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Cinco razones por las que merece la pena jugar en PC y otras cinco para jugar en consolas

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Jugar en PC o en consola, una decisión complicada que se ha convertido, sin duda, en una de las preguntas más frecuentes a día de hoy. El mundo del gaming ha experimentado una evolución importante durante los últimos años y sus efectos se han dejado notar a todos los niveles.

La línea que separaba a ambos dispositivos se ha ido difuminando hasta tal punto que los sistemas actuales son, a grandes rasgos, «PCs consolizados». No hablamos sin razón, tanto PS4 como Xbox One utilizan componentes de tipo PC, como procesadores AMD Jaguar x86 y GPUs Radeon con diseños semi-personalizados, así que cuando hablamos de jugar en consolas realmente lo estamos haciendo en un «PC consolizado».

Puede que alguno de nuestros lectores esté pensando qué diferencia había entre estas consolas y las generaciones anteriores para justificar todo lo que hemos dicho en el párrafo anterior, y la respuesta no es complicada. Sistemas como PS3 y Xbox 360 llegaron con componentes personalizados que no estaban disponibles en el mercado de consumo general, es decir, no se podían conseguir (la mayoría de ellos) en versiones para PC.

Por ejemplo, PS3 tenía una GPU semipersonalizada basada en la GeForce 7800 GTX de NVIDIA, pero con un importante recorte a nivel de especificaciones,  ya que reduce las unidades de rasterizado de 16 a 8 y el bus de memoria de 256 bits a 128 bits. Su corazón era un procesador Cell, un chip desarrollado por IBM que tuvo casi tantos admiradores como detractores. Con Xbox 360 ocurrió algo similar, ya que la consola de Microsoft venía con un procesador PowerPC de triple núcleo a 3,2 GHz y contaba con una GPU Radeon personalizada que fue de las primeras en integrar shaders unificados (un total de 240).

En generaciones anteriores este enfoque se ha mantenido de una manera clara, y en ocasiones ha llegado a ser incluso mucho más marcada, basa recordar la compleja configuración de doble procesador Hitachi que utilizó SEGA en su Saturn para entenderlo.

Ha llovido mucho desde entonces. Hoy tenemos entre nosotros sistemas x86 diseñados para jugar que se diferencian del PC a través de elementos muy concretos. No hay duda de que consiguen mantener las distancias gracias a una serie de ventajas que han perfilado la esencia de esos «PCs consolizados», pero también presentan carencias y desventajas importantes.

En este artículo queremos compartir con vosotros cinco razones por las que creemos que todavía merece la pena jugar en PC, y otras cinco por las que pensamos que también puede ser buena opción jugar en consolas. Como podréis ver no queremos demostrar favoritismos injustificados hacia ninguna plataforma, solo ofreceros una visión clara e imparcial de las ventajas de una y otra para que seáis vosotros, al final, los que decidáis.

Cinco razones por las que jugar en PC

El PC se consolidó como una plataforma para juegos hace ya varias décadas, aunque es cierto que la primera gran revolución en este sentido se vivió, primero, en la década de los ochenta, y posteriormente en la década de los noventa, cuando se produjo la llegada de juegos tan importantes como DOOM y el debut de las tarjetas gráficas aceleradoras 3D.

Jugar en PC se convirtió en una opción cada vez más interesante, no solo por la mayor potencia de la plataforma, que en aquellos momentos sí que se aprovechaba de verdad, sino porque además contaba con juegos exclusivos muy apetecibles, y con otros que, a pesar de no ser exclusivos, solo ofrecían una experiencia verdaderamente óptima en dicha plataforma.

Por desgracia los desarrollos se han ido centrando cada vez más en las consolas, y esto ha hecho que el PC haya dejado de recibir exclusivas triple A que aprovechen, de verdad, todo su potencial. Me atrevería a decir que uno de los últimos juegos exclusivos de primer nivel que realmente demostró el potencial del PC fue Guild Wars 2, un juego lanzado en 2012 que hoy sigue luciendo de maravilla.

