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Cómo elegir el mejor procesador para jugar en PC: núcleos, hilos IPC y precio

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Elegir el mejor procesador para jugar en PC puede convertirse en una decisión muy complicada, no solo porque debemos tener en cuenta muchas cosas importantes, como la resolución a la que vamos a jugar y el resto de componentes que formarán parte de nuestro PC, sino también porque, hoy por hoy, podemos encontrar una gran cantidad de procesadores con especificaciones y precios muy distintos.

Pongamos esa realidad un poco en perspectiva. Hasta la llegada de los Ryzen serie 1000 (primera generación), elegir el mejor procesador para jugar era muy simple, un Pentium G4560 si teníamos un presupuesto muy ajustado, un Core i5 serie 7000 si teníamos un presupuesto más abultado, o un Core i7 7000 si queríamos tener lo más potente del mercado de consumo general.

Con la llegada de la arquitectura Zen, elegir el mejor procesador para jugar en PC dejó de ser una decisión tan fácil, y esto fue bueno para todos. La competencia que empezó a plantear AMD hizo que Intel tuviera que ponerse las pilas, y dio pie a una guerra de núcleos, de precios, que forzó al gigante del chip a salir de la zona de confort de los cuatro núcleos y ocho hilos.

AMD fue la primera en lanzar procesadores de 6 núcleos y 12 hilos (Ryzen 5 1600X), y de 8 núcleos y 16 hilos (Ryzen 7 1800X), a precios verdaderamente asequibles. Es cierto que, en términos de IPC, los procesadores Ryzen serie 1000 estaban por detrás de los Core serie 6000, pero su rendimiento en términos generales era excelente para el precio que tenían, y gracias a sus altas configuraciones multihilo tienen asegurada una larga vida útil.

Tras la llegad de Zen, y de los procesadores Ryzen 1000, AMD lanzó Zen+ (Ryzen 2000) y Zen 2 (Ryzen 3000), y se espera que en las próximas semanas la compañía de Sunnyvale mueva ficha de nuevo con Zen 3 (Ryzen 5000), una arquitectura que promete superar a Intel en todos los sentidos, incluyendo el valor precio-prestaciones.

A día de hoy AMD ofrece el mejor valor precio-rendimiento en casi todos los niveles del mercado de consumo general, aunque hay que reconocer que Intel ha abierto los ojos y por fin ha empezado a bajar precios. Por ejemplo, el Core i5 10600K rondaba los 300 euros en su lanzamiento, y ahora podemos encontrarlo por unos 240-250 euros. Lo mismo ocurre con el Core i5 10400F, que ha bajado a unos 140-150 euros, y con el Core i9 10900K, que ha bajado a unos 550 euros.

No importa si te gusta AMD o si prefieres Intel, gracias a la marcada competencia que existe entre ambos hoy en día puedes encontrar procesadores de ambas compañías a muy buen precio que son capaces de ofrecer un excelente rendimiento, pero entre todos ellos, ¿cómo es posible decidir cuál es el mejor procesador para jugar? Siento decirte que no existe una respuesta universal, pero sí una serie de criterios de decisión y de claves que te ayudarán a elegir el que mejor se adapta a ti.

Cómo elegir el mejor procesador para juegos: ¿Qué presupuesto tienes?

Es el punto de partida. Tu presupuesto determinará la gama en la que puedes empezar a buscar tu nuevo procesador. Antes de nada, quiero dejar clara una cosa, y es que nunca debemos destinar más de una cuarta parte de nuestro presupuesto al procesador, ya que en un PC para juegos el pilar centrar es, sin duda, la tarjeta gráfica.

Por ejemplo, si queremos montar un PC para juegos y tenemos un presupuesto de 600 euros, no deberíamos gastar más de 150 euros en el procesador, y si tenemos un presupuesto de 1.000 euros lo ideal sería no pasar de los 200 o 250 euros. Cuanto más inviertas en el procesador menos dinero podrás destinar a la tarjeta gráfica, y ahora mismo, a partir de los 150 euros ya podemos encontrar procesadores muy competentes.

