs que están a años luz de las que podemos encontrar en PS4 y Xbox One, tienen una estructura interna mucho mejor equilibrada y cuentan, además, con un SSD. Este componente ha sido uno de los grandes aciertos de la nueva generación, ya que ha puesto fin a uno de los cuellos de botella más graves de la anterior generación de consolas. ¿Crees que exagero? En absoluto, y basta un ejemplo para comprobarlo: Days Gone en PS4 tiene tiempos de carga soporíferos debido a su HDD, y estos se reducen a unos pocos segundos cuando se ejecuta en un SSD.

Sony y Microsoft han sabido construir, y equilibrar, este nueva generación mucho mejor que la anterior, aunque en líneas generales creo que el gigante de Redmond lo ha hecho mejor con Xbox Series X, ya que ha montado una CPU y una GPU más potentes, mientras que Sony se ha limitado a integrar un SSD más rápido. Esto permite hacer cosas muy interesantes, como hemos visto en  Ratchet & Clank: Una dimensión aparte, donde los cambios de dimensión añaden un toque único realmente fantástico, pero no afecta a la potencia real de la consola, y solo se aprovechará de verdad en juegos exclusivos.

Ya hemos hablado mucho anteriormente sobre el tema del hardware en ambas consolas, así que no voy a volver a profundizar sobre esta cuestión. Tenéis muchos artículos interesantes disponibles si utilizáis el buscador. Hoy quiero repasar con vosotros, en este especial, cinco problemas importantes que han afectado gravemente a la nueva generación de consolas desde su lanzamiento hasta hoy, y que confirman que tanto Sony como Microsoft, no han terminado de hacer bien las cosas a pesar de la experiencia que acumulan ambas compañías en el sector.

PS5 y Xbox Series X

Trazado de rayos en Devil May Cry 5 Special Edition. El resultado es muy pobre.

1.-PS5 y Xbox Series X y el trazado de rayos: Un quiero pero no puedo

Sé lo que estáis pensando, que ambas consolas ya tienen juegos en su catálogo que utilizan el trazado de rayos, y sí, es cierto, pero no son capaces de aplicar dicha tecnología a un nivel verdaderamente bueno, y esto hace que su integración resulte, hasta el día de hoy, prácticamente anecdótica.

En su momento, cuando ambas consolas todavía no habían llegado al mercado, tanto Sony como Microsoft dieron a entender que PS5 y Xbox Series X iban a ser capaces de mover juegos con trazado de rayos sin ningún tipo de problema, que estarían preparadas para esa tarea porque contarían con hardware dedicado para acelerar las tareas asociadas dicha tecnología, y sí, es cierto, ambas consolas tienen una GPU de AMD que integra una unidad aceleradora de trazado de rayos por cada unidad de computación, pero en la práctica, su rendimiento no está a la altura de la enorme expectación que generaron.

Sobre este tema, es importante remitiros a este artículo donde hablábamos del trazado de rayos acelerado por hardware, y de cómo habían solventado esto NVIDIA y AMD con las arquitecturas Ampere y RDNA 2. La primera tiene un enfoque mucho más acertado, y rinde mucho mejor trabajando con trazado de rayos, mientras que la segunda tiene limitaciones importantes que, al final, se han trasladado a PS5 y Xbox Series X.

Juegos como Control, Devil May Cry 5 Special Edition y Watch Dogs Legion confirman que el trazado de rayos en PS5 y Xbox Series X se ha implementado con resoluciones inferiores a la nativa, y con un grado de calidad y de precisión tan bajo que, en algunos casos, casi parece que estamos ante borrones que quedan peor que los clásicos reflejos de espacio de pantalla. El trazado de rayos en consolas es muy inferior al del PC.

PS5 y Xbox Series X

2.-El problema de la disponibilidad: Muerte por éxito

Es un hecho, PS5 y Xbox Series X han arrasado. Los usuarios esperaban con ganas la llegada de las consolas de nueva generación, pero durante su lanzamiento se produjeron un cúmulo de circunstancias que, al final, hicieron que conseguir una unidad a un precio razonable fuese una tarea prácticamente imposible. De hecho hoy, en pleno mes de julio, todavía no es posible comprar una unidad de PS5 y Xbox Series X a su precio recomendado de forma normal.