La situación no va a cambiar, vamos a seguir viendo desarrollos centrados en consolas que llegarán en mejor o peor estado a PC. El desastroso Red Dead Redemption 2 es el mejor ejemplo reciente de cómo no se deben portar los juegos a compatibles, pero a pesar de todo merece la pena jugar en PC, y estas son las cinco razones más importantes.

1.-El precio de los juegos y los regalos de algunas plataformas digitales

Jugar en PC es mucho más barato si tenemos en cuenta el precio de los juegos de Xbox One y PS4. Esto ha sido posible gracias al empuje de plataformas como Steam, Good Old Games, Humble Store y Epic Games Store, pero no debemos pasar por alto que, además, disfrutaremos de ofertas periódicas y de juegos gratuitos con frecuencia.

Por ejemplo, hace nada la Epic Games Store regaló la trilogía Batman Arkham para PC, y en otras plataformas de distribución digital también hemos visto movimientos de este tipo. Incluso EA se ha atrevido a regalar algún juego a través de Origin y sí, por suerte es una tendencia que no creemos que vaya a cambiar a corto plazo.

La diferencia de precios entre un juego para PC y el mismo para consolas puede llegar a ser muy marcado, tanto que al final puedes acabar ahorrando entre un 20% y un 80%. Haz cuentas, esto quiere decir que un título puede costar 60 euros en consolas y estar disponible en PC por 20 euros. ¿Quieres más? Pues piensa en los Humble Bundle y en los packs de juegos que aparecen muchas veces en Steam, que permiten comprar títulos por un valor de más de 100 euros por menos de 20 euros.

Con lo que ahorras puedes ir guardando dinero y preparar los fondos para disfrutar de tu próxima actualización de hardware, o hacerte con ese nuevo periférico que te había dejado anonadado y que tanto quieres.

2.-Disfruta de los juegos en su máximo esplendor

Es sin duda una de las ventajas más importantes que tiene jugar en PC, tú eres quien decide la configuración de los juegos, siempre que el hardware de tu equipo tenga la potencia suficiente para mover los ajustes que estás intentando utilizar.

Para entenderlo mejor lo ideal es un ejemplo. Si juegas en PS4 estarás limitado a juegos que, en el mejor de los casos, funcionarán en 1080p a 30 FPS y con unos ajustes de calidad que, a grandes rasgos, suelen equivaler a «medio» con algunos aspectos en bajo. Con Xbox One la experiencia es incluso inferior, ya que muchos juegos tienen que funcionar en 720p o 900p, aunque en otros los desarrolladores han optado por resolución dinámica que escala en tiempo real, lo que significa que parten de 1080p pero reducen en horizontal por debajo de 1.920 píxeles en función de la carga gráfica.

En PC puedes disfrutar de los juegos como tú quieras, configurar el equipo de inicio con componentes capaces de mover resoluciones y ajustes concretos, y ampliar su tarjeta gráfica, su procesador o cualquier otro componente cuando sea necesario para seguir jugando a un nivel que cumpla con tus expectativas, y sin tener que hacer una inversión enorme para conseguirlo.

Hoy en día puedes montar PCs para jugar y disfrutar de una buena experiencia por 400 euros, y si a partir de los 600 euros nos empezamos a mover en niveles muy interesantes. Sé que la optimización puede marcar una gran diferencia entre jugar en consolas y en PC, pero créeme, no está libre de sacrificios.

Para poder optimizar tanto los desarrolladores acaban optando por reducciones de calidad gráfica muy marcadas que, en algunos casos, llegan a producir un aspecto ligeramente borroso. No es casualidad, esa pérdida de nitidez redunda en una menor exigencia a nivel de potencia gráfica y contribuye a mejorar el rendimiento.

Jugar en PC te permitirá disfrutar de una nitidez total y te dará todas las opciones que necesitas para que seas tú quien elija cómo quiere disfrutar de un juego en concreto. ¿Fluidez o calidad gráfica? Tú decides, pero si tu equipo lo permite (por potencia) no tendrás que renunciar a ninguna.