Debemos tener en cuenta, además, que la relación rendimiento por euro invertido se reduce de forma notable en los procesadores más caros. De nuevo vamos con un ejemplo, comprar un Core i5 10400F nos permitirá jugar a cualquier juego actual con todas las garantías por unos 150 euros. Si montamos un Core i9 10900K, que cuesta 550 euros, disfrutaremos de unos FPS extra que se notarán, sobre todo, en resoluciones 1080p, pero esa diferencia no justificará ni de lejos la enorme inversión que hemos hecho.

El escalado rendimiento por euro invertido suele tocar techo en la gama media, ya que a día de hoy no se aprovechan procesadores de más de seis núcleos, y con la llegada de los juegos de nueva generación, desarrollados sobre las bases de PS5 y Xbox Series X, es probable que empecemos a aprovechar configuraciones con ocho núcleos reales.

Creo que la conclusión que debemos sacar de este punto está bastante clara, el primer paso para elegir el mejor procesador para el equipo gaming que queremos montar pasa por tener claro qué presupuesto tenemos, y por destinar una parte razonable del mismo a su compra. La regla general de una cuarta parte que hemos dado anteriormente es casi universal, es decir, tiene pequeñas excepciones, pero funciona en la mayoría de los casos.

Cómo elegir el mejor procesador para juegos: ¿A qué resolución vas a jugar?

Creo que es el segundo punto de partida por una razón muy sencilla, el impacto del procesador no es el mismo en todas las resoluciones, de hecho la diferencia que este marca al jugar en 1080p puede ser muy grande, mientras que en resolución 4K ocurre precisamente todo lo contrario.

Si vas a jugar en resolución 1080p, la tarjeta gráfica tendrá que soportar una carga de trabajo menor, podrá completar ciclos a mayor velocidad y necesitará que el procesador sea capaz de seguirle el ritmo. En este tipo de resoluciones, los procesadores como el Core i5 10600K, que tiene un alto IPC y alcanza frecuencias que rozan los 5 GHz con todos los núcleos activos, marcan una diferencia notable al arañar más fotogramas por segundo.

Cuando subimos la resolución a 1440p, la dependencia de la CPU se reduce, aunque sigue siendo considerable. En 2160p, el conocido estándar 4K, la situación cambia por completo, ya que la GPU tiene que lidiar con una enorme cantidad de píxeles y por ello tarda mucho más en completar ciclos de trabajo, lo que hace que el procesador pueda ir más relajado y reduce la dependencia de este, aliviando, como vimos en este artículo, los cuellos de botella que traen causa de la CPU.

Es muy sencillo. Imagina que trabajas de camarero y tienes que llevar una serie de platos a una mesa. Tú eres la GPU, y un compañero de cocina que te sirve los platos es la CPU. Este te proporciona los platos (datos) que necesitas llevar a esas mesas. La distancia de la cocina a las mesas es la resolución de pantalla, a más distancia, más tiempo tardarás en llevar los platos y en volver, y más tranquilo podrá ir tu compañero de cocina.

Con todo, ten en cuenta que hay unos niveles mínimos de los que nunca deberíamos bajar, incluso aunque vayamos a jugar en resolución 4K. El procesador sigue siendo una pieza fundamental de cualquier PC, y debemos evitar configuraciones totalmente desequilibradas, como por ejemplo unir una CPU de 50 euros con una GPU de 500 euros, y locuras por el estilo. A día de hoy, no recomiendo comprar nada por debajo de un Core i5 10400F o un Ryzen 5 3600, salvo casos muy concretos en los que el presupuesto sea extremadamente limitado.

Cómo elegir el mejor procesador para juegos: ¿Cuántos núcleos necesito?

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Es el siguiente paso para formar nuestro criterio de decisión. Ahora mismo, prácticamente todos y cada uno de los juegos que existen funcionan de forma óptima en CPUs con cuatro núcleos y ocho hilos, pero esto no quiere decir que el mejor procesador deba contar con esa configuración.

