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El futuro de Xbox está asegurado, podría volver a usar CPU Intel y GPU NVIDIA

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Xbox NVIDIA

En las últimas semanas han surgido rumores de que Microsoft podría salir del mercado de las consolas y abandonar el ecosistema Xbox, algo que ha sido desmentido por el propio Phil Spencer, y que ha adquirido una nueva dimensión gracias a nuevos rumores que aseguran que el gigante de Redmond podría dejar de utilizar APUs de AMD, y que su próxima Xbox estará impulsada por una CPU Intel y una GPU NVIDIA.

Puede que alguno me diga que esos rumores son una locura y que es imposible que esto se llegue a cumplir, pero la verdad es que en el fondo no es tan disparatado como puede parecer. Pensad que la primera Xbox utilizó una CPU Intel, concretamente un Pentium III recortado con 128 KB de caché L2, y una GPU NVIDIA GeForce 3 personalizada, y que Microsoft fue capaz de ofrecer retrocompatibilidad en Xbox 360 a pesar de que esta utilizó una CPU PowerPC de IBM y una GPU Radeon de ATi con shaders unificados.

He querido poner este ejemplo para ilustrar que en el mundo de las consolas realmente no hay nada imposible, y que al final Microsoft tiene tantos recursos que podría hacer lo que quisiera con su próxima consola. Por otro lado, hay que tener en cuenta que existen dos grandes razones que podrían motivar al gigante de Redmond a convertir a la Xbox de nueva generación en una consola impulsada por Intel y NVIDIA.

Una Xbox con GPU NVIDIA la diferenciaría mejor de PlayStation

xbox original CPU Intel GPU NVIDIA

Xbox por dentro. Imagen por cortesía de Copetti.org.

Ahora mismo NVIDIA tiene las tecnologías más avanzadas en el sector gráfico, esto no admite discusión. Sus GPUs ofrecen también una eficiencia energética sobresaliente, y sus núcleos RT tienen un rendimiento claramente superior en trazado de rayos. Una tarjeta gráfica como la GeForce RTX 4060 tiene un TGP de apenas 115 vatios, lo que significa que se podría integrar fácilmente en una consola.

La GeForce RTX 4060 Ti sube hasta los 160 vatios de TGP, pero también sería factible llevar esta solución gráfica a una consola adoptando un diseño semipersonalizado. Xbox Series X, que utiliza una APU, tiene un TDP combinado de 200 vatios, así que incluso en ese escenario tendríamos un presupuesto sobrante de unos 40 vatios para incluir una CPU bastante potente. El Core Ultra 7-155H, por ejemplo, tiene 16 núcleos y 24 hilos y puede funcionar sin problemas con un TDP de solo 28 vatios.

Os he puesto estos ejemplos para ilustrar que una Xbox basada en GPU NVIDIA sería perfectamente viable en lo que a consumo y temperaturas se refiere, y también a nivel de espacio, porque las GPUs de gama media de NVIDIA fabricadas con el nodo de 5 nm de TSMC son muy pequeñas. El tema estaría, eso sí, en el precio de estos componentes, y es que obviamente montar una GPU dedicada encarecería el diseño y aumentará el coste de fabricación de la consola.

Sin embargo esto traería a Microsoft ventajas importantes, porque una Xbox de nueva generación con una GPU NVIDIA de la serie GeForce RTX 50 o 60, que serán las generaciones más avanzadas disponibles dependiendo de cuándo quiera lanzar el gigante de Redmond su nueva consola, tendría mayor potencia en trazado de rayos y llevaría a la consola de Microsoft las tecnologías DLSS súper resolución, la generación de fotogramas y la reconstrucción de rayos.

Intel se está abriendo camino en las consolas con sus CPUs Meteor Lake

Por otro lado tenemos el tema del procesador. Si Microsoft decidiera volver a un diseño de GPU independiente necesitaría un proveedor de CPU, y en este caso Intel tendría todas las papeletas porque la compañía ha hecho un buen trabajo con Meteor Lake, y porque está impulsando el uso de esta generación de procesadores en consolas portátiles.

Si Meteor Lake se puede integrar en una consola portátil de menos de un kilogramo de peso está claro que también se puede montar en una Xbox de nueva generación. Como dije anteriormente, el TDP de estos procesadores es personalizable, y se podría adaptar perfectamente a las capacidades térmicas de la consola, y equilibrarse automáticamente mediante un modo turbo dinámico en función de las necesidades del sistema en cada situación.

Tampoco es necesario montar una CPU Core Ultra con un alto número de núcleos, y Microsoft podría cerrar un acuerdo con el gigante del chip para crear un modelo personalizado equipado, por ejemplo, con cuatro núcleos P y 8 hilos y cuatro núcleos E. Esos cuatro núcleos P y sus ocho hilos se utilizarían para juegos, y del bloque de núcleos E se podrían reservar dos a sistema operativo y aplicaciones y utilizar los otros dos como apoyo a los núcleos P en juegos.

Notas finales: ¿sería realmente viable?

Sería complicado, pero no imposible. Microsoft tendría que afinar mucho la elección de componentes, y debería conseguir acuerdos con Intel y NVIDIA para desarrollar soluciones semipersonalizadas que le permitan afinar mejor los costes. Ese sería el punto más complicado de todo, alcanzar ese equilibrio a nivel de costes que le permita dar forma a una nueva Xbox con CPU Intel y GPU NVIDIA sin que el precio de venta se dispare, y sin que tenga que asumir pérdidas graves por la venta de cada consola.

El tema de la retrocompatibilidad es otro asunto importante al que se ha venido haciendo referencia, pero no debemos olvidar que al final se trata de la misma base a nivel CPU (x86), y que la API de de los juegos también es la misma (DirectX 12). Aunque Microsoft cambiase a AMD por Intel y NVIDIA no lo tendría tan difícil para mantener la retrocompatibilidad como algunos se empeñan en hacernos creer. Con todo, ahora mismo no hay nada confirmado, así que tenedlo en cuenta.

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