La escasez de semiconductores, unida a la alta demanda, a la especulación y al giro que algunos usuarios de PC dieron al mundo de las consolas debido al «boom» de las criptodivisas, que provocó un incremento enorme de los precios de las tarjetas gráficas, han sido los factores más importantes que explican cómo hemos llegado a la situación actual. Obvia decir que la pandemia de la COVID-19, y el hecho de que hemos tenido que pasar más tiempo en casa, también ha influido.

En este caso, entiendo perfectamente que Sony y Microsoft tienen un suministro limitado de APUs por parte de AMD, y que por tanto no pueden fabricar todas las consolas que desearían si la firma de Sunnyvale no es capaz de cubrir su demanda. No podemos culparlas de algo que ellas mismas no pueden controlar, pero está claro que las tiendas no supieron afrontar la avalancha de bots que arrasaron con todas las unidades de PS5 y Xbox Series X que pudieron para, posteriormente, revenderlas a precio de oro.

Por desgracia, toda esa problemática sigue de plena actualidad. Si buscas una unidad de PS5 o de Xbox Series X veras que no hay ninguna tienda con stock disponible, pero en el mercado de segunda mano encontrarás una enorme cantidad de ambas consolas que se venden a precios inflados. Es el negocio de la reventa, y una realidad que tendremos que afrontar, como mínimo, hasta finales de este mismo año. Paciencia.

Control adaptado a PS5. Ajustes gráficos en calidad baja-media, 1440p de resolución nativa y trazado de rayos de baja calidad.

3.-Los juegos intergeneracionales: PS4 y Xbox One lastran a PS5 y Xbox Series X

Y no lo digo solo yo, también lo dicen los desarrolladores. Es un tema que también hemos tratado en más de una ocasión, y que lleva años dejándose notar de forma clara en PC, aunque ahora, con la coexistencia de la nueva y la vieja generación de consolas, también está afectando considerablemente a PS5 y Xbox Series X.

Hace apenas unos días Michele Giannone, co-fundador de Invaders Studios, dijo abiertamente que los juegos intergeneracionales provocan cuellos de botella, y también reafirmó un tema que os hemos comentado en numerosas ocasiones, que los juegos multiplataforma se desarrollan partiendo de un mínimo común denominador que gira alrededor de la consola menos potente. Esto significa que, al desarrollar un juego que va a llegar a PS4 y Xbox One, y también a PS5 y Xbox Series X, se parte de la consola menos potente, que en este caso sería Xbox One, y se establece una base mínima que fija limitaciones importantes.

Ese juego, desarrollado para todas esas plataformas, tiene que estar debidamente optimizado para funcionar en un HDD que trabaja a 100 MB/s, y debe tener un enfoque técnico y una carga geométrica afinada para que no dé problemas ejecutándose en una CPU Jaguar de ocho núcleos a 1,6 GHz, en el caso de PS4, 5 GB de memoria unificada y una GPU Radeon equivalente a una R7 260X, en el caso de Xbox One.

Por contra, un juego exclusivo para PS5 y Xbox Series X no tendría que partir de esas limitaciones, podría tener un desarrollo centrado en una base técnicamente muy superior, lo que se traduciría en mejoras muy importantes, como por ejemplo animaciones e IA superiores, mundos más amplios y con una mayor carga geométrica, efectos avanzados y un mejor aprovechamiento del SSD, entre otras cosas. Lamentablemente, los juegos intergeneracionales van a ser una realidad hasta, como mínimo, 2023, así que PS4 y Xbox One van a seguir lastrando a sus hermanas mayores durante un tiempo considerable.

Watch Dogs Legion funciona mejor en una RTX 2060 Super que en Xbox Series X.

4.-El precio de los juegos: Jugar en PS5 y Xbox Series X es más caro

Desde hace mucho tiempo, los jugadores de consola han jugado con una importante ventaja frente a los jugadores de PC, la optimización y la tranquilidad de no tener que preocuparse por cumplir con los requisitos mínimos de cada juego, pero también han tenido que asumir una contrapartida importante, un mayor coste de los videojuegos para sus plataformas, si comparamos directamente con el precio de estos en PC.

Con el lanzamiento de las consolas de nueva generación, PS5 y Xbox Series X, se produjo un aumento considerable del precio de venta de los juegos. En el caso de PS5, he visto juegos exclusivos para la consola con un precio de lanzamiento de casi 80 euros, y en el caso de Xbox Series X no recuerdo haber visto nada por encima de los 70 euros. Para contextualizar esto, os recuerdo que el precio medio normal de los nuevos lanzamientos en PS4 y Xbox One se encontraba estabilizado en los 60 euros.