Hemos dado el nivel recomendado mínimo actual, pero ya hay juegos que escalan relativamente bien en procesadores de seis núcleos, y con la llegada de las consolas de nueva generación veremos un salto gradual que acabará aumentando los requisitos a nivel de CPU. Los chips de seis núcleos y doce hilos se acabarán convirtiendo en el estándar recomendado, y puede que en la etapa intermedia o final del ciclo de vida de Xbox Series X y de PS5 acabe siendo recomendable contar con un procesador de ocho núcleos.

La conclusión que podemos sacar de este punto es muy sencilla, pero quiero esquematizarla en una serie de puntos para que la tengáis más clara:

  • El mínimo óptimo a día de hoy son las CPUs de cuatro núcleos y ocho hilos.
  • A corto o medio plazo las CPUs de seis núcleos y doce hilos se convertirán en la solución recomendada para jugar en PC.
  • Es probable que a largo plazo los procesadores de ocho núcleos se conviertan en el nivel óptimo para mover juegos en compatibles.

El mejor procesador para jugar en PC depende de tu presupuesto y de la resolución a la que vayas a jugar, pero si quieres que tenga una buena vida útil debe tener, al menos, seis núcleos y doce hilos.

Cómo elegir el mejor procesador para juegos: La importancia del IPC y de los MHz

Tenemos claro que los núcleos importan, de hecho es el primer pilar que debemos valorar a la hora de analizar las especificaciones de un procesador. El motivo es simple, un procesador que no llega al número de núcleos o hilos recomendados para mover un juego concreto dará problemas muy graves que afectarán de forma severa al rendimiento, y que pueden acabar haciendo que la experiencia sea nefasta.

Por ejemplo, el Core i5 6600, que tiene cuatro núcleos y cuatro hilos, ofrece un alto IPC y un buen rendimiento en general, pero en títulos que escalan bien en ocho hilos o seis núcleos, como Battlefield V y Shadow of The Tomb Raider, muestra síntomas claros de agotamiento que ponen de manifiesto que no es capaz de mover ambos juegos de forma óptima.

Existen otros casos más extremos, como por ejemplo los procesadores de dos núcleos y cuatro hilos. Todavía pueden mover de forma óptima muchos juegos, pero su rendimiento en títulos como los que hemos citado anteriormente es tan pobre que se producen picos mínimos de FPS muy bajos, tirones y micro stuttering. Esto os ayudará a entender por qué he hecho tanto hincapié en que partamos de una configuración mínima de seis núcleos y doce hilos.

Una vez que hemos llegado al mínimo recomendado de núcleos e hilos, entra en juego el IPC. Elegir el mejor procesador para juegos no se limita a comprar el modelo con más núcleos, sino que implica optar por aquél que ofrece el mejor valor en términos de precio, núcleos, IPC y frecuencias de trabajo.

Cada arquitectura tiene su propio IPC, sus frecuencias máximas de trabajo y sus limitaciones, pero a día de hoy podemos decir que Intel y AMD han llegado a una especie de empate técnico en términos de IPC, un valor que se utiliza como referencia a las instrucciones por ciclo de reloj que puede completar un procesador. Cuantas más, mejor.

El rendimiento monohilo de una CPU se determina por el IPC, cuyo papel es prioritario, y también por las frecuencias de reloj, expresadas en MHz, cuyo papel es secundario. Un procesador con un IPC mayor funcionando a menos MHz puede rendir mucho mejor que otro con un IPC inferior funcionando a frecuencias mucho más altas. Piensa, por ejemplo, en lo que ocurrió con Pentium 4 y los Athlon 64, o en lo que sucedió con los AMD FX Piledriver y los Intel Core basados en Haswell.

Los procesadores Ryzen 3000 y los Core de sexta, séptima, octava, novena y de décima generación son los que mayor IPC tiene a día de hoy. Por su parte, los Ryzen 2000 tienen un IPC que está prácticamente al mismo nivel que los Core de sexta generación, mientras que los Ryzen serie 1000 quedan un poco por debajo de estos últimos.