3.-Tecnologías avanzadas que añaden valor

El PC suele ser el puerto de llegada de las nuevas tecnologías que se acabarán imponiendo, de una manera u otra, en el sector tecnológico y en el mundo del gaming. Esto quiere decir que si juegas en dicha plataforma podrás ser el primero en disfrutarlas, y además tendrás acceso a otras tecnologías exclusivas que probablemente nunca acaben llegando a consolas.

Uno de los ejemplos más recientes lo tenemos en el trazado de rayos, un método de renderizado muy exigente que se ha ido abriendo camino en compatibles gracias al empuje de NVIDIA y que, como sabemos, llegará a la próxima generación de consolas. El gigante verde fue la primera en apostar por esta tecnología, pero está confirmado que AMD se está preparando para dar el salto también con la arquitectura RDNA de segunda generación, que estará presente en PS5 y Xbox Scarlett.

El trazado de rayos marca un avance importante en lo que a calidad gráfica se refiere y está llamado a convertirse en el próximo gran estándar del sector, siguiendo los pasos de T&L, y cabe esperar que su evolución sea más espectacular en PC por la mayor potencia de éste.

No hace falta, sin embargo, que nos adelantemos tanto para entender bien este punto. Piensa, por ejemplo, en el valor que han añadido los SSDs a la hora de jugar en PC y el tiempo que llevamos disfrutando de sus ventajas, y también en otras tecnologías dedicadas al mundo del gaming como la iluminación inmersiva, que ha demostrado con sus últimos avances que puede contribuir de manera clara a mejorar la experiencia en varios juegos.

4.-No tienes que pagar por jugar online

Uno de los mayores problemas que representa jugar en consolas es que tienes que pagar por el modo online. Tanto Sony como Microsoft ofrecen juegos gratis que se renuevan con carácter mensual para añadir valor a un modelo de suscripción que ha sido ampliamente cuestionado.

Para que nos entendamos, en PC pagas tu conexión a Internet, compras un juego y listo, disfrutas sin limitaciones de su modo online y juegas con tus amigos cuando y como quieras. En consola esto no funciona así, algunos juegos (una minoría) pueden ofrecer un modo online cuando sea imprescindible por su propia naturaleza, pero normalmente acaba estando muy limitado, y en la mayoría de los casos no podrás jugar en línea si no te suscribes al servicio correspondiente: Xbox Live Gold o PS Plus.

Si abandonas la suscripción dejarás de tener acceso al modo online, y dependiendo de la plataforma en la que juegues perderás el acceso a los juegos que habías conseguido gratuitamente. Si juegas, por ejemplo, en PS4 el coste mensual es de 8,99 euros, pero si pagas un año de golpe el pago es de 59,99 euros, lo que significa que el coste baja a 5 euros al mes.

Tanto Sony como Microsoft obtienen una importante suma de ingresos a través de estos servicios, así que no es algo que vaya a cambiar ni a medio ni a largo plazo, de hecho podemos estar convencidos de que se extenderá a PS5 y Xbox Scarlett. En PC no pagas por el online y puedes conseguir, como dijimos, juegos gratis que sí serán tuyos para siempre.

5.-Retrocompatibilidad total y más opciones de control

Sí, ya sé que Microsoft está ofreciendo retrocompatibilidad en Xbox One y que tiene pensado extenderla a Xbox Scarlett, y que Sony hará lo mismo con PS5, pero en PC es otro nivel. Gracias a los modos de compatibilidad con versiones anteriores de Windows 10 podemos seguir jugando a títulos muy antiguos, y los esfuerzos de la comunidad han hecho posible la llegada de revisiones de clásicos como Resident Evil 2 con un apartado gráfico mejorado mediante IA.

La retrocompatibilidad de juegos en PC no tiene nada que ver con la que podemos encontrar en consolas, es otro mundo, y esto es positivo para el usuario, ya que le permite seguir disfrutando de sus juegos favoritos aunque actualice el hardware de su equipo con cierta frecuencia.

En cuanto a las opciones de control estoy seguro de que todos sabéis por dónde voy. Las consolas se han ido abriendo a la posibilidad de utilizar ratón y teclado en sus juegos, pero aún así siguen sin igualar la libertad y la facilidad de configuración que tenemos en PC a la hora de utilizar diferentes sistemas de control.

