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Sega no se atreve con una Dreamcast mini porque sería cara de fabricar, ¿pero realmente es así?

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Desde que Sega presentó Mega Drive mini hace ya unos años muchos usuarios, entre los que me incluyo, hemos soñado con la posibilidad de que la compañía japonesa lance una Dreamcast mini. También se ha especulado con una posible Saturn mini, y la verdad es que Sega siempre se ha mostrado abierta y receptiva a ambos proyectos, pero nunca ha llegado a confirmarlos.

Con el anuncio de Mega Drive 2 mini este tema volvió a la palestra, y Sega mantuvo la actitud de siempre. ¿Qué es lo que frena realmente a la compañía japonesa, qué le impide lanzar una Dreamcast mini? En una entrevista con la conocida revista Famitsu el productor de hardware clásico de Sega, Yosuke Okunari, ha explicado que el principal obstáculo viene dado por los altos costes de producción.

Sí, habéis leído bien, el ejecutivo dijo que debido al impacto que ha tenido la COVID-19 el desarrollo de nuevas plataformas se ha estancado, y que el coste total de los componentes necesarios para crear una Dreamcast mini sería «bastante alto». Entiendo que no nos encontramos en la situación idónea por el alto precio que han alcanzado los semiconductores y otros componentes básicos para la industria tecnológica, pero me resulta un poco difícil de entender la explicación que ha dado Okunari.

Dreamcast mini no necesitaría de un hardware muy potente

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Y la razón principal es la que os acabado de dar. Una Dreamcast mini partiría del mismo modelo que Mega Drive mini, es decir, utilizaría un emulador para mover el sistema y los juegos de la consola original. Si miramos los requisitos que tienen emuladores esta consola para Android, como Reicast, por ejemplo, nos encontramos con unas exigencias muy modestas:

  • CPU de doble núcleo Cortex-A9 a 1,2 GHz.
  • GPU Mali 400 o equivalente.
  • 512 MB de RAM.

Mega Drive mini monta un chip ZUIKI Z7213 con CPU de cuatro núcleos Cortex-A7 a 1,3 GHz, tiene una GPU Mali-400 y 256 MB de RAM. Como vemos, no hay una diferencia especialmente grande entre el silicio de esta consola y lo que necesitaríamos para dar forma a una Dreamcast mini totalmente funcional basada en el emulador Reicast. Está claro que al montar una CPU basada en la arquitectura Cortex-A9 y doblar la memoria RAM se produciría un aumento de los costes, pero este debería ser mínimo.

Donde sí que podría haber un problema es en el almacenamiento, y creo que por ahí es por donde viene realmente la preocupación de Okunari. Hay que pensar que Dreamcast utilizaba CDs de 1 GB de capacidad, y que algunos juegos utilizaban varios de estos discos. Obvia decir que para dar forma a un catálogo de juegos interesante y atractivo una Dreamcast mini tendría que contar con más de 20 juegos, como mínimo.

Si partimos de una media de 1,25 GB de espacio ocupado por juego, Sega necesitaría 32 GB de almacenamiento para meter 25 juegos y el sistema operativo de la consola, una cifra que sí que podría representar un aumento considerable de los costes de fabricación, aunque de nuevo cabe preguntarse si realmente sería tan grave como plantea Sega. Viendo que PS1 mini classic tiene 16 GB de capacidad de almacenamiento y 1 GB de RAM, creo que la pregunta se contesta sola.

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