Gracias a sus mayores frecuencias de trabajo, los procesadores Core de novena y décima generación ofrecen un rendimiento superior por núcleo frente a los Ryzen 3000, pero estos últimos alcanzan configuraciones multihilo más elevadas (hasta 16 núcleos y 32 hilos en el Ryzen 9 3950X, frente a los 10 núcleos y 20 hilos del Core i9 10900K).

Cómo elegir el mejor procesador para juegos: ¿Qué tarjeta gráfica vas a utilizar?

Una vez que tenemos claro todo lo anterior, nos queda un último punto fundamental para elegir el mejor procesador para el equipo que vamos a montar. Como hemos dicho, el rendimiento de la tarjeta gráfica puede verse limitado de forma muy marcada por el procesador, sobre todo en resoluciones bajas, y ya hemos explicado el porqué.

Normalmente, las tarjetas gráficas de gama media e inferiores, como las RTX 2060 Super, Radeon RX 5700 y similares (tenéis una guía de equivalencias en este enlace) se pueden aprovechar de forma óptima incluso en resolución 1080p con procesadores económicos, como por ejemplo un Ryzen 5 1600 AF o un Core i5 10400F. Si vamos a jugar en 1080p con tarjetas gráficas más potentes es recomendable optar por un Ryzen 5 3600 o un Core i5 10600K, siendo este último el que nos permitirá maximizar el rendimiento gracias a sus altas frecuencias de reloj.

Una vez que hemos llegado al nivel del Core i5 10600K, adquirir un procesador más potente no marcará una diferencia notable, ni siquiera en resolución 1080p, aunque utilicemos una tarjeta gráfica tan potente como la RTX 3080 o la RTX 3090, así que no merece la pena invertir 400 o 500 euros en comprar un procesador tope de gama si nos vamos a limitar a jugar.

Ya hemos explicado las causas de esta realidad de forma indirecta en los puntos anteriores,  pero vamos concretarla antes de terminar. Los juegos actuales no escalan en más de seis núcleos, pero pueden aprovechar un mayor IPC y unas frecuencias de trabajo más elevadas, lo que explica por qué un Core i5 10600K de 6 núcleos y 12 hilos puede superar, en juegos, a un Ryzen 9 3900X de 12 núcleos y 24 hilos. No se aprovechan todos los núcleos del segundo.

Como hemos dicho, no podemos establecer una recomendación universal para todos los casos, pero gracias a todo lo que hemos explicado hasta ahora podemos establecer una serie de recomendaciones fijas que ofrecen, hoy por hoy, el mejor valor en relación rendimiento por euro invertido, y que son una buena compra a todas luces:

Si tienes un presupuesto inferior a los 150 euros: lo mejor que puedes encontrar ahora mismo es, curiosamente, el Core i5 10400F, que ronda los 140-150 euros. Ofrece seis núcleos y doce hilos a 2,9 GHz-4,3 GHz. El Ryzen 5 3600 sería una buena opción si su precio no se hubiera disparado hasta los 200 euros.

Si tu presupuesto ronda los 250 euros: en este caso el Core i5 10600K es una buena compra si vamos a jugar en 1080p y queremos maximizar la tasa de FPS para aprovechar un monitor con una alta tasa de refresco. En caso de que vayamos a jugar en resoluciones superiores, lo mejor es invertir un poco más y hacernos con el Ryzen 7 3700X, un chip que tiene 8 núcleos y 16 hilos y que podrá superar por completo toda la etapa de transición de las consolas de nueva generación. Se puede comprar desde 266 euros. Es el mejor procesador dentro de su rango de precios.

Procesadores de 300 euros o más: no son una buena opción, ya que como he dicho anteriormente la relación rendimiento por euro invertido se reduce notablemente en juegos, debido a que estos no escalan en más de seis núcleos. Con todo, si vais a utilizar vuestro PC para algo más que para jugar, o si vais a hacer streaming u otras tareas mientras jugáis, ese tipo de procesadores adquieren mucho sentido. Ahora mismo el mejor procesador de más de 300 euros es el Ryzen 9 3900X, un chip que tiene 12 núcleos y 24 hilos y que se puede comprar desde 388 euros.

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