Tú decides cómo quieres jugar a un juego en PC. ¿Te manejas mejor con ratón y teclado en un juego como The Division 2 por el tema de la precisión a la hora de apuntar? Pues adelante. ¿Prefieres un mando de control por la comodidad de los sticks analógicos? Sin problema, puedes cambiar entre ambos controles sobre la marcha y disfrutar de la experiencia como tú quieras.

Cinco razones por las que jugar en consolas

Las consolas han experimentado una transición muy importante durante las últimas décadas. El paso del cartucho al CD hizo posible la llegada de avances tecnológicos muy importantes, como las secuencias cinemáticas pre-renderizadas y la introducción de grandes cantidades de diálogos y música de alta calidad.

También se produjo un salto muy marcado con la llegada de las primeras consolas capaces de manejar, de verdad y de forma efectiva, gráficos tridimensionales. SEGA Saturn y PlayStation fueron las grandes abanderadas de la primera generación 3D, y posteriormente se unió a ellas Nintendo 64, aunque con una particularidad importante, y es que esta mantuvo los cartuchos.

El hardware especializado marcó un valor claro y diferenció a las consolas del clásico PC para jugar, una tendencia que, como dijimos, se rompió totalmente con PS4 y Xbox One. Todavía recuerdo lo impresionado que quedé en su momento al leer en una revista especializada (cuando el papel dominaba la información tecnológica) sobre el Emotion Engine de PS2, un chip producido por Sony y Toshiba.

En la siguiente generación Sony decidió utilizar el Cell de IBM y una versión recortada de la 7800 GTX de NVIDIA, y finalmente en PS4 tenemos una CPU Jaguar de AMD y una GPU Radeon que queda a medio camino entre una HD 7850 y una HD 7870.

La idea del hardware personalizado se ha perdido, pero jugar en consolas todavía ofrece algunas ventajas frente al PC, y a continuación vamos a ver las cinco más importantes.

1.-Todo es mucho más simple

Puede que alguno se esté tirando de los pelos al leer esto, pero es verdad. No todo el mundo tiene la misma experiencia trasteando con un PC, y las consolas ofrecen una experiencia de uso simple, segura y efectiva, en la que todo funciona (casi siempre) como debe.

Llegas a casa, enciendes la consola, introduces el juego nuevo que te has comprado y listo, a jugar. Nada de preocuparte por los drivers, por los ajustes y la configuración del hardware o por posibles incompatibilidades, todo está hecho para que el usuario no tenga que hacer nada complicado.

Es cierto que la experiencia de uso ha cambiado con el paso del tiempo, pero sigue siendo mucho más cómoda y simple incluso aunque tengamos que instalar los juegos y ciertas actualizaciones, y representa un valor diferenciador frente al PC.

Una consola funciona en todo momento sin complicaciones, esa es la idea. Muchos usuarios no quieren complicarse, quieren jugar y tener la seguridad de que no tendrán que calentarse la cabeza con cambios de hardware o nuevas configuraciones. Para ellos son, sin duda, la mejor opción.

2.-Los juegos exclusivos son un caramelito

Ya lo hemos anticipado arriba, los desarrollos exclusivos en PC brillan por su ausencia y si queremos disfrutar de joyas como Bloodborne o Halo 5: Guardians, por poner dos ejemplos muy conocidos, tenemos que optar por hacernos con una PS4 o una Xbox One, respectivamente.

Tanto Sony como Microsoft invierten ingentes cantidades de dinero en el desarrollo de juegos exclusivos que no llegarán a PC, una plataforma que ha quedado bastante olvidada y que no recibe un buen exclusivo que aproveche realmente todo su potencial en términos de hardware.

En el caso de PS4 los juegos exclusivos han marcado una gran diferencia. Xbox One también ha tenido exclusivas interesantes, pero en esta generación tenemos que reconocer que la primera se ha impuesto de una manera contundente, y eso que todavía están por llegar maravillas como The Last of Us Part II y Final Fantasy VII Remake.