Ese aumento en el precio de los videojuegos se ha justificado argumentando que, con la llegada de la nueva generación, los desarrollos son cada vez más caros, y que por tanto es necesario venderlos a un precio mayor para compensar esos costes. No voy a entrar a discutir esta cuestión porque no conozco el coste real de desarrollar un juego triple A, pero puedo llegar a entender que también influirá el hecho de que los exclusivos para PS5 y Xbox Series X llegan a una menor base de usuarios, y por tanto presentan una rentabilidad menor a corto y medio plazo.

En cualquier caso, lo importante es que ahora, jugar en PS5 y Xbox Series X es más caro que hacerlo en PS4 y Xbox One, y la diferencia es más que evidente. Un usuario de PS4 que compre diez juegos al año a su precio de lanzamiento asumirá un gasto aproximado de 600 euros al año, mientras que un jugador de PS5 que adquiera diez títulos a un precio de 75 euros habrá gastado 750 euros al año.

PS5 y Xbox Series X

The Witcher III recibirá un parche «next gen» gratis.

5.-Falta de exclusivos y el problema de los parches «next gen»

Paraos un momento y pensad, sin tener que tirar de Google, cuántos juegos exclusivos han recibido PS5 y Xbox Series X, y cuando hablo de exclusivos me refiero a lanzamientos limitados a cualquiera de las dos consolas, es decir, a la nueva generación. Pocos, ¿verdad? Y los más interesantes son, hasta el momento, los que ha recibido PS5.

Esa escasez de juegos exclusivos  de nueva generación se ha convertido en un problema importante porque impide, en definitiva, mostrar de una manera más clara el potencial que ofrecen PS5 y Xbox Series X frente a PS4 y Xbox One. Sí, podemos coger un juego intergeneracional y añadir trazado de rayos, reducir los tiempos de carga y mejorar los ajustes gráficos, pero seguirá siendo un título intergeneracional. En este sentido, me vuelvo a remitir a Ratchet & Clank: Una dimensión aparte, un juego que incorpora el impresionante cambio de dimensiones en tiempo real, y que demuestra que es posible innovar gracias a la nueva generación.

La falta de juegos exclusivos para PS5 y Xbox Series X tiene una explicación muy simple que, de hecho, ya os hemos dado anteriormente, y es que son desarrollos muy caros que tienen una menor rentabilidad que los juegos intergeneracionales, ya que solo llegan a la base de usuarios de ambas consolas de nueva generación. Para ponerle contexto, basta recordar que PS4 y Xbox One tienen una base de usuarios, respectivamente, de 115 millones y 50 millones de usuarios, aproximadamente, mientras que PS5 y Xbox Series X-Series S tienen una base de usuarios estimada de 10 millones y 5,9 millones, también respectivamente.

En medio de ese problema que representa la falta de exclusivos de nueva generación y los desarrollos intergeneracionales, se encuentra otro tema que ha generado una gran polémica, los parches de nueva generación. Cuando compras un juego para PS4 o Xbox One, lo más normal es que dicho juego funcione en PS5 y Xbox Series X, pero para poder activar mejoras de nueva generación tendrás, en algunos casos, que pagar dinero.

No todos los desarrolladores están ofreciendo parches gratuitos para activar esas funciones de nueva generación, lo que significa que aquellos usuarios que están estirando sus PS4 y Xbox One porque no encuentran unidades de PS5 y Xbox Series X a precio normal, y que están comprando juegos para ambas consolas, tendrán que pagar dinero por poder activar las funciones de nueva generación de esos juegos cuando puedan dar el salto a PS5 y Xbox Series X.

¿Es justo cobrar por facilitar un parche que permita activar ese «modo» de nueva generación de un juego de PS4 y Xbox One? Creo que en el fondo es una pregunta complicada, ya que nos encontramos en una situación totalmente nueva. La retrocompatibilidad que han implementado PS5 y Xbox Series X está a un nivel que nunca nos habríamos podido imaginar, y esto hace que nos permita poner en duda si es ético, o no, cobrar por dichos parches.

A mi juicio, lo ideal sería que, por la situación actual (escasez de consolas y reventa), los desarrolladores ofreciesen actualizaciones gratuitas durante un periodo de tiempo razonable. Dicho periodo debería cubrir, al menos, el tiempo necesario hasta que el stock de PS5 y Xbox Series X se normalice, y a partir de ahí ya sería comprensible que empezasen a cobrar por dichos parches.

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