Conecta con nosotros

Noticias

Nuestros lectores hablan: ¿cual ha sido la tarjeta gráfica 3D que más has aprovechado?

Publicado

el

El mundo de las tarjetas gráficas ha vivido una evolución increíble durante las últimas tres décadas. En una primera etapa pasamos de jugar en un puñado de colores a disfrutar con 256 colores y resoluciones VGA, un logro fantástico que poco a poco se fue ampliando hasta la llegada de las primeras aceleradoras 3D auténticas.

La empresa 3DFX fue la reína de esa primera etapa a mediados de los años noventa gracias a las Voodoo, una línea de aceleradoras 3D puras que contaban con su propia API (Glide) y que eran capaces de ofrecer un rendimiento sin precedentes. Su precio suponía un valor añadido, ya que resultaban bastante asequibles, aunque necesitaban de una tarjeta gráfica 2D independiente.

Durante los años posteriores NVIDIA y la extinta ATI fueron ganando posiciones en el sector y acabaron desplazando totalmente a 3DFX. Su final fue triste, ya que pasó de ser un gigante y de dominar el sector de las tarjetas gráficas aceleradoras 3D a ver como quedaba en bancarrota y toda su IP (propiedad intelectual) iba a parar a manos del gigante verde.

Un componente fundamental

Las tarjetas gráficas aceleradoras 3D se han convertido en una pieza fundamental en casi cualquier PC. Es cierto que no todo el mundo utiliza juegos 3D complejos, pero a día de hoy todos los ordenadores y dispositivos móviles cuentan con una solución gráfica que es capaz de manejar gráficos tridimensionales ofreciendo algún tipo de aceleración, independientemente de su mayor o menor rendimiento.

Esto no ocurría por ejemplo en la primera mitad de los años noventa, una etapa en la que lo normal era contar con una tarjeta gráfica estándar equipada con 1 MB de memoria gráfica que resultaba suficiente para disfrutar de juegos en falso 3D, como DOOM por ejemplo, y de títulos en 3D real con una carga poligonal muy baja. La mayor parte de la carga de trabajo de éstos se ejecutaba en la CPU.

Aunque hubo intentos de buscar alternativas para reducir el peso de las aceleradoras 3D (el juego Outcast fue uno de los mejores ejemplos) al final el mundo se rindió a la evidencia, y dicho tipo de tarjetas gráficas fueron creciendo hasta convertirse en ese componente básico que todos conocemos.

Tarjetas gráficas y vida útil

En sus inicios los fabricantes de tarjetas gráficas aceleradoras 3D no ofrecían una gran cantidad de modelos divididos en varias gamas, aunque esta situación empezó a cambiar con la llegada de nuevas generaciones que coexistieron con las anteriores, y que al mismo tiempo se empezaron a dividir en modelos distintos.

Las Voodoo 2 y Voodoo Banshe son el mejor ejemplo de esa realidad, aunque empresas como NVIDIA y ATI también siguieron esa tendencia con las Riva 128, Riva TNT y la serie Rage.

Con el lanzamiento de cada nueva generación se introducían novedades que iban más allá de la potencia bruta. Hablamos del soporte de nuevos efectos y tecnologías gráficas, una realidad que se han mantenido hasta nuestros días.

Esto afectaba al ciclo de vida de cada tarjeta gráfica, pero no todas aguantaban las transiciones de la misma manera. Por ejemplo las Voodoo 1 tuvieron una gran vida útil, cosa que no ocurrió con las Voodoo 3, una generación que llegó cuando 3DFX estaba en plena decadencia. Lo mismo ocurrió con buena parte de las ATI Rage y las Riva 128.

Con el lanzamiento de DirectX 9 y su mantenimiento como API principal durante un largo periodo de tiempo se redujo el ciclo de renovación, aunque fue la llegada de los shaders unificados y la centralización de los desarrollos en consola la que acabó consolidando ese importante cambio. Podríamos poner muchos ejemplos, pero basta ver el buen rendimiento que ofrece una GTX 580 en juegos actuales para darse cuenta de ello. Dicha tarjeta gráfica fue lanzada en 2010 y en pleno 2018 rinde a un nivel más que aceptable.

Un hurra por la gama media

Mi primer PC fue un Pentium 1 a 133 MHz. Ha llovido mucho desde entonces y han pasado muchas tarjetas gráficas por mis manos, pero tengo claro cuál ha sido la que he podido aprovechar durante más tiempo: una GeForce 9600 GT con 512 MB de la ensambladora XFX.

Monté dicha tarjeta gráfica en 2008 junto a un Core 2 Duo E8400 de dos núcleos a 3 GHz y 4 GB de RAM DDR2. Esta configuración me permitió disfrutar de un buen rendimiento en juegos durante unos seis años, gracias a que la mayoría de los juegos eran adaptaciones de Xbox 360 y PS3.

Esa ha sido, junto con la GeForce 6600 GT de 256 MB que compré a mediados del 2000, la tarjeta gráfica que más rentable me ha salido y a la que mayor cariño tengo. Ahora os toca a vosotros, los comentarios son vuestros.

Editor de la publicación on-line líder en audiencia dentro de la información tecnológica para profesionales. Al día de todas las tecnologías que pueden marcar tendencia en la industria.

Lo más leído