Los juegos exclusivos son uno de los mayores alicientes para jugar en consola, lo tengo muy claro, de hecho lo viví «en mis propias carnes», ya que compré una PS4 para poder jugar a Bloodborne, y posteriormente acabe «picando» otros exclusivos como Horizon Zero Dawn y The Last of Us.

3.-Hardware, prestaciones y precio

Las consolas suelen ofrecer, tanto en el momento de su lanzamiento como en la primera mitad de su ciclo de vida, un excelente valor en términos de hardware y de rendimiento por el precio que tienen. Esto es posible gracias a los acuerdos de los grandes del sector con los principales proveedores de componentes, que desarrollan soluciones semipersonalizadas a un coste relativamente bajo.

Esa es la clave que permitió que PS4, equivalente en su momento a un PC de gama media, costase solo 400 euros. Solo la GPU que utilizaba dicha consola habría costado en su equivalente más cercano para compatibles unos 200 euros. A dicha cifra añadid procesador, placa base, memoria RAM

Pero esto no es todo, tanto Sony como Microsoft suelen estar dispuestas a asumir pequeñas pérdidas en el lanzamiento de sus consolas para asentar rápidamente una gran base de usuarios y potenciar los ingresos obtenidos por la venta de juegos y de servicios, algo que contribuye a que el precio de venta sea mucho más competitivo.

Ese valor se va manteniendo con el paso del tiempo gracias a la bajada de precio que experimentan las consolas, sobre todo en la segunda mitad de su ciclo de vida, y al excelente soporte que reciben gracias a la optimización y a los desarrollos centrados en ellas para que sus limitaciones no sean un problema.

4.-Adiós a las actualizaciones de componentes

Comprar una consola en el momento de su lanzamiento te garantiza varios años de uso sin que tengas que preocuparte por tener que renovar, y tendrás la tranquilidad de que todos los juegos que recibirá funcionarán «como deben». Puede que la calidad gráfica no esté al nivel de un PC, pero tendrás una experiencia «buena» y totalmente jugable.

Este punto enlaza con el primero, pero merece ser considerado individualmente, y para entenderlo mejor vamos con un ejemplo. Piensa, por un momento, en los que compraron un PC de gama media en 2013 con un hardware equivalente al de PS4 y en lo mal que funcionarían en él juegos como Red Dead Redemption 2 y Control, entre otros.

PS4 puede mover ambos juegos de una manera más que aceptable a pesar de todo el tiempo que tiene, y tiene por delante todavía al menos un par de años, lo que nos deja un ciclo de vida aproximado de ocho años. Ahora piensa, ¿podría ofrecer un PC montado en 2013 con un presupuesto de 400 euros ofrecerte esa vida útil? La pregunta se responde sola.

A mi juicio esta es una de las ventajas más importantes que ofrecen las consolas a la hora de jugar si las comparamos directamente con un PC. Si tienes un presupuesto muy ajustado y quieres estar seguro de que podrás jugar a todo sin problemas durante muchos años deberías plantearte apostar por una consola.

5.-Soporte y refinamiento

Las consolas reciben un soporte mucho mayor, y esto se extiende a sus juegos. Por desgracia cada vez más lanzamientos en PC tienen un debut desastroso, tanto que no es posible jugar en condiciones mínimamente aceptables, y la solución no siempre llega a tiempo, de hecho algunas veces ni llega.

Si hablamos de PS4, Xbox One y Nintendo Switch la realidad es totalmente distinta. No estoy diciendo que no tengan problemas, pero sí que estos suelen ser mínimos y que cuando se producen es cuestión de días hasta que llegue un parche que los resuelva casi por completo.

Pero esto no es todo, los grandes del sector también trabajan de manera continuada para refinar sus consolas a todos los niveles. Esto hizo posible liberar recursos CPU y RAM a los desarrolladores tanto en PS4 como en Xbox One, un movimiento que tuvo un impacto visible en los requisitos de los juegos para PC.

Comprar una consola es toda una garantía de facilidad de uso y de soporte durante años, y como dijimos sin tener que entrar en complicadas configuraciones que puedan acabar por arruinarnos el